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xHace quince años, José Francisco se había encelado en un proyecto: sacar adelante una trainera femenina en Astillero. Entonces solo había un puñado de tripulaciones y el gallego, que seguía siendo el pope de la ría de Solía, lo consiguió adelantándose en cierto modo a ... su tiempo. Tanto es así que la San José XII, que era el barco en el que bogaban María Gil y sus remeras estuvo en las dos primera ediciones de la Bandera de La Concha, para las que no hizo falta ni siquieraclasificatoria: se invitaba los cuatro botes con más nivel del momento. Las azulonas fueron subcampeonas en esas dos primeras ediciones, con solo cuatro tripulaciones en liza (se saltó a ocho en 2016) y después, como le ocurrió a todo el remo cántabro, zozobra.
Esta tarde Astillero hizo historia. Tras un primer año de crecimiento, las cántabras se clasificaron por tercera vez para la Bandera de la Concha. Es también la tercera vez que entra un barco cántabro en la categoría femenina. Una clasificación relativamente sorprendente –aunque conscientes de las dificultades, iban a buscarla–, pero sobre todo a lo grande. Con el tercer mejor tiempo de la tarde y dejando fuera entre otros, a Hondarribia y Cabo Cruz.
Se esperaban peores condiciones en la bahía donostiarra, pero en contra de las predicciones el mar estuvo más en calma de las que las tripulaciones estaban mentalizadas a navegar y Astillero se adaptó bien. No por el tópico de que es un bote de ría, sino porque está protagonizado un verano casi perfecto.
Tenían que verse las azulonas con 19 traineras, entre ellas siete de la Liga Euskolabel –Donostiarra, como ocurre en la regata masculina, está clasificada por defecto– en la clásica contrarreloj con intervalos de un minuto sobre un campo de regatas reducido La mitad del clásico, es decir, milla y media. Y las cántabras se clasificaron holgadas. A once segundos exactos de Arraun Lagunak, tiránica campeona de Liga, pero en la tercera plaza y con casi seis segundos de renta sobre Orio, que séptima en San Sebastián a punto estuvo de ser otra de las sorpresas negativas: solo 84 centésimas le sacaron a Zumaia, que se quedó fuera.
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Al final la clasificación quedó comandada por Arraun Lagunak (10.55.32), seguida por Tolosaldea (11.02.62), Astillero (11.06.32), Chapela (11.07.02), Hibaika (11.11.16), Kaiku (11.11.68) y Orio (11.12.06).
Las cántabras se convirtieron así en la moderada sorpresa de la tarde (estaban entre las candidatas) junto a Chapela y Kaiku, dejando fuera a tres claras candidatas como Hondarribia, Zumaia y Zarautz. Esta vez no –como sus rivales– invitadas, sino tras clasificarse en el agua. Estarán así este domingo en la primera de las dos regatas que decidirán la bandera de este año.
Buscarán, porque su tiempo de ayer las avala, la tanda de honor en la que previsiblemente se decidirá la bandera el próximo 8 de septiembre. Aspiran a estar entre las cuatro que cierren el programa, pero el solo hecho de bogar en San Sebastián denota que el proyecto astillerense va muy en serio y ya es mucho más que eso. Una tripulación de referencia.
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