Botín y Trittel ya están en puestos de podio

A Diego Botín, un animal competitivo en toda regla, seguro que no le hace muy feliz que todavía no haya ningún '1' en su casillero. Que el 49er en el que navega con el catalán Florian Trittel no haya ganado aún ninguna de las seis regatas que se han disputado en Marsella, la sede de la vela para estos Juegos Olímpicos de París. Si un regatista de 49er siempre persigue esa utópica regata perfecta que un potro salvaje con velas nunca dará, al menos ganar alguna. Pero, del mal el menos, el barco de Diego y Florian ya está muy bien situado en la clasificación general. Tercero, con 28 puntos. A nueve del segundo, el de los irlandeses Dickson y Waddilove y a 14 del de los líderes, los neozelandeses Isaac McHardie y William McKenzie. O lo que es lo mismo. Diego Botín y Florian Trittel ya están en puestos de podio. Pero queda aún mucho para que se pueda hablar de medallas. Otras seis regatas clasificatorias y la medal race del jueves.

En un día luminoso a más no poder en el Mediterráneo, el viento se animó a soplar un poco más en la primera de las tres regatas previstas para los 49er. De componente suroeste al igual que el domingo, su fuerza osciló entre los 8 y los 10 nudos. Y el barco español hizo una regata de menos a más. Pasaba décimo en el primer viraje, pero a partir de ahí empezó a recuperar posiciones. Primero sexto, y luego quinto para seguir apuntalando una regularidad que al final del día tendría su premio.

El viento bajó de intensidad en la segunda regata y en ella llegó el pequeño pinchazo del día de Diego y Florian. Instalados en la mitad de la flota en todos los pasos, concluyeron en esa manga en la undécima posición.

Parecía que en la tercera y última manga del día la cosa se iba a repetir. De nuevo con un viento flojo de seis nudos, por el primer viraje el 49er español pasaba noveno. Pero en un segundo largo espectacular se colocaron en la segunda plaza, marcando a los líderes, los neozelandeses McHardie y McKenzie. Los kiwis ganaron de forma holgada la regata, con un minuto de ventaja sobre Diego y Florian. El barco español conseguía así su mejor puesto en estos Juegos. La serie de 5-11-2 les valía para ser terceros en la clasificación.

«Las diferencias son el estar fino. La gente puede tener una regata muy buena y pinchar en la siguiente». Diego Botín apuntaba, antes de ir a los Juegos, la igualdad que hay ahora mismo en esta clase, con una modificación en los palos y las velas a las que se están adaptando progresivamente todos los regatistas. Y de esos bandazos no está libre nadie. Por el momento, los neozelandeses, con dos octavos puestos como peor resultado, son los que mejor lo están capeando. Pero en la clasificación prolifera eso de lo que avisaba el patrón santanderino. A una buena regata le sigue otra que no lo es tanto.

Así las cosas, quedan otras seis regatas clasificatorias, entre hoy y mañana, y la medal race del jueves. La que se disputa entre los diez mejores barcos y la que reparte las medallas. Y Diego y Florian quieren una. A ser posible, la de oro.

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