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«A comer, a beber y a darme una ducha». Antonio 'Ñeti' Cuervas-Mons (Santander, 1981) habla de unos pequeños placeres que en otras circunstancias, tienen la importancia justa. Pero tras 19 días, una hora, 10 minutos y 33 segundos a bordo ... de un barco de vela para cruzar el Atlántico de norte a sur, desde Lisboa a Ciudad del Cabo, esos pequeños lujos son el mayor deseo del mundo. Aunque 'Ñeti', otro cántabro, Pablo Arrarte, y el resto de la tripulación del 'Mapfre' dan por bien empleada tanta privación de comer y beber algo decente y de darse una agradable ducha. El barco español entró ayer en la primera posición en la meta de Ciudad del Cabo para ganar la segunda etapa de la Volvo Ocean Race y colocarse al frente de la general. «Es la demostración de que el trabajo que hemos hecho en invierno ha sido bueno. El resultado es un 'puntazo' para todo el equipo y también para el patrocinador».
El 'Mapfre' ha corrido de lo lindo para completar las 7.000 millas entre la capital portuguesa y Ciudad del Cabo. «Hemos ido más rápido de lo que esperábamos», señalaba el proa santanderino. El causante de tanta velocidad ha sido el protagonista de este deporte, el viento. «Ha soplado con bastante intensidad». Pero tampoco se ha pasado de fuerte. Esas buenas velocidades, «del orden de 20-25 nudos» han permitido que a bordo del barco español «hayamos disfrutado de la navegación». Aunque por el momento, euforias las justas. Aún está clavada en el alma de 'Ñeti' y de Pablo esa Volvo que perdieron por la rotura de los dos timones del 'Telefónica'. «Cabeza fría. Hay que ir poco a poco. Esto es muy largo».
La mayor intensidad de viento ha hecho que las distancias entre los siete barcos que componen la flota de la Volvo hayan sido mayores quizá de lo previsto. En el transcurso de esta segunda etapa, ha habido días con cuatro barcos en muy pocas millas de diferencia. «Pero esas condiciones meteorológicas han permitido que sí haya más diferencias. Si hubiese habido menos viento...». Aún así, los chinos del 'Dongfeng' -segundos clasificados- llegaron a Ciudad del Cabo a menos de tres horas de los españoles. «En más de 19 días de navegación, eso es casi nada», añade el regatista santanderino.
Una de las claves para el triunfo del 'Mapfre' en esta segunda etapa de la Volvo ha sido, a juicio de 'Ñeti' Cuervas-Mons, el acierto de Joan Vila a la hora de leer los mapas meteorológicos. «La clave ha estado en Brasil, al rodear el anticiclón», señala el cántabro. El 'Mapfre' certificó la victoria al lidiar de forma correcta el último frente de borrascas, «al aproximarnos ya a Ciudad del Cabo. Sabíamos que si pasábamos primeros por ahí... La ventaja para nosotros es que Joan tiene mucha experiencia en esto». El primer español en ganar la Vuelta al Mundo -la actual Volvo- en la edición de 2001-2002 y con otras tres participaciones a cuestas, tres triunfos en la Copa América... Experiencia es lo que le sobra a Joan Vila, uno de los mejores regatistas del mundo.
Además del acierto con los partes meteorológicos, a bordo del 'Mapfre' todo ha funcionado como un reloj. «La atmósfera de trabajo ha sido buenísima», destaca Cuervas-Mons. El hacedor de ese buen ambiente lleva el nombre de «Xabi Fernández, el patrón del 'Mapfre'. Ha sabido sacar lo mejor de todos nosotros». Hasta el barco ha aguantado como un jabato. «No hemos roto nada. Algo atípico», resalta 'Ñeti'.
La primera etapa oceánica de esta Volvo -la primera fue entre Alicante y Lisboa- también ha sido la gran prueba de fuego para dos debutantes a bordo del barco y que constituyen la gran novedad de esta edición de la regata. La española Tamara Echegoyen y la australiana Sophie Ciszek son las tripulantes a bordo del 'Mapfre' en una vuelta al mundo que por primera vez contempla la opción de que haya tripulaciones mixtas. Y ambas han cumplido con nota. «Se han integrado como un tripulante más. Yo he estado con Tamara en muchas de las guardias y la verdad que se ha adaptado muy bien. Ahora la clave -también para nosotros los chicos- es que evolucionen a lo largo de la competición».
Esa buena comida y bebida y ducha serán las primeras de unas cuantas. Por delante, hay dos semanas de descanso para recuperarse de una competición que destroza a los regatistas con exigencias de casi 5.000 calorías diarias. Todo gramo de fuerza que se recupere será más que necesario para lo que se avecina. La tercera etapa lleva a los barcos de la Volvo desde Ciudad del Cabo hasta Melbourne, en Australia. En total, 6.500 millas de navegación por el Índico sur. Y eso significa regatear con el océano Antártico en el horizonte. De hecho, habrá una barrera de seguridad, las llamadas 'puertas de hielo', que no se podrán cruzar. «Esa etapa va a ser dura de verdad. Y además, puntuará doble. Será una prueba para todos, regatistas y barco».
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