El primer gran vuelo del Cormorán

El Blendio Cormorán tomó el testigo del Independiente. «Muchos nos hemos quedado aquí», señala Guillermo Nieto, el primer presidente en la historia del Cormorán. El club ha tenido el bendito problema a lo largo de la temporada del 'exceso' de jugadores. «Somos 35 en plantilla, para una convocatoria de 23. Había gente que no podía jugar por trabajo, pero aún así bastantes se quedaban fuera». Tanto fondo de armario, la calidad de muchos de sus integrantes y el trabajo de los técnicos ha dado como resultado una temporada hasta ahora perfecta. En la primera fase, en la que se competía con equipos asturianos y cántabros, siete victorias en otros tantos partidos. Y en la fase, final, con los otros dos equipos de la región –Gploil Rugby Unión y Universitario Cantabria– más otros tres de Castilla y León, cinco victorias en cinco partidos. Pero Nieto matiza tanto dominio. «Sí ha habido resultados amplios, pero también ha habido partidos que se han resuelto por poca diferencia».

Con ese bagaje llega el Blendio Cormorán al encuentro ante el Aranda de mañana. Los burgaleses apearon en semifinales a otro equipo cántabro, el Universitario. El único precedente del encuentro de mañana se produjo el 25 de febrero, cuando en la tercera jornada de esa fase final, el Blendio Cormorán ganó al Aranda en San Román por 13-8. Nieto es optimista a conseguir en la Nueva Balastera el primer título del club. «Será un partido bonito e igualado. A llevarnos ese primer trofeo para el Cormorán».

Pero tras el partido, y con esa posibilidad de levantar una copa, llegan las incertidumbres en forma de plantearse el ascenso de categoría, a la División de Honor B. Las propias de una categoría que no es la máxima y de un deporte, el rugby, que adolece de una fortaleza que sí tienen otros deportes en España.

«Nosotros, el Universitario y el Aranda ya tenemos plaza para jugar por el ascenso», relata Nieto. «Nosotros ya hemos dicho que sí. Falta por confirmar que ellos quieran participar». Si la respuesta es negativa, se preguntaría a los siguientes clasificados en esa fase final. Si el tema de la competición está complicado, lo está de igual forma el económico. Porque a pesar de que el Cormorán encontró el apoyo de una firma de lo más fuerte, Blendio, «subir a División de Honor B es un esfuerzo económico muy grande». El coste de la inscripción en la antesala de la élite asciende «a 12.000 euros», añade Nieto. Y aunque los viajes en el grupo de turno suelen ser cortos, «los gastos suponen unos 20.000 euros».

Así, aunque suene un poco a cuento de la lechera, en el Cormorán hacen cuentas ante una posible opción de militar en la División de Honor B. «Estamos haciendo números y hablando con los equipos, a ver qué podemos hacer». Sobre la mesa, aparte de jugar en una categoría superior, está también el devolver a Cantabria un poco de espacio en el rugby patrio. «Que estemos en División de Honor B también es bueno para el rugby cántabro. Volveríamos a tener visibilidad», destaca Guillermo Nieto.

Pero todas esas cábalas han quedado aparcadas esta semana. Por delante, el partido número 13. El que cierra la competición liguera. Algún jugador del Cormorán revivirá en La Balastera aquella final de Copa de 2014, en la que el Independiente caía con el Quesos. Una década después, en ese estadio de Palencia el Cormorán puede alzar el vuelo con su primer trofeo como equipaje.