'Espartanos en El Dueso', un guiño a la esperanza

En el rugby, como en la vida, más importante que no caerse es no permanecer caído. El pensamiento -no es textual- es del Papa Francisco y quizás no haya otra manera mejor de explicar la verdadera esencia del proyecto 'Espartanos', que nació en Argentina en 2009 y que en Cantabria arrancó en 2018. Desde entonces no hay un viernes -salvo los que la pandemia se llevó para siempre- que los muros de la prisión se vuelvan de cartulina por unas horas. Cada vez que los Espartanos buscan la libertad detrás de un balón ovalado. Todo esto lo cuentan las páginas de 'Espartanos en El Dueso. A la reinserción por el rugby', un libro escrito por Marino Pérez Avellaneda, maestro, psicólogo y doctor en ciencias de la educación, que el día que Chucho Mozimán -precursor de esta iniciativa en la región- le llamó para ofrecerle una historia sin parangón se detuvo y dijo: «Tengo que verlo yo mismo». Y vaya que si lo vio. Quedó prendado para siempre y pasó a formar parte del 'equipo'.

El manual, que vio la luz el pasado mes de enero y que sin presentarse oficialmente ya está a la venta en las librerías, cuenta las vivencias en primera persona de algunos de los presos recluidos en el centro penitenciario santoñés, que a través del rugby han comenzado una nueva vida. «Ellos comprobaron que en el rugby son todos iguales, que se les trata bien, que todos tienen un rol, que se miran a los ojos... Les ha hecho creer en las segundas oportunidades», explica el autor, quien reconoce que él mismo se ha sorprendido: «No conocía el rugby y sin duda los valores que transmite encajan perfectamente en lo que los internos necesitan. Les abre los ojos».

En sus 488 páginas, Pérez Avellaneda señala varios protagonistas: «La cárcel, los presos, los funcionarios... Me he documentado del rugby, para entenderlo, pero también de la cárcel». Les da voz a todos, para que ellos hablen. No falta el recordatorio a cómo nació este proyecto, que en Argentina ya abarca 54 cárceles y que ha trabajado con 2.500 internos y que en Cantabria le ha cambiado la vida ya a cien presos. «El rugby es la herramienta» para reinsertar a los presos y dirigirles para cuando salgan de entre los muros a los que «cualquiera puede entrar si se equivoca», añade Chucho Mozimán, que se apoyó en Pérez Avellaneda para poner negro sobre blanco a este guiño a la esperanza.

«No quería escribir un libro truculento. Este libro es para leer por partes; para sorprenderte como lo hago yo. No quería meter las entrevistas completas pero al final... No había por dónde cortarlas. Eran testimonios», explica el escritor. Pérez Avellaneda recoge también la historia de lo que fue El Dueso, de algunos de los presos más populares que vivieron en la prisión. En definitiva, un trabajo de algo más de dos años y medio en los que el autor describe minuciosamente cómo los internos esperaban el entrenamiento de los viernes como una «fuga hacia la libertad» y de cómo los internos «muestran respeto a los compañeros, al árbitro, al entrenador. El autocontrol que les da el rugby no se lo había dado nada».

Los partidos jugados en El Dueso, las visitas de importantes clubes, las primeras salidas de permiso a jugar a la playa de Berria, los testimonios desgarradores, las segundas oportunidades, la esperanza... Todo está recogido pacientemente en las páginas de 'Espartanos en El Dueso'.

Ambos coinciden -el precursor de este proyecto y el autor del libro- que esta iniciativa en la que se pone en valor la importancia de las segundas oportunidades se apoya en cuatro patas. «Rugby, cárcel, medios de comunicación y la reinserción laboral». Precisamente esta última pata es en la que más énfasis quieren poner. Para que todo tenga sentido es necesario la colaboración de empresas, instituciones y el ciudadano de a pie. «Necesitamos que después de haber pagado lo que hizo, de haber saldado su deuda, el interno vuelva a la sociedad como una persona mejor y se integre, y para eso necesitamos tirar los muros que existen fuera», señala Mozimán. Este libro difunde la importante labor que se hace en El Dueso, en una de las cárceles más importantes de España y pionera en un proyecto integrador como ninguno.