La exministra que acusó a Nadal de doparse deberá pagarle 'sólo' 10.000 euros

Nadal reclamaba a Bachelot 100.000 euros por daños y perjuicios, pero para el tribunal esa cantidad no se justificaba, ya que el español «no ha demostrado haber sufrido un perjuicio (...) en su actividad de tenista o en sus relaciones con sus patrocinadores». La exministra, que afirmó tras el fallo que no lamenta «en absoluto» sus palabras, no recurrirá la sentencia y se mostró satisfecha de que «los jueces hayan estimado que la solicitud de Nadal era desproporcionada».

En marzo de 2016, en la cadena de televisión D8 la exministra convertida en tertuliana acusó a Nadal de haber fingido una lesión para ocultar un positivo durante los meses que estuvo apartado de las pistas en 2012. «Todo el mundo sabe que la famosa lesión de Nadal, cuando paró durante siete meses se debe ciertamente a un control positivo» dijo la exministra de Sanidad y Deportes entre 2007 y 2010. Las acusaciones de dopaje «empiezan a cansarme» dijo entonces el tenista, antes de presentar una demanda por difamación en su contra. El balear pidió entonces a la Federación Internacional de Tenis (FIT) que publicara sus controles antidopaje. Ésta respondió que los podía publicar él mismo, tras precisar que nunca había dado positivo.

La palabra de Bachelot «pesa mucho debido a su antiguo cargo», alegó el abogado de Nadal, Patrick Maisonneuve, estimando que esta declaración podría haber tenido «consecuencias importantes», sobre todo en lo que se refiere a los «patrocinadores» de su representado. El abogado comunicó al tribunal el historial médico de Nadal, que según él establece que el jugador sufrió un problema muy serio en el tendón de la rodilla izquierda.

En su defensa, el abogado de Bachelot, Olivier Chappuis, se centró en atacar a la Federación Internacional de Tenis, explicando que su programa antidopaje «siempre fue de un laxismo increíble, a causa de la cultura de ocultación de los controles positivos».

Tras las acusaciones de Bachelot, la exministra fue calificada de «imbécil» por el tío y entonces entrenador del jugador balear, Toni Nadal, y el número uno del mundo encontró entonces el respaldo unánime de autoridades políticas y deportivas, compañeros y periodistas.