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Unidas por Santander ha registrado en el Ayuntamiento de Santander una pregunta acerca del estado del convenio entre la Casona y el Racing para el uso de los Campos de Sport. La explotación se rige por ahora, y así parece que camino de forma más ... o menos indefinida, a través de un intencionadamente vago y poco concreto contrato de apenas dos páginas en los que no se marcan las obligaciones de cada parte y que incluso hace referencia al antiguo campo, demolido en 1988, y no al actual, que entró en servicio ese mismo año.
La pregunta de Miguel Saro, concejal de Unidas por Santander, llega motivada por la caída de una luminaria, en concreto. «Un foco de la torre noroeste de iluminación, pudiendo haber causado daños personales a cualquier viandante que deambulara por la zona». De hecho, y a su juicio, «solo el azar ha impedido una tragedia».
«Han pasado varios años desde que se anunció un acuerdo que aclarara las obligaciones y deberes que tienen tanto la administración propietaria como su usuario principal sobre las instalaciones. Sin embargo, aún no hemos tenido noticias de que se haya concretado en la firma de un gran acuerdo que permita dar seguridad al estadio», denuncia el edil en una nota de prensa.
Ya en 2017 el entonces presidente del Racing, Manolo Higuera, y la en aquel momento recientemente elegida alcaldesa de Santander, Gema Igual, anunciaron que el nuevo convenio que regulara las obligaciones de cada parte era «cuestión de semanas». Sin embargo, el documento no superó el paso por intervención, como tampoco lo hizo una segunda versión. La cesión gratuita y a perpetuidad causaba problemas legales pese a ser lo pactado en los años 80. Un trato en el que el Racing ha considerado siempre que salió agraviado, al ceder unos terrenos de su propiedad por un precio inferior al de mercado.
En consecuencia, en los últimos tiempos ha operado un pacto tácito entre la Casona y el club para seguir operando como se había hecho durante las tres décadas anteriores. También de forma tácita, el Ayuntamiento asumió las obras de reparación de los daños estructurales, como corresponde al casero, y el Racing se comprometió a efectuar mantenimiento. Pero sin firmar nunca un nuevo contrato.
«Le pedimos al Ayuntamiento de Santander que, de una vez, clarifique la situación jurídica de la instalación para ver quién es el responsable de las actuaciones del edificio, que se cae a pedazos», insiste el concejal en su comunicado de prensa. «Las tareas mínimas de acondicionamiento que ha llevado a cabo el Ayuntamiento en el estadio –continúa- son insuficientes, ya que siguen pendientes diversas actuaciones, como se ha podido comprobar».
El estado de las luminarias de los Campos de Sport era ya evidente hace más de una década, cuando el Racing comprobó su mal estado y se vio obligado a actuar porque no cumplían los requisitos exigidos para competir en la Copa de la UEFA. El paso del tiempo no ha hecho sino empeorar la situación de una infraestructura cada vez menos frecuente, puesto que la mayor parte de los estadios cuentan ya con iluminación perimetral, y no con torretas, mientras que el Racing combina ambos elementos.
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