Georgia da una buena lección a España
Rugby | ·
Los Lelos infligen una severa derrota a un XV del León que poco pudo hacer ante la velocidad y fortaleza del mejor equipo europeo fuera del Seis NacionesSecciones
Servicios
Destacamos
Rugby | ·
Los Lelos infligen una severa derrota a un XV del León que poco pudo hacer ante la velocidad y fortaleza del mejor equipo europeo fuera del Seis NacionesQue en un país sea casi el deporte nacional y en otro, uno de esos llamados minoritarios y que cada vez que se afana por levantar la cabeza, le dan un sopapo para hundírsela. Que una selección sea la mejor de Europa fuera del Seis ... Naciones y otra esté inmersa en un cambio de ciclo... Esas diferencias entre Georgia y España se plasmaron este sábado en El Malecón con toda su crudeza. 3-41. Con eso se dice todo. Los Lelos demostraron que están muchos pasos por encima de unos Leones que, en justicia, tenían que estar preparando, como los georgianos, el Mundial de este año en Francia. Esa oportunidad que hubiese servido para crecer. Y mucho. Pero ese caso 'Van der Berg' que lo echó todo al traste lastró al rugby patrio. Y por ende a un XV del León al que le queda mucho trabajo por hacer. La meta es en Australia, en 2027. Habrá que currar de lo lindo para acercarse al nivel que este sábado mostró una Georgia que sí va a los Mundiales a pegarse con los mejores de esto del rugby.
Unos 3.500 espectadores se daban cita en un campo de El Malecón transmutado por segunda vez en su historia en campo de rugby. La primera fue en 2015 en un amistoso ante Chile, pero lo de este sábado era todo un partido oficial. Y nada menos que ante el gran ogro del rugby europeo. Una Georgia que tiraniza el continente fuera del ámbito del Seis Naciones –mucha gente entendida en esto piensa que debieran ser los Lelos y no Italia quien jugase ese torneo– y que de los últimos diez Campeonatos de Europa, se ha llevado nueve.
El XV del León, con el cántabro Manu Mora de inicio y como capitán, comenzó el partido con la primera oportunidad para marcar. En apenas un minuto el señor Eoghan Cross decretó un golpe de castigo para España, pero Gonzalo Vinuesa no acertó con la portería de Georgia. Mal asunto eso de perdonar. Porque justo después Georgia empezó a mandar en el marcador. Tras sacar de fondo, los Lelos montaron una ofensiva que avanzó por campo español por el ala izquierda. Allí, una patada cruzó todo el campo para que Akaki Tabutsadze agarrara el oval tras un bote y ensayase por lado derecho. Abzhandadze, el apertura de los Lelos, comenzó a demostrar que no era su día y falló la conversión. Era el 0-5.
Georgia ejemplificaba a la perfección por dónde va el rugby moderno. Jugadores muy fuertes y rápidos. El concepto de gordo en los primeras líneas ya ha pasado a mejor vida. Y España tenía que contrarrestar el mayor poderío físico de los Lelos con una idea de rugby mucho más veloz y en la que sigue trabajando tras este cambio de ciclo.
Otro golpe de castigo favorable a los Leones, en el centro del campo, propició que Vinuesa pidiese otra vez palos. Y esta vez sí la patada entró en la portería para delirio del respetable y el 3-5 en el luminoso. Pero Georgia volvió a demostrar por qué en este año de Mundial está especialmente enchufada. Apenas un minuto después, otra jugada trenzada en primer término por la izquierda, volvió a terminar por la derecha en Tabutsadze. Otro ensayo. El 3-10, porque Abzhandadze erró de nuevo la patada.
España intentaba espabilar. Una buena patada de Bell hasta la 22 rival quiso ser un avance en campo contrario, pero Georgia estaba por contestar a todo. Al punto, una touche en la 22 de los Leones la sacaron por bajo, montaron un maul en una décima de segundo y ensayo de Gigashvili. Abzhandadze no tenía su tarde y volvió a fallar la conversión (3-15). Era el minuto 23.
Ahí empezó a despertar un poco España. No quedaba otra si no quería recibir un correctivo severo. Y espoleada por un Malecón que se puso a animar de lo lindo, intentó estirar líneas. Por haber, hubo hasta la primera tangana, que como casi siempre no pasó de ahí. Pero el ataque de los Leones no llevaba mordiente y sí el de los Lelos. Otra jugada a toda velocidad de Georgia, esta vez por la derecha, terminó con el oval en Abzhandadze, que posó solo bajo los palos. Esta vez, sí, que era fácil, acertó con la portería para el 3-22 con el que se llegó al descanso.
Con el marcador muy favorable para unos y muy en contra para otros, en la segunda mitad se perdió bastante del ritmo con el que se había desarrollado la primera. Además, los dos entrenadores empezaron con el habitual rosario de cambios. Pero por si acaso, los Lelos certificaron el asunto. Una jugada, como casi todas, a una velocidad casi imposible de defender terminó con Sharikadze, el capitán visitante, posando por la derecha. Abzhandadze transformaba para el 3-29.
El marcador sonaba ya a demasiado abultado, pero expresaba las lógicas diferencias entre ambas selecciones y sus momentos de forma. Los Lelos, además de buscar la primera plaza del grupo para esas semifinales del Campeonato de Europa, cada partido les sirve para preparar ese Mundial de Francia en el que España no estará. Y a pesar de jugar durante la mitad de la segunda parte con uno menos por sendas tarjetas amarillas, Georgia no levantó el pie, como es obligado en cualquier partido de rugby. Un ensayo de Todua, y otro de Niniashvili pasado por Matkava ponían un más que contundente 3-41 apenas a 13 minutos de la conclusión.
Los georgianos incluso consiguieron un último ensayo, pero el señor Cross lo anuló. Con ese 3-41 finalizaba un choque en El Malecón que evidenciaba el abismo que separa a ambas selecciones y, quizá, a ambos rugbys. Quedan cuatro años para curar heridas, levantar la cabeza, afianzar una idea de juego e intentar de nuevo estar en un Mundial. Eso será en 2027, en Australia. El horizonte de estos nuevos Leones.
Los aledaños de El Malecón ya eran un par de horas antes del comienzo del partido –arrancaba a las 19.00 horas, algo inusual en el rugby– un hervidero de aficionados. Los más pequeños intentaban colar balones ovales por un aro en un stand con algunos jugadores de España de fondo. Había puestos de comida, alguna furgoneta de helados –y se vieron varios, porque hacía una tarde de lo más apacible–... Y un inmenso bar al aire libre con un montón de barriles de cerveza. Todos los clubes de rugby de la región mostraban, a través de casi todos los jugadores de distintas categorías que habían ido a ver el partido, sus indumentarias. Y también había mucha bandera de Georgia. No en vano, es una potencia en esto del rugby y mueve gente, aunque sea a georgianos que residan en España. Por haber, había el preceptivo despliegue policial. Aunque a buen seguro que a las fuerzas de seguridad les habrían dicho que esto es rugby y que es obligado ser de lo más respetuoso y muy usual trabar amistad con los aficionados rivales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.