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MARCO G. VIDART
Santander
Lunes, 23 de marzo 2020, 07:25
A poco más de cuatro meses, varios deportistas cántabros se quedan sin el gran objetivo. De esta temporada y, en algún caso, de los últimos años. El aplazamiento de los Juegos tira mucho tiempo de trabajo al traste, de pelear por la clasificación, de planificar la temporada para llegar con ese famoso pico de forma en estado óptimo a la cita más importante para un deportista. El maldito coronavirus ha tirado la última ficha que le quedaba por derribar. Y la más importante.
La primera en obtener plaza para Tokio fue la remera Virginia Díaz (Astillero, 1991), que en agosto aseguró su presencia en los que iban a ser sus primeros Juegos Olímpicos junto a la catalana Aina Cid. Ambas se clasificaron para la final del Mundial de Ottensheim (Austria) en la modalidad de dos sin timonel, en la que quedaron en la quinta plaza. Y con ese pase a la final mundialista, logró el billete para la cita olímpica.
En el pasado octubre, Cantabria se ganaba otros tres posibles representantes en la capital nipona. Las selecciones españolas de hockey sacaban plaza para Tokio en el preolímpico de Valencia. En el combinado femenino forma Beatriz Pérez (Santander, 1991). La jugadora del Club de Campo, ya olímpica en Río 2016 es una de las estrellas del combinado que dirige Adrian Lock y fue la maestra de ceremonias en la concentración que las 'redsticks' hicieron en Santander a principios de marzo de cara a preparar los Juegos. En la selección masculina es habitual la presencia de Mario Garín (Santander, 1992), que ya actuó como reserva -juega de portero- en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Garín estaba en el equipo que logró la Plata en el Europeo del pasado verano, al igual que Ignacio Rodríguez (Santander, 1996), menos asiduo que su compañero en el Club de Campo en las últimas convocatorias de la selección, pero también con opciones de formar parte del último combinado del seleccionador Fred Soyez.
En el pasado diciembre, Diego Botín (Santander, 1993) y Iago López conseguían para España la plaza de país en la clase 49er en el Mundial de Nueva Zelanda. Y en febrero, se proclamaban subcampeones del mundo en Australia. Faltaba la ratificación -no había nada más cantado- de que esa plaza de país era para ellos, algo que ya ha sido designado por la Española tras la cancelación de otras regatas que hubiesen servido para completar el equipo olímpico español en otras clases. Esa plata en Geelong daba a Botín y López una condición bien ganada de favoritos a subir al podio en aguas de Enoshima, la sede de la vela en los Juegos de Tokio y donde ya han competido en alguna regata.
Al igual que el hockey, el balonmano hubiese podido aportar tres cántabros más a la delegación española en la capital nipona. Los 'Hispanos', al conquistar el oro en el Europeo celebrado en enero en Austria, Noruega y Suecia, sacaron pasaporte directo para los Juegos. Y en el combinado de Jordi Ribera formaban los hermanos Álex y Daniel Dujshebaev (Santander, 1992 y 1997) y Ángel Fernández (Astillero, 1988). Los tres, con presencia habitual en los encuentros de ese Europeo, tenían muchas papeletas para debutar en el torneo olímpico.
Como si fuese un mal presagio, el Preolímpico de baloncesto en el que la selección española femenina logró en febrero el pase para Tokio 2020 se trasladó de sede. Estaba previsto en China y se celebró al final en Belgrado, la capital de Serbia, porque el coronavirus ya golpeaba por entonces con fuerza en el país asiático. En Belgrado, España se ganó el pase para los Juegos. Y en los últimos años, el quinteto titular de Lucas Mondelo ha sido Laura Nicholls (Santander, 1989) y cuatro jugadoras más. La pívot santanderina es esencial en el esquema de España y en Tokio participaría en sus terceros Juegos, tras Pekín 2008 y Río 2016, estos últimos en los que fue subcampeona.
Aún estaban por jugarse la clasificación para la capital nipona las karatekas Carlota Fernández (Noja, 1995) y Nadia Gómez (Santander, 1997). En París se hubiese tenido que celebrar en mayo el torneo preolímpico. La única vía para las dos cántabras de debutar en unos Juegos especialísimos para su deporte. Los de Tokio eran los primeros para el kárate...Y también los últimos. También en labores de clasificación, tras superar una lesión, estaba el judoka Alfonso Urquiza (Santoña, 1994), que tenía alguna opción de ir al país que inventó el Judo para debutar en unos Juegos en los torneos clasificatorios. Con la ilusión de un niño por ser olímpico estaba el ciclista Ismael Esteban (Torrelavega, 1983). En bicicleta de montaña buscaba clasificarse en mayo en el Europeo y la Copa del Mundo. El sueño deberá esperar hasta aún no se sabe cuándo.
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