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Marco G. Vidart
Miércoles, 31 de julio 2024
El destino, muchas veces burlón y algo puñetero, hace que se cumplan prácticamente tres años –mañana, el día 2– de aquella decepción en Tokio. Diego Botín, con Iago López en el barco, se quedaba sin una medalla olímpica que tenía casi asegurada. Una mala medal race le hizo quedar empatado con el tercero, el barco alemán de Erik Heil y Thomas Ploessel, pero prevaleció el puesto en esa última regata. Así que cuartos. La famosa medalla de chocolate. La que nadie quiere. La más amarga.
Pero el deporte siempre da revanchas. Y premia a los pacientes y a los que a lo largo de este inusual –por corto– ciclo olímpico han preparado con mimo su participación en los Juegos. Ha sido el caso del cántabro y de su compañero de viaje hacia París, el catalán Florian Trittel. Y hoy, casi tres años después de aquel trago, llega esa revancha. Porque hoy puede ser un día glorioso para Diego y Florian. La dupla española llega como líder –sí, líder– a la medal race. A la regata por las medallas en la clase 49er de estos Juegos de París 2024. Algo más justos en cuanto a diferencia de puntos de lo que les gustaría, sobre todo a tenor de lo que ocurrió el martes, pero líderes al fin y al cabo. Hay un buen abanico de opciones, pero hay una clara. Diego y Florian son terceros –obviamente, si son segundos o ganan la medal race, mucho mejor–. Campeones olímpicos. No hay más cuentas que echar.
Para conformar ese escenario de cara a la medal race, hubo que sudar tinta. Con lo bien que había ido lo del martes, esa maravillosa serie de '3-2-2', y ayer desde la primera regata el asunto pintaba mal. Con el inicio de las pruebas un poco retrasado a causa de que el viento se mostró un poco remiso, cuando se estabilizó en la fuerza y componente de estos últimos días –entre 10 y 14 nudos y sureste tirando a sur–, empezaba la décima regata clasificatoria. Y el ESP salió retrasadísimo, casi al final de la flota. Y por los virajes la cosa tampoco pintaba nada bien. Al final, un puesto 16 que se quedaba en 15 puntos por la sanción a los franceses Fischer y Pequin. Lo malo, que los irlandeses Dickson y Waddilove hacían un '11' y lo peor, que los neozelandeses McHardie y Mckenzie se anotaban una victoria. De un plumazo, toda la ventaja de Diego y Florian en la general con los kiwis, borrada de un plumazo.
Los españoles salieron mucho mejor en la segunda manga, pero pronto empezaron a perder puestos para instalarse a mitad de flota. Pero aunque el resultado no era bueno, no era tan malo. Los neozelandeses firmaban al final un décimo puesto, por el duodécimo de Diego y Florian. Y los irlandeses se quedaban en la decimotercera plaza. Combate nulo.
En la tercera y última regata llegó la mejor actuación del cántabro y el catalán. Casi siempre en los puestos cabeceros, aguantaban el pulso a los irlandeses, que pasaban líderes por todos los giros. La gran noticia es que el barco neozelandés iba muy retrasado. Mucho. Los irlandeses se disponían a cruzar primeros la meta cuando los hermanos croatas Sime y Mihovil Fantela –quién sabe la importancia que va a tener eso– les pasaron en el último metro. Irlanda segunda, España sexta y Nueva Zelanda, decimotercera.
Así las cosas, a las 14.43 está previsto que comience la medal race en 49er. La regata entre los diez mejores barcos y que puntúa doble. El primer clasificado suma dos puntos, el segundo cuatro... Y tal y como están los bolos 'pinaos', hay una cuenta clara. Diego y Florian son terceros y suman seis puntos para ponerse con 74. Pero aunque ganen la medal, los irlandeses, al añadir dos puntos, se plantarían en 75. Ser terceros –o mejores, obviamente– hace que no haya que preocuparse de nadie más. Diego Botín y Florian Trittel serían campeones olímpicos. Lo demás, supone abrir un abanico amplísimo de combinaciones. A buen seguro que el recuerdo de lo que ocurrió hace tres años en Enoshima le servirá de mucho al cántabro para vivir, esta vez sí, su gran día en unos Juegos.
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Ana del Castillo
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