La hoja de ruta va por buen camino

La alineación trajo novedades, más allá de las bajas de Cedric y Pablo Bobadilla. Soko volvió al once y el míster madrileño le dio continuidad a Simón en el lateral izquierdo para reubicar al reincorporado Satrústegui al centro de la zaga. Esta vez fue Mantilla el damnificado.

Muchos tramos de la Ruta de la Plata son como la mayor parte del tiempo en los partidos del Racing. Planos. Aburridos. Páramo. Porque Romo sigue la filosofía de los letreros luminosos de las autovías:«Lo importante es llegar». Lo de correr, lo de gustar, es accesorio. Yasí, como quien pierde la noción del tiempo en Salamanca y de repente se da cuenta que ha llegado a Guijuelo, pasaron veinte minutos del partido de ayer. Luego hay que echarle imaginación para llenar esta crónica. Hasta entonces, el Zamora parecía hacer alguna cosita más, pero bien es cierto que en el centro del campo. Pura bisutería. Un tiro de Carlos Ramos desde Benavente y con destino a Fermoselle fue la primera tentativa sobre una de las dos porterías. Ya en el minuto 23. La del Racing, siete después, llegó en disparo de Unai Medina, tras un rechace a la salida de un córner, que mandó a la grada. Había hecho una temperatura muy agradable durante toda la jornada en Zamora. Entre que el sol comenzaba a decaer y que el nivel del encuentro no mejoraba ni un ápice, era para quedarse frío.

Menos Guillermo Fernández Romo, por supuesto. Porque lo que había se ajustaba a la perfección al guion habitual. Partido en maduración; rival lejos de la portería... Ya llegará. Ese es El Plan. Sí, con mayúscula. A 80, aunque llegues más tarde, nunca te pilla el radar por la autovía. Allí, a la carretera, la mandó Borja Domínguez en un tiro desde la frontal del área. Cuando ustedes iban al colegio, quizá tuviesen una de esas reglas con una plantilla de todo el abecedario. Así son tantos y tantos partidos del Racing. Romo tiene un molde guardado en el vestuario y le salen prácticamente calcados. Otro balón enviado al Duero, esta vez por Fausto Tienza, dio por concluida la primera mitad. Para amenizar el paso por el área de descanso, 'Live is life', de Opus. Así es la vida. Así es el Racing y así hay que quererlo.

Porque al final, aunque te haga sufrir, luego te hace ojitos y le perdonas todo. A veces, incluso te da alegrías. Un minuto después de reanudar el camino, los procesos de Romo hicieron clic como un fantástico puzle sideral. Borja Domínguez colgó una falta lateral desde la derecha. Rosquita hacia dentro. Y el renacido Fausto Tienza elevó la cabeza un poco más que los demás. Gol al maletero. Peaje superado. Continúe.

El Racing metió la sexta marcha y puso velocidad de crucero. Con el 0-1 en el marcador, el hasta entonces animoso Zamora recordó que es penúltimo en la clasificación; que sólo ha ganado dos partidos y que apenas ha marcado seis goles. Vamos, que se vino abajo. Y el equipo cántabro le atropelló. Tienza realizó una buena apertura a la izquierda hacia la subida de Simón. El centro del chaval fue magnífico. En el segundo palo esperaba Manu Justo. Cabecita. Segundo gol en dos sustituciones de Cedric. El gallego encuentra su sitio.

En la cuneta y con la rueda pinchada, David Movilla introdujo tres cambios para tratar de levantar el ánimo y las prestaciones de su equipo. Un disparo desde la frontal y otro de falta desde el lateral del área no fueron suficientes como para recortar distancias. En el otro banquillo, Romo dio entrada a Sergio Marcos, primero, y a Harper y Marco Camus, después. Borja Domínguez, Soko y Manu Justo se fueron a la ducha. Y mientras, Pablo Torre, con los brazos cruzados a la espalda en la banda. Con 0-2 no merece arriesgarle. Y si le hubiese mandado al autobús, con la calefacción puesta, mejor, para que no cogiese frío. En el 83, el míster le dijo al de Soto de la Marina que dejase de pasear la cometa a la intemperie y le sentó a su lado.

El partido ya estaba dormido. Anestesiado. Y cuando llega la somnolencia, lo mejor es parar. Un gol anulado a Harper tras un fantástico pase de Simón no subió al marcador. Aunque al final lo que parecía una tarde plácida sí que se cobró un peaje por avería mecánica. Álvaro Bustos acabó lesionado. Llevaba unos partidos renqueante y a un nivel más bajo de lo habitual y ayer su situación empeoró.

De repente, el caos. De portería a portería. Parera evitó el manchón y justificó el sueldo con la parada de la tarde a un cabezazo de Dieguito que buscaba la escuadra. En el lado contrario, Harper galopó hacia el área, pero su disparo se marchó demasiado cruzado. Entonces fue Satrústegui quien obstaculizó el tiro de Jorge Fernández en su camino hacia la portería. Y hubo otra más.

Camus, pese a su buen rendimiento, se quedó de nuevo en el banquillo, opacado por Patrick Soko. El canterano debió pensar que, si le quiere quitar el puesto al camerunés, tendrá que hacer lo mismo. Y el cántabro copió la jugada del africano en Badajoz. Desde su campo, se fue de todos. Con una velocidad aplastante. Como un sprinter midiéndose a alevines. Se metió en el área. Pudo chutar. Se lo merecía. Pero quiso compartir la gloria, o quizá la responsabilidad, porque él ya había cumplido hasta ahí. Cedió a su derecha a Harper y el escocés de Málaga hizo el tercero. Camus lo celebró como si el tanto fuese suyo y hubiese valido la Champions.

El triunfo supone tres puntos con bonus. Porque rivales directos como la Unión Deportiva Logroñés, el Unionistas y el Badajoz se dejaron unidades por el camino. Segundo, a tres puntos del líder, el Deportivo –ese partido al que no se presentó el Extremadura...–. Segundo, con cinco puntos de colchón sobre el sexto clasificado, la frontera con el play off. El Plan continúa. Confiemos en El Plan.