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Sobre el escenario de la Sala Pereda del Palacio de Festivales de Santander, nueve medallas olímpicas. Cinco de oro, tres de plata y una de bronce. El resto del palmarés de los cuatro participantes quizá no entraría en estas dos páginas. Pero aquí, Ruth Beitia ... , Fermín Cacho, Javier Sotomayor y, a través de videoconferencia, Gervasio Deferr, vinieron a hablar de Juegos. Con 'J' mayúscula. Cuatro leyendas del deporte, con motivo de la primera de las tres jornadas del Foro FID en la capital de Cantabria.
Ya de inicio se puso alto el listón. En concreto, 2,45. Allá donde lo dejó el saltador cubano Javier Sotomayor. Medalla de oro en Barcelona 92 y plata en Sidney 2000. El 'Tigre de Limones', a punto de cumplir 55 años, se dedica al entrenamiento de prometedores atletas en su país y también en España. En concreto en Guadalajara, donde además prepara a su hijo, que también tira por el salto de altura. «A mí se me daba bien, pero era lo que menos me gustaba», reconoció a preguntas del conductor del evento, el periodista Nico Abad. Pues si le llega a molar...
«Soñé muchas veces con volar. Y en mis sueños me quedé muy corto con lo que hice en la realidad». Con veinte añucos, 2,43. Su primer récord del mundo. Sotomayor recordó su «frustración» porque el veto a los atletas cubanos le dejase fuera de los Juegos de Los Ángeles y Seúl. Pero llegó Barcelona 92. «Cuando iba para Montjüic, se me olvidó la credencial». ¿Se imaginan que el que iba a ser campeón olímpico se quedase sin competir por un descuido? El entrenador tuvo que volver, a toda velocidad. Llegó a tiempo. Cerraba los ojos antes de cada salto. «En ese momento no se piensa en nada». Las piernas se mueven solas y el cuerpo se eleva hacia el cielo. «A veces, ya en la batida, sabías que había sido tan espectacular que el salto era bueno». También ayudaba el tener «el culo finito», bromeó.
Javier Sotomayor | Saltador de altura
Ruth Beitia | Saltadora de altura
Fermín Cacho | Atleta de 1.500
Gervasio Deferr | Gimnasta artístico
Sin salir del foso del salto de altura, entró en escena la que jugaba en casa. Ruth Beitia aprovechó la cita para presentar en sociedad la esperada medalla de bronce de Londres 2012. Recibida diez años tarde. En el otro bolsillo traía el oro de Río 2016. «La clave fue no irnos de Santander, mi cincuenta por ciento, mi entrenador Ramón Torralbo -presente entre el público- y yo», dijo la cántabra, poniendo en valor el arropar de una familia criada sobre el tartán.
Sobre el chester rojo, los participantes se sinceraron. Beitia relató cómo fue la competición en Inglaterra. «En un estadio ocurren muchas cosas y cuando íbamos a saltar, de repente un atleta local como Mo Farah se proclamaba campeón olímpico en el 10.000. Era un estruendo mágico del que intentábamos aislarnos para no perder la concentración».
«Ramón me confesó hace poco que cinco meses antes de Rio yo le dije que en esos Juegos 'la íbamos a armar'. Yo no era consciente de eso». Y la armó, hasta encaramarse en lo más alto del podio, donde vivió el éxtasis de la campeona. «Ese aplauso del público nos lo robaron en Londres», lamentó, por esa presea que llegó a su verdadera dueña después de quitársela a quien hizo trampas. «Nos lo robaron», porque su carrera no se puede entender sin la figura de Torralbo. «Nunca he discutido con Ramón. Siempre me ha dejado hacer». «Del 50 por ciento, la que se ha jubilado soy yo», afirmó divertida.
Llegó el pistoletazo de salida para otro campeón en Barcelona y plata en Atanta 96. Fermín Cacho dijo estar «emocionado de estar en Cantabria por muchas cosas». Rememoró cómo logró su primer Nacional de cross en Laredo, antes que desde la grada sonase un «grande, Fermín». «Estoy empequeñecido, aquí con Javier Sotomayor y Ruth Beitia», aseguró entre risas.
Su pletórico sprint de hace tres décadas en Montjüic, proyectado en la pantalla gigante, desató el aplauso de los presentes. «Yo en las finales siempre estrenaba camiseta, pantalones, calcetines y... zapatillas», confesó. Dicharachero, contó con todo detalle el día de su gran éxito deportivo. «Le dije a mi entrenador: 'Vete a la grada y disfruta, que vas a tener un campeón olímpico'». Y así fue.
Por vía telemática participó Gervasio Deferr. Una lumbalgia le obligó a quedarse en casa, pero no se quiso perder la cita. Bicampeón olímpico en salto de potro en Sidney 2000 y Atenas 2004 y subcampeón en suelo en Pekín 2008, anda lesionado tras un mal gesto durante los entrenamientos en la escuela de gimnasia artística que dirige.
«Lo recuerdo y se me ponen los pelos de punta», reconoció el catalán al rememorar sus éxitos. Alguna lagrimilla se le saltó de los ojos. Un deportista con mucha historia que contar. Dentro y fuera del pabellón. «Había entregado toda la vida a la gimnasia y cuando se acabó no supe qué hacer con mi vida. Me sentí perdido y eso que siempre tuve fuerza de voluntad. Malas compañías y apartarme de los que me quieren me hizo acabar prácticamente muriendo por culpa del alcohol. Pidiendo ayuda, conseguí salir», contó, a pecho descubierto. «La vida es más que deporte. Cada día lucho, pero de momento voy ganando». Aplauso de la platea.
El evento finalizó con una distendida charla entre los tres protagonistas en el escenario y el conductor, que sacó más de una risa de los asistentes, quienes conocieron detalles probablemente desconocidos de tres mitos como Javier Sotomayor, Ruth Beitia y Fermín Cacho.
Cerca de 500 personas asistieron a esta primera jornada del tríptico del Foro FID en Santander. Entre ellos, además del ya citado Ramón Torralbo, otros olímpicos o deportistas cántabros importantes como el futbolista oro también en Barcelona Emilio Amavisca; el miembro del Comité Olímpico Español, Pablo 'Chani' Galán y el exjugador y técnico de balonmano Rodrigo Reñones.
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