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Pocos, muy pocos aficionados verdes, daban excesivo crédito al Mazabi Santander Independiente cuando terminó la primera fase de esta División de Honor B. El primer objetivo, sin el cual no hay más, se logró. Los verdes fueron terceros de su grupo, el A, y sacaron ... billete para la segunda fase de la Liga, esa que reúne a los tres mejores equipos de cada grupo en esta segunda categoría del rugby patrio. Pero visto lo visto, no había demasiado optimismo en la grada de San Román. Un juego ramplón, con muy poco mordiente ofensivo, y con avisos serios ante equipos grandes y otros no tanto. El sentir generalizado era que, en esta segunda fase, se iba a pasar mal. Unos meses de transición para, en octubre, volver a empezar de nuevo.
Pero... Error. Porque pocas cosas más peligrosas –para sus rivales– hay en el mundo del deporte que un equipo unido, que tenga claro a qué es lo que tiene que jugar, que aproveche sus fortalezas y sepa cuáles son sus debilidades para minimizarlas. Al término de esa primera vuelta, el Mazabi pulsó el botón de 'reset'. Autocrítica. Para mirarse al espejo y ver virtudes y defectos y reflexionar sobre ello. El resultado es que los verdes tocan con los dedos el clasificarse entre los cuatro primeros de este grupo élite. Los que juegan semifinales y final por el regreso a la División de Honor –lo logrará el campeón– o disputar una promoción contra el penúltimo de la máxima categoría, lo que hará el finalista. Si todo va como tiene que ir, en los tres partidos que quedan lo más lógico es que con una victoria sin más, con sus cuatro puntos, dé para entrar en esas semis. Vivir para ver.
«Si me dicen que íbamos a estar en esta situación... No lo creería. Así que contento.». Tristán 'Chucho' Mozimán, el entrenador de los verdes, tampoco era demasiado optimista con la plantilla de un club que siempre maneja un presupuesto mucho más escaso que la mayoría de sus adversarios. Consciente de que su equipo «no juega como nos gustaría a todos, de un modo más vistoso, más jugón», tanto él como sus rugbiers miraron lo que tenían a favor y lo que tenían en contra. «Tuvimos la humildad de ver que no nos sobra nada. Nos dimos cuenta de que no somos los All Blacks», añade entre risas. «El primer punto fue ese. Darnos cuenta de quiénes somos».
Alcobendas: (Domingo, a las 12.30 horas) A domicilio. Nada que perder ante el líder intratable.
Getxo: (2 de abril) En San Román ante el colista. En función de los resultados, la clasificación puede ser matemática.
Almería: (16 de abril) Último partido. Puede estar en juego la clasificación o ser intrascendente
Pero la poca capacidad en ataque y para generar juego vistoso por las alas y a la carrera se ha compensado con las fortalezas. «Nuestra delantera, la melé, el pateador que tenemos –Matías Jabase–... A eso le estamos sacando una rentabilidad enorme. Y además, la defensa». El pasado domingo, ante el Sant Cugat, los verdes hicieron en la segunda mitad un tratado de resistencia jugando con 13 ante un rival con 15 rugbiers. Así, los verdes han obtenido «una rentabilidad enorme de los pocos puntos que hacemos».
De reojo
Quedan aún tres partidos y Mozimán reconoce que mira «de reojo la clasificación. Y sí, hago esas especulaciones». A los verdes, terceros con 18 puntos, podría bastarles un solo triunfo para estar entre los cuatro primeros. «Pero lo que transmitimos en cada entreno es pensar en el siguiente partido», remarca categórico.
Ese siguiente envite es, a priori, el imposible. El Alcobendas, descendido administrativamente por el Caso Van den Berg, que costó el Mundial a España, parece que juega en otra Liga. En este grupo élite es líder, invicto, y de largo con la mejor defensa y el mejor ataque de todos. Y los verdes los visitan este fin de semana. Pero el Chucho no se amilana. «Haber ganado al Sant Cugat con 13 es un punto de inflexión en lo moral y en lo anímico. Para ir a Alcobendas a ganar».
Si ser campeón de grupo no es posible, conviene echar un ojo a la segunda y tercera plaza. Porque el cuarto clasificado de este grupo se cruzaría con los madrileños en las semifinales. Segundo es el Zarautz, rival de los verdes en la primera fase y, como pronosticó en su momento el Chucho, la gran revelación de la Liga. «Tienen una base de otras temporadas y es un equipo que mejora año a año. Y además, ahora juegan con ilusión, que eso te hace ser más potente. Me recuerda a nosotros, cuando jugamos la final de la Copa y la de la Supercopa». Para un hipotético cruce entre cántabros y guipuzcoanos aún queda tiempo. Y primero, hay que amarrarlo de forma matemática. En los tres partidos que restan de este grupo élite, el Mazabi intentará «mejorar en ataque. Marcar más puntos. Esa es la debilidad que tenemos. Ytambién mejorar en la disciplina táctica y reglamentaria. Lo que nos pasó el otro día ante el Sant Cugat pasa una vez de cada 100. Es un mérito enorme de los jugadores, pero no es lo normal». Pero con sus armas, con ese juego de delantera, una melé fuerte y una defensa más que intensa, el Mazabi Santander Independiente avanza en este grupo élite. Y sobre todo, con ese conocimiento para «potenciar las fortalezas y minimizar las debilidades». Eso que ha hecho que «el equipo vaya a más». Precisamente, en el momento más adecuado de la temporada.
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