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La montañera Raquel García Ceballos se ha convertido en la primera mujer cántabra, española y europea en ascender al glaciar más extenso del mundo, el Quelccaya, que está situado en la Cordillera de los Andes peruanos. Esta vecina de Suances ha conseguido superar con éxito ... esta hazaña tras unos días de muchos nervios e ilusión. Antes de partir confesaba que «desde el sofá de tu casa, siempre es todo mucho más fácil y te sientes más valiente». Además, la meteorología no ha sido muy favorable, así que no ha perdido de vista lo que su terapeuta le dijo antes de partir: «Si estás ahí es porque puedes hacerlo y, si por cualquier circunstancia no es así, lo primero es que volváis todos en buenas condiciones».
Para ponerse a punto para esta aventura realizó un proceso de climatización en Nepal, un país que ya conoce tras varias aventuras que tienen una parte de dura travesía de montaña y otra social. En el país asiático recorrió más de 1.000 kilómetros caminando a la sombra de los ocho miles, convirtiéndose en la primera española en lograrlo. Y también sumó un intento de ascenso al Pisang Peak nepalí; el Damavand en Irán y el año pasado exploró Kurdistán.
En el reto que se trae entre manos desde principios del mes de mayo se ha enfrentado a un desafío totalmente diferente. El equipo ha explorado el glaciar tropical más extenso del Perú iniciando su aclimatación en la Cordillera de Vilcanota, donde hicieron «'trekking' del Ausangate».
En la expedición, con su vertiente sanitaria y social, ha contado con la presencia del cardiólogo Juan Pablo Hernando, quien ya ha participado en otras rutas y que ha sido el encargado de organizar los campamentos de salud en las aldeas. También han llevado juguetes y material escolar para donar a los niños, un material que ha sido subvencionado contando con la solidaridad del Ayuntamiento de Polanco «y de sus vecinos a quienes estamos muy agradecidos».
Además, Raquel, que también tiene una faceta artística, ha realizado talleres de pintura con los niños de las aldeas de montaña, dibujos que ha traído de vuelta a España para realizar exposiciones itinerantes junto con algunas de sus creaciones.
Uno de los principales riesgos a los que la expedición ha hecho frente ha sido a la altitud (5.700 metros): «Tenemos en cuenta que estamos explorando un glaciar que está en constante cambio. Según el geólogo Lonnie Thompson, el Quelccaya está en una fase de retroceso, aproximadamente unos 60 metros anuales, evidenciando un rápido proceso de desglaciación», contó la cántabra antes de partir.
Por ello eran conscientes de que iban a encontrarse grietas, «por lo cual iremos encordados». Esto significa también que cada uno tiene que llevar su propio material encima «porque los porteadores no pueden llegar hasta allí».
Detrás de estos desafíos, Raquel recordaba antes de cruzar el 'charco' que detrás de cada expedición «hay un arduo trabajo, frustraciones e incertidumbres. A menudo las cosas no salen como uno espera, especialmente en viajes donde la palabra 'aventura' lo dice todo. Se requiere un año entero de preparación para llegar a este punto y solo al final, a través de charlas y documentales, se puede vislumbrar el resultado».
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