Secciones
Servicios
Destacamos
MARCOS MENOCAL
Polanco.
Domingo, 14 de enero 2024, 01:00
El que pueda asegurar que ha vivido es ya un afortunado. Hay a quien se le escapa la vida sin darse cuenta. Ahora bien, el que pueda presumir de vivir dos veces, ese sí que realmente puede sentirse colmado. Jonatan Azcue Solís (Santander, 1976) ... es uno de esos que han vuelto a nacer. «Si hubiera sabido que iba a estar así de bien, habría cambiado mucho antes», asegura con una sonrisa de oreja a oreja. A 'Jony' su primera vida le arrolló. Cuando se quiso dar cuenta ya se había equivocado demasiadas veces. «No sabes si subes o bajas». Por eso, ahora, en la segunda, tiene todo lo que necesita. «Solo puedo agradecer a la gente que me ha dado esta oportunidad. Pienso aprovecharla al máximo», señala. Hoy es gruísta en el Grupo FAED, donde Olga Dasgoas Rodríguez (Revilla de Camargo, 1969), SIO del Grupo FAED, le abrió las puertas a esa segunda oportunidad.
La historia de Jony se escribe con renglones rectos en la infancia; de libros, recreos y tardes de barrio con bocadillo. De necesidades en casa y prisa por conocer la cara oculta de la vida. «Yo montaba en skate, hacía surf, jugaba al fútbol... Todo normal. Hasta se me daba bien», recuerda. Sin embargo, la falta de recursos en casa y las ganas de ser autónomo le enseñaron el camino equivocado. «Tu vida desaparece». El skate dejó de rodar y en las olas más que subirse se dejaba llevar. En 2008 comienza un viaje sin destino que acaba el 18 de mayo de 2019 en las puertas de El Dueso, con una condena de seis años y seis meses por tráfico de drogas. Su reloj se detuvo. «La verdad es que no me lo puedo creer. No hay mal que por bien no venga», sentencia ahora. Jonatan recuerda sus tres opciones más claras en aquel entonces: «Un centro, muerto o en la cárcel». Pero, no. Había un as escondido en su manga.
Cuatro años de muros; de partidos de baloncesto sin público y rutina. De cursos de todo tipo y de una vida enlatada. Y fue allí donde se cruzó por inercia con Chucho Mozimán y su proyecto Espartanos. «Nunca había jugado al rugby. Los veía con mucho cuerpo y yo decía: '¿Pero dónde voy yo?'». Viernes a viernes, aquel argentino loco fue convirtiéndose en su cómplice. En su Pepito Grillo. «Te va convenciendo y te va aportando algo que nunca habías tenido», explica Jony. Su reloj volvió a echar a andar. Los entrenamientos en el campo de la prisión eran un banco de pruebas semanal. Ese sentimiento de pertenencia y esa jerarquía estructurada y respetada, que es la esencia del rugby, donde todos tienen un hueco y son iguales despertó en Jony, como en muchos chicos, el interés por volver a reinventarse. «Estabas esperando a que llegase el viernes para entrenar, para hacer cosas, para disfrutar con los que estábamos allí». Generar mentalidad de trabajo e involucrarles valores fue cosa de Espartanos. De ese gigantón de Santa Fé que apareció un buen día cargado de buenas intenciones en un lugar donde los sueños viajan en palomas. El resto, lo puso Jony.
Y después de cuatro años de encierro llegó el turno de asomar la cabeza. De reiniciar su segunda vida donde tiró parte de la primera. En aquellas calles, barrios y parques donde las equivocaciones navegan a velocidad de crucero. Pero Espartanos y su programa de reinserción logró hacer que el destino le juntase con Olga. «Somos una empresa familiar, humilde y que colabora con Cruz Roja, Buscando Sonrisas y con alguna asociación más. Nos gusta ayudar», explica mientras pasea por la fábrica donde ahora Jony trabaja las ilusiones. «Escuché a Chucho un día en una charla contar en qué consistía ese proyecto de Espartanos. De ayudar a dar una segunda oportunidad y de reinsertar en la sociedad a quienes salían de prisión y me quedé con ello». Después, una vacante, un currículum, una entrevista... «Jony, ahora te la juegas. Tienes que cumplir por ti y por el ejemplo que eres». Esas palabras se las transmitió Chucho a su pupilo. El resto es una historia de volver a empezar y de seguir creciendo. «Recuerdo muchos nervios el primer día. Yo nada más llegar, dije: 'Olga, esto lo tengo que hacer bien'», señala el protagonista de esta historia. «Su primer día fue totalmente normal. Estaba preocupado por hacerlo todo bien y yo le dije a los compañeros que le ayudasen, pero como a uno más», añade Dasgoas.
Los turnos en la fundición y el «contacto social, pero este, no el que hay ahí dentro», le hicieron regresar al punto de partida. A la casilla inicial, pero esta vez en el camino acertado. Jony es ahora un observador privilegiado y la experiencia le permite ser un alumno aventajado de la vida. «Te das cuenta de que antes muchos estaban por estar, por interés. Ahora vas dándote cuenta de muchas cosas», explica. Esa vida a contracorriente, repleta de personas de quita y pon, es un recuerdo vago y una advertencia que guarda en el disco duro. La metodología de Espartanos de resaltar la verdadera esencia de los valores y de la importancia de estar bien rodeado rescató a Jony como lo ha hecho a tantos en estos seis años de funcionamiento. Y la complicidad de personas como Olga y de empresas como el grupo FAED son el ejemplo de que la sociedad, que se guarda prejuicios por defecto, tiene también una deuda consigo misma para mejorar.
Ahora Jony tiene multitud de proyectos. El primero, arreglarle la cocina de su madre. «Ya la tengo, más o menos». Rescatará de aquel garaje el skate sobre el que tanto patinó o aquella tabla de surf en la que cresteó las olas cuando aún los renglones de las vida no se escribían torcidos. El uniforme del colegio con el que empezó a aprender el difícil arte de vivir y todas esas cosas que sí valen la pena. «Estoy encantado trabajando. Estoy a gusto, me tratan bien, hay un ambiente estupendo... No sé, si me dejan, aquí me jubilo», concluye con la misma sonrisa con la que empezó la charla. Su reloj ahora va igual de rápido que el de antes, pero la diferencia es que al de ahora es Jony quien le da cuerda.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.