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Nacho Encabo | Alberto Martínez
Jueves, 16 de noviembre 2023, 10:29
Cuando uno es periodista y está en un Grand Slam siguiendo a los tenistas españoles puede acabar un poco confundido. Ángel Ruiz-Cotorro está en la pista central siguiendo el partido de Rafael Nadal. Un rato más tarde, aparece en las gradas de la pista ... 3 para seguir de cerca a Garbiñe Muguruza. Pero es que también está en el comedor de jugadores. Y en el gimnasio. Y en la pista más alejada de todas. Donde haya un tenista español, ahí está el doctor. Es como si tuviera el don de la ubicuidad. Ruiz-Cotorro y su mochila llena de medicamentos están en todos los sitios.
Este año, sin embargo, estuvo ausente unos días de Roland Garros. Algo pasaba, claro. El doctor voló de París a Barcelona porque el 2 de junio, en pleno torneo, tenía una cita muy importante. Recibió en la clínica Teknon a su paciente más ilustre, Rafael Nadal, que acudía otra vez a sus manos salvadoras para operarse del psoas izquierdo y del lábrum de la cadera izquierda. Otra lesión, otra operación, otra vez Ruiz-Cotorro.
Al día siguiente, el de su 37º cumpleaños, Nadal se despertó en la clínica barcelonesa con una nueva cicatriz en la cadera y con muchas dudas en la cabeza. Llevaba casi cinco meses sin competir y tenía por delante un panorama lleno de obstáculos para poder volver. Quien conozca a Nadal sabe que lo iba a intentar todo y más por regresar a la competición, por volver a su hábitat.
Y este miércoles, 166 días después de la operación, Nadal anunció que sí, que volverá. Que no sabe cuándo ni cómo, pero que su carrera no se ha terminado. «Hasta ahora no sabía si volvería a jugar al tenis algún día y ahora sí creo que volveré a jugar», señaló el campeón de 22 Grand Slam en su mensaje más optimista desde que se rompiera el psoas en enero en Australia. El lugar de su anuncio no puede ser más simbólico: la clínica de Ruiz-Cotorro, el doctor que le ha sacado una y otra vez del pozo.
Porque Nadal lleva toda su vida deportiva junto a Ruiz-Cotorro. Es el doctor que le trató del síndrome de Müller-Weiss en el pie en 2005 y que casi acaba con su carrera deportiva; el que le cuidó la tendinitis rotuliana que le amenazó durante años; el que le ponía inyecciones antes de cada partido en el Roland Garros de 2022 para dormirle el pie y que pudiera competir; el que le sometió a un tratamiento de radiofrecuencia pulsada para alargar su vida deportiva; el que le ha tratado con plasma enriquecido y con células madre.
El 14 veces campeón de Roland Garros sabe que sin la ayuda de Ruiz-Cotorro el camino habría sido muchísimo más difícil. Así lo reconoció el propio Nadal este miércoles en la clínica. «Os llevé al límite y os hice aprender... Puede ser. Viví muchas situaciones, fui un caso extremo, conviví con muchas cosas que no se habían planteado. Hemos conseguido desde la lesión, la más importante, en 2005 en el pie, poder volver. Y logramos estar en 2023 y seguir en activo. Sin tu apoyo y conocimiento y pasión por lo que haces a cualquier hora y día, no estaría aquí», dijo el exnúmero uno.
«Se desvivió por todos nosotros y por la investigación... la labor es impagable. Me marcaste unas pautas de niño, aunque en algunas fallamos. Lo logramos gracias a ti, que es conseguir nuestros sueños. Tuvimos una vida larga», añadió el balear. Ruiz-Cotorro no se quedó atrás: «Muchas historias vividas y nuestro icono del tenis. Te agradezco que siempre estuvieras aquí».
El hecho de haber compartido tantas horas, tantos viajes y tantos tratamientos -muchos más de los que les habría gustado- forjó una relación muy estrecha entre ambos. No son sólo médico y tenista. Son amigos, son confidentes. «Conozco su pie mejor que el mío», llegó a decir Ruiz-Cotorro hace un año en Roland Garros.
Nadal no fue el único tenista que acompañó al doctor en la presentación de su nueva clínica, que aunque lleva más de un año abierta se «inauguró» este miércoles. No fue el único porque Ruiz-Cotorro, aunque es el médico personal del balear, lo es también de casi todas las personas que se han dedicado al tenis en España en las últimas décadas. Sergi Bruguera, Conchita Martínez, Manuel Orantes y Álex Corretja, presentes el miércoles, son sólo una pequeña muestra del catálogo de tenistas que han sido tratados por él. «Siempre te tuvimos muy cerca. No hubo envidias. No pudimos estar en mejores manos que las tuyas», dijo el propio Corretja.
Nacido en Santander en 1958 y padre de cuatro hijos, Ángel Ruiz-Cotorro es una eminencia mundial en la medicina deportiva y no hay nadie que tenga un perfil como él en el campo del tenis. Se licenció en Medicina y Cirugía en 1982 por la Universidad de Cantabria y tres años después hizo la especialidad de Medicina Deportiva en la Universidad Pierre y Marie Curie de París sin saber apenas francés.
Si uno quiere leer su trayectoria, lo que mejor es que respire hondo y coja aire. Avisados estáis (y sólo vamos a poner lo más importante): jefe de los Servicios Médicos de la Federación Española de tenis desde 1992, médico responsable de los equipos masculino y femenino de tenis en todos los Juegos Olímpicos desde 1996, miembro de la Comisión Médica de la Federación Internacional de Tenis, director médico del torneo Conde de Godó desde desde 2009, fundador y director de la Clínica Mapfre de Medicina del Tenis de 2009 a 2022, responsable del equipo médico de Rafa Nadal Academy desde 2022.
Su fama le ha hecho tratar a tenistas que no son españoles e incluso a otros deportistas de otras disciplinas, como por ejemplo Marc Márquez. De su mochila han salido medicamentos también para curar a periodistas españoles desplazados a los torneos de Grand Slam. Un médico que está en todos lados y que ha permitido que Nadal vuelva a creer. «No voy a ganar más Grand Slams que Djokovic, pero quiero volver a disfrutar», dijo Nadal el miércoles. Y si finalmente lo consigue, en gran medida será gracias a esas manos salvadoras. Su Ángel de la guarda.
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