El Ayuntamiento, pendiente de un informe de los campos de rugby para actuar

Miembros de las directivas de ambos equipos se han reunido ya con la nueva concejala de Cultura y Deporte, María Luisa Sanjuán, que como ha confirmado ella misma ha solicitado un informe del estado en que se encuentran ambas instalaciones y las reformas que sería necesario llevar a cabo para que ambos equipos puedan afrontar la temporada sin ninguna dificultad. De hecho, se busca una solución a corto plazo para que posteriormente, y ya de cara a la temporada 20-21, se pueda pensar en un plan más ambicioso y definitivo.

Será cuando se reciba esta documentación y tras su posterior análisis cuando se decida qué hacer, sin que se haya especificado si se actuará en los dos campos, solo en uno de ellos -y en ese caso en cuál- o si se deberá habilitar otro tipo de solución. En cualquier caso, las actuaciones se deben llevar a cabo este mismo verano para que todo esté listo para el comienzo de la temporada 2019-2020.

El 1 de septiembre todos los campos de categoría nacional deben estar homologados y cumplir con unos requisitos que hace tiempo estableció la Española de Rugby. Y San Román y La Albericia no los satisfacen. La Federación lleva tiempo instando a los diferentes clubes a que adecuen sus instalaciones: distancias de seguridad, materiales en los campos de hierba artificial... Y dando prórrogas para que se acometieran las mejoras. Para el campo del Ruth Beitia, una prórroga extraordinaria finalizará el próximo día 13 de julio. Y la del Aldro Independiente concluye ese 31 de agosto.

Lo que peor pinta tiene es el caso del Aldro Energía Independiente. El feudo de los verdes, San Román, fue remodelado de cara a esta pasada temporada, la 2018-2019, para ganar unos metros de anchura y longitud, pero esas obras no son suficientes. Hay que alargar algo más el campo. Y cambiar el césped artificial, bajo el que hay que incluir una capa de amortiguación. Una obra que podría rondar los 250.000 euros, según los cálculos del club. La anchura del campo, cercana en una de las bandas a un talud y a elementos fijos, también aparece como un escollo, aunque más salvable.

Para la próxima temporada se exigen unas medidas mínimas -distancias de seguridad incluidas- de 110x72 metros en campos de categoría 2, en los que como mínimo -hay categorías 1b y 1- se deben disputar los partidos de División de Honor. Y San Román está en 104,20 de largo y 67 de ancho, aunque estos últimos se podrían ampliar un poco. No así con lo del césped artificial. Eso no se pasaría por alto.

El caso del Ruth Beitia suena algo menos complicado. Sus medidas totales (101x67,5 metros) tampoco cumplen con los requisitos que pide la Española, pero la solución parece más sencilla. Uno de los motivos es que el campo no está centrado respecto al anillo de atletismo. La jaula de lanzamiento de martillo y disco -que fuese móvil sería una opción a considerar- impide que la distancia de seguridad en uno de los fondos sea la correcta. A la vez que las medidas, también hay problemas con la hierba. A pesar de ser natural, no cumple con los requisitos de calidad de césped que establece la Española de Rugby.

«El problema es que se habilite ese espacio. Está esa pista de atletismo, fosos... Casi ni se podrá plantear», explicaba en su momento Juan Gómez, presidente del Bathco, un club que sopesa el cambio de domicilio, porque al estar dentro de las instalaciones municipales no puede cobrar entrada.