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Tristán Mozimán, el Chucho, como es conocido, es ya un clásico no ya del rugby montañés, sino del español. Completamente asentado en Cantabria aunque un ligero acento y dejes delaten su procedencia argentina, arranca su enésima temporada al frente de un Independiente muy renovado y ... con un objetivo: estar entre los equipos que busquen el ascenso a pesar de la autarquía a la que les obliga la falta de un patrocinador principal.
–Van a tener un comienzo de Liga muy extraño, con la competición retrasada una semana y un nuevo sorteo de calendario...
–Nosotros ya teníamos todo planificado para empezar esta semana, que era cuando estaba previsto, frente a un rival diferente como es el Oviedo, y ahora nos tocará jugar en Zarautz. Tenemos una semana más para preparar, que siempre viene bien, pero un rival diferente y un nuevo calendario que nos viene un poco peor, así que sí; es un comienzo bastante accidentado.
–¿Con qué sensaciones llegan?
–Hemos hecho una buena pretemporada.Tenemos una plantilla más corta que otros años, con menos fondo de armario y muchos chicos del sub 23 que venían haciendo dos muy buenas temporadas y van a tener mucho más protagonismo. Se nota el trabajo de estos últimos dos años en la cantera. Tenemos la ilusión de terminar la primera fase entre los tres primeros para entrar en la zona élite y competir por el play off por el ascenso. El primer objetivo es estar entre esos tres primeros, como la temporada pasada.
–¿El ascenso es una opción real?
–Ahora mismo es muy difícil valorarlo, porque este año se dan dos particularidades. Por un lado, no hemos podido armar la plantilla que queríamos por motivos presupuestos.Empezaremos con lo que tenemos con la esperanza que de aquí a Navidad, cuando se cierra el mercado, haya más patrocinios , podamos reforzar el equipo y tener una plantilla más amarrada para el ascenso.Por otro lado, se sabe muy poco de lo que han hecho los demás equipos. No hay mucha información, salvo del Getxo y el Oviedo. Los demás equipos son una incógnita. En los otros grupos, lo mismo. Incluso el Alcobendas, descendido administrativamente, que debería ser el coco, es una incógnita qué plantilla tendrá.
–Es difícil trabajar con poco presupuesto...
–Sí; no es lo más lindo para los directivos, para mi como entrenador ni para los jugadores, porque les gusta competir y estar arriba y saben que reforzando el equipo estaríamos más arriba. Pero, por otro lado, es una satisfacción trabajar con tantos chicos jóvenes.Se ve que llegan con una preparación diferentes; mejor.Son gente de la casa, de nuestra cantera, con ganas y que se prepara a conciencia. La motivación siempre hay que encontrarla en algún lado: a veces por tener un presupuesto para estar arriba y ahora, esta otra: formar y crecer y, tal vez, tener resultados.
–Con una plantilla tan joven, ¿solo cabe crecer a medio plazo?
–Vamos a seguir creciendo, sin duda, porque independientemente del dinero se hace muy buen trabajo en las categorías inferiores y cada vez hay más chicos. La pandemia nos paró a todos y después teníamos la incertidumbre de cómo se recuperaría la actividad en la cantera, pero fue un éxito. Eso está garantizado; es una realidad. Pero para aspirar a División de Honor y más aún para estar arriba, como estuvimos muchos años, no alcanza solo con la cantera: debe haber empresas que colaboren. Nuestro lugar ahora es este y hay que trabajar para mejorar, porque toldo son ciclos.
–¿Sirvieron los años en la élite para promocionar el rugby o solo hubo seguimiento cuando se ganaba?
–En su momento sí que se notó muchísimo.Con el ascenso y las finales de Copa y Supercopa apreciamos mucho el crecimiento de la afición.Después nos afectaron también muchísimo el covid y el descenso, que provocaron que muchos socios no siguieran. En ese punto sí que no nos hemos podido recuperar del todo bien. Así como la cantera se fortaleció y volvió tras la pandemia, la afición en San Román aún no la hemos recuperado. El fenómeno también va relacionado al final del exitismo, como en todos los ámbitos de la vida, y a que no estamos en la máxima categoría. En vez de Salvador o Quesos vienen, con todos mis respetos, equipos de otro nivel, y eso se nota. Va todo un poco todo de la mano, pero también tenemos más niños y con ellos más padres que los van a ver.
La División de Honor B comenzará con una semana de retraso y no comenzará por lo tanto este fin de semana, como estaba previsto, sino el próximo. Todo después de que la Federación Española de Rugby haya tenido que sortear de nuevo el calendario. En consecuencia, el independiente no debutará este domingo frente al oviedo, sino el día 9 de octubre frente al Zarautz.El motivo, un recurso que el Gernika presentó contra su decenso, que el club vasco ha ganado.Esto, unido a la renuncia del Ourense que trajo pareja, dejó la categoría con solo diez clubes y obligó a elaborar un nuevo calendario, dado que el anterior había quedado muy descompensado.Por este motivo la Liga arrancará una semana después de lo previsto para todos los equipos, en una decisión de última hora tomada apenas una semana antes de que comenzara la competición oficial.
–En definitiva, ¿es optimista?
–No con un resultado en particular, porque recién empieza la temporada y no sabemos si tenemos equipo para aspirar a lo más alto, pero sí por el trabajo que veo. Se lo he dicho a los jugadores la semana pasada: en el mes y medio que llevamos trabajando hemos ajustado la parte táctica mucho mejor que en otras temporadas.A veces en octubre o noviembre había aún que ajustar cosas y ahora veo que ya está.Puede ser por la continuidad de la plantilla.Si hoy tuviera que hacer convocatoria, de los 23 jugadores que vendría 20 o 21 ya estaban y los dos o tres que debutaran serían excepciones o del filial. Más allá de lo corto de la plantilla que es una dificultad, es algo que me motiva.
–¿Qué tal avanza su proyecto de Espartanos, el equipo con internos de El Dueso?
–Tuvo el mismo parón que en todos los aspectos de nuestra vida con la pandemia.No pudimos ir a El Dueso durante bastantes meses y recuerdo el día en que volvimos con la incertidumbre de si la gente se habría desmotivado.Con cuatro o cinco que hubiéramos encontrado ya estaríamos contentos, pero volvimos y vimos que había más de 20 chicos y seis o siete chicas, porque ya tenemos equipo femenino dentro del proyecto. Ya hemos salido a jugar torneos, como el de Berria en Santoña y tenemos casi 50 jugadores entrenando y empresas que colaboran.
El proyecto no es solo enseñar a jugar al rugby, sino que es la herramienta que utilizamos para conseguir la reinserción sociolaboral de las personas, así que es importante contar con empresas que colaboren en la formación en empleabilidad. Ya tenemos una de la construcción, otra del metal y una panadería que empiezan a colaborar, y eso hace el proyecto más fuerte y cierra el círculo de reinserción.Queremos mostrar a través del rugby otra forma vivir, que escuchen la formación en valores y una vez estén en libertad tengan una oportunidad laboral, que es lo importante.
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