Jan Abascal

Campeón olímpico de vela

«Un buen barco oceánico debe tener un tripulante neozelandés y uno de Santander»

-Dirige un curso que al margen de su interés académico tiene mucho gancho para el gran público con mucho medallista mundial y olímpico...

-Sí; vamos a juntar a mucha gente importante en la vela en Cantabria porque de eso se trata, de hacerle un homenaje. Aprovechamos que se cumplen diez años del Mundial de Santander, que aportó mucho a la ciudad y al CEAR, y además estamos en vísperas de los Juegos, en los que esperamos que nuestro Diego Botín consiga una medalla y, si es de oro, mejor. Eso también nos ha perjudicado en el curso, porque al coincidir con Juegos y Copa América hay gente como el propio Diego o Marcelino Botín -diseñador de Copa América-, un número uno mundial, que no pueden estar.

-Ha dicho de la vela cántabra, pero ha sido muy modesto. Podía haber dicho mundial...

-Es que los regatistas cántabros están triunfando en Vuelta al Mundo, que por cierto Pablo Arrarte y Ñeti Cuervas-Mons no pueden venir porque están en competición en Chicago, en Juegos Olímpicos, en Copa América... También hemos invitado a gente de fuera como la bicampeona olímpica Theresa Zabell, que estuvo involucrada en cierto modo en el Mundial 2014 o Rafael Cortés Elvira, por ejemplo... Precisamente por los Juegos tampoco podemos contar, por ejemplo, con Alejadro Blanco, pero varios de esos ausentes nos han enviado vídeos.

-¿Qué nos vamos a encontrar en el curso, además de muchas figuras y un relato en primera persona de la élite de la vela?

-Se va a explicar la historia de la vela desde los principios del siglo pasado, cuando Alfonso XIII navegaba en Santander y su evolución. Hemos querido resaltar que hay tres grandes competiciones en el mundo, Juegos Olímpicos, Vuelta al Mundo y Copa América, y en todas ellas hemos tenido gente con éxito. Son los tres grandes temas que vamos a abordar. Una cosa bonita es que nuestros regatistas son muy conocidos a nivel mundial. En el mundillo de la vela se dice que un buen barco oceánico tiene que tener un tripulante neozelandés y un tripulante de Santander. Y eso lo dicen fuera. Nuestros navegantes están muy solicitados y cotizados.

-¿Cómo ve a Diego Botín en París?

-Muy bien. Tiene un mérito increíble, porque compaginar los dos barcos que está navegando ahora, el Sail GP -con foils- y el 49er es complicadísimo. Confío en que en estos Juegos consiga la medalla, porque la lleva mucho tiempo rondando y no ha habido manera.

-¿Ve opciones de oro?

-Sí. Por la trayectoria que lleva y sus últimos resultados, creo que vamos a tener medalla. Y espero que de oro.

-Una gallega pero ya una más de la familia cántabra, es Támara Echegoyen. Busca el podio tras ser campeona olímpica y conseguir dos cuartos puestos. ¿Cómo la ve?

-Es que lo que le pasó, con dos cuartos seguidos, es horrible. Yo la veo. Quizá está un poco más irregular que entonces, pero con muy buenas regatas. Tiene muchas posibilidades. Además, ya es una veterana, y eso es muy importante en los Juegos, hay gent que cree que ahí hay que inventar cosas y no hay que inventar nada. Hay que ir con lo sabido y trabajado.

-Hace quince años le hubiera puesto en un compromiso, pero ahora que ya no dirige el CEAR ni el equipo olímpico le puedo preguntar. ¿Cuántas medallas conseguirá la vela española en París?

-Yo creo que por lógica deben llegar dos. Hay posibilidades de más, pero habrá alguna sorpresa y algún favorito que falle, porque es lo que suele ocurrir. Diego, Jordi Xammar y Támara son los que más posibilidades tienen, pero hay alguno por detrás que si encuentra el rumbo puede dar la sorpresa.

-Ahora que llegan los Juegos, ¿le pica el gusanillo?

-Ya he estado en diez Juegos Olímpicos... Tres de regatista, como entrenador, con la televisión en Barcelona... En los primeros, en Múnich, tenía 19 años, fui en un campamento de juventud en el que invitaban a gente que destacaba. Vi a los ídolos y no pensaba que a los cuatro años me iba a estar pegando con ellos, pero así fue en Montreal; es curioso. Si me llamaran y puedo ayudar en algo, lo haría encantado.

-Lo que tiene es un verano apretadísimo, al margen del curso...

-Sí, porque además estoy entrenando a unos equipos que se han clasificado para el Mundial y me voy con ellos a Argentina en octubre y me voy a las regatas de Sanxenxo. Tenemos el Europeo a principios de octubre, hemos ganado los tres últimos y queremos el cuarto.

-¿Cómo se llevan esos barcos tan antiguos y pesados?

-Es curioso, pero son barcos muy finos. Responden muy bien a todo lo que tocas a bordo.

-Imagino que muy sean técnicos, porque la tripulación no es de jóvenes promesas...

-No, no (ríe), pero sí es verdad que en todos los barcos hay algún campeón olímpico o del mundo. Gente mayor, pero muy buena. Llevamos un par de personas fuertes y ágiles, porque la proa es difícil, pero los que trimamos el barco y escogemos estrategia somos más veteranos. Yo voy a la caña compartiendo con el jefe. Suelo hacer las salidas y él, las popas. La verdad es que lo pasamos muy bien. Después de haber navegado a alto nivel, con mucha tensión, aquí es distinto.