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En estas ya ocho temporadas que lleva el Independiente en la División de Honor, ha habido de todo. Momentos muy buenos –esa final de Copa, las semifinales de Liga con el Quesos pidiendo la hora, la final de la Supercopa...–, otros no tanto y ... otros malos. Algún sopapo que otro se han llevado los verdes, cortesía de los equipos grandes y de la filosofía de un deporte en el que no se afloja ni un minuto. Al rival se le honra jugando a 'full' hasta el pitido final. Así, hay un 62-19 y un 44-5 ante el Quesos, un 19-55 frente al Alcobendas... Pero nunca lo de este domingo. Un 3-55 ante el Universidad de Burgos - Bajo Cero. Los burgaleses, ojo, jugaron un rugby soberbio. Lleno de intensidad tanto en ataque como en defensa. Y demostraron que desde hace algunas temporadas, su cartera está bien repleta para intentar hacer algo grande en el rugby español. Pero en el Independiente, se encendieron muchas alarmas. Porque empieza a dar la sensación de que esta temporada se va a sufrir. Muchísimo. Ningún punto en el casillero y, de lejos, el peor ataque y la peor defensa de toda la Liga. El presupuesto de los verdes, que no llega a 300.000 euros y será a buen seguro el más escaso de la División de Honor tendrá bastante que ver, pero las sensaciones fueron peor que malas. Tres puntos, con apenas un golpe de castigo. Tres ensayos en tres partidos de Liga. Suena a demasiado poco.
Independiente
Barros, Argerich, Medina, González, Bellelli, Mercadal, Soria, Walker, Mata, Pelozzi, Martínez, Fauthoux, Romero, Sabadin y Sharp. También jugaron: Fernández, Gómez, Mudrovici, Giribert y Cornejo.
3
-
55
Universidad de Burgos
Wozniak, Silvestre, Pisapia, Wagenaar, Sarmiento, Sánchez, Guido, Snyman, Herreros, Norton, Beltramino, Weersma, López, Masuyama y Casteglioni. También jugaron: Albareda, Mercanti, Ascroft-Leigh, Matamu, Rocaries, Zabalegui y Rascón.
MARCADOR: m.13: 0-3 (Weersma); m.26: 0-8 (Casteglioni); m.26: 0-10 (Weersma); m.31: 3-10 (Mata); m.35: 3-15 (Silvestre); m.35: 3-17 (Weersma); m.37: 3-22 (Weersma); m.37: 3-24 (Weersma). Descanso;m.52: 3-29 (Albareda); m.56: 3-34 (Beltramino); m.56: 3-36 (Weersma); m.58: 3-41 (Snyman); m.63: 3-46 (Weersma); m.63: 3-48 (Weersma); m.76: 3-53 (Rocaries); m.76: 3-55 (Weersma).
Árbitro: Pedro Montoya (c. vasco). Amonestó con tarjeta amarilla al local Walker y al visitante Ascroft-Leigh.
Tras un estreno en la Liga con cielo algo nubladete ante al Alcobendas, San Román volvió a exhibir este domingo la marca de la casa. Solazo de gorra y protector para los pocos –directivos, personal de organización y jugadores de ambos equipos– que estaban en la grada. De inicio, el partido se caracterizaba por la intensidad. El Independiente, por lavar la pobre imagen dada en los dos partidos precedentes. Y además, porque ante los burgaleses jugaban su primer partido con las semis de Copa en juego –el otro equipo implicado es la Santboiana, precisamente el próximo rival del Independiente–. Por entonces, nada hacía presagiar lo que se avecinaba.
Con los amarillos moviendo con más criterio el oval, era Weersma quien acertaba con un golpe de castigo en el minuto 13 para abrir el marcador. De la ofensiva verde, la única noticia fue un oval que se perdió por un lateral cerca de la zona de marca y cuyo bote irregular impidió que llegase a un jugador del Independiente. No fue hasta cerca de la media hora cuando llegó el primer ensayo visitante. Un error en el pase de los verdes en la 22 rival lo aprovechó un ex de los cántabros, Beltramino. Primero una patada baja, luego otra, para correr hasta casi la zona de marca rival. Ahí pasó para otro ex de los verdes, 'Feta' Castiglioni, que fue quien ensayó. Weersma lo transformó para el 0-10.
inoperante en ataque
partido brillante
Cinco minutos después, el Independiente recortaba distancias. Jaime Mata pasaba un golpe de castigo para el 3-10. Pero poco después, empezó a temblar la tierra en San Román. Tras una touche en la 22 verde, el Burgos armó un maul que se coló sin freno en la zona de marca santanderina. Weersma transformaba para el 3-17. Apenas dos minutos después, llegó el sopapo que dejaba grogui a los verdes. El '8' del Independiente, Nicolás Walker, dejó el balón a merced del Burgos al ser placado en el campo de los amarillos. Weersma agarró el oval y ya nadie le pudo frenar al holandés. Él mismo pasó el ensayo para el 3-24 con el que se llegó al descanso.
Por si fuera poco el tener el partido más que encarrilado, el Universidad de Burgos-Bajo Cero salió con tres marchas más de los vestuarios. Andrew Norton empezó a dar muestras de su clase y velocidad para llevar peligro y mover a los suyos. En el 52, Nicolás Walker vio la amarilla para unos verdes que así se quedaban con uno menos y esa fue la trompeta del Apocalipsis. Porque en seis minutos los castellanos, en un alarde de velocidad, juego a la mano e intensidad, anotaron tres ensayos –uno de ellos pasado por Weersma–, para el 3-41. En el minuto 63, llegó otra marca, esta de Snyman, pasada por Weersma para el 3-48.
El Independiente quiso tirar de orgullo en el cuarto de hora que quedaba. Para intentar algo en ataque en esa segunda mitad en la que apenas había pisado el campo rival. Y cerca estuvo de lograrlo. Una touche a cinco metros de la zona de marca burgalesa derivó en melés y luego en varias fases. Pero en una de ellas, el Burgos robó el balón para despejarlo de una patada. Luego, en las fases sucesivas, lo robaron a base de defensa y placajes durísimos para, de nuevo con un rugby de ataque vertiginoso, plantarse bajo los palos verdes y cerrar por 3-55 la mayor bofetada que se ha llevado el Independiente en la Liga. Las alarmas ya son más que rojas entre los verdes, que tendrán que pelear lo indecible por quedarse una temporada más entre la élite del rugby español.
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