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pablo suárez
Lunes, 19 de noviembre 2018, 12:59
Fueron cinco días con sus respectivas cinco noches a la más absoluta intemperie. Una aventura ahora reducida a anécdota superlativa que bien le podía haber costado la vida al sierense José Luis Bernal, quien se encontraba sobrevolando en parapente la cima del ... Big Face indio, en un extremo de la cordillera del Himalaya, cuando una tormenta lo desvió del lugar en el que tenía previsto aterrizar.
El viento quiso que 'Chelui' como lo conocen sus amigos, terminase tocando tierra en uno de los inmensos valles característicos de la zona. «Aquello era un caos de bloques de piedra. Eran kilómetros y kilómetros absolutamente abruptos y yo solo tenía mi equipo de vuelo, una ciruela, dos almendras y una barrita de cereales. Pensé que no volvería a ver a mi familia», explicó a EL COMERCIO horas después de ser rescatado.
Ahora, cuando se cumplen tres semanas de su vuelta a casa, este periódico ha podido hacerse con diferentes vídeos e imágenes que bien podrían componer el diario de a bordo de este ejercicio de extrema supervivencia protagonizado por el asturiano. En estos documentos, Chelui narra en primera persona cada uno de sus intentos por salir del lugar en el que se encuentra perdido. «Hoy he intentado seguir una especie de sendero y me he encontrado con que ha sido cortado por varios derrumbes de terreno. Llevo tres días sin comer y esto empieza a ponerse feo», cuenta a la cámara en uno de los vídeos.
Por su parte, las fotografías también dan buena cuenta de como fueron esos cinco largos días en condiciones extremas, y cómo, gracias a una fe extrema en sus posibilidades de supervivencia, Bernal trataba de aguantar el mayor tiempo posible en buenas condiciones tanto físicas como mentales. «La esperanza se iba y venía por momentos», cuenta.
«Lo más complicado es ser optimista y tener la cabeza lo suficientemente fría como para pensar las opciones que te saquen de ahí. Cuando ascendía kilómetros y me encontraba una pared infranqueable la desesperación era tremenda. Tuve que esforzarme por mantener la moral intacta. Había que mantener el tipo», cuenta. No fue hasta estar dentro del helicóptero cuando Bernal se convenció de que estaba a salvo. «El rescate fue casi más complicado que la supervivencia. La pericia del piloto resultó clave para que pudiéramos salir de ahí sanos y salvos», afirma.
Abrumado y «tremendamente agradecido» por el apoyo recibido, Chelui cuenta que incluso otros parapentistas se llegaron a poner en contacto con su familia para ofrecer dinero. «Decían que ellos se encargaban de costear el rescate de forma absolutamente altruista, que cuánto se necesitaba y para cuándo lo querían. Afortunadamente no hizo falta porque lo pudimos solucionar a través del seguro que llevaba, pero es un gesto tremendo», confiesa quien también es consciente de la importancia capital de sus compañeros de vuelo para lograr la máxima movilización de instituciones públicas y privadas. «Ya no los considero amigos, sino hermanos de sangre, les debo la vida», afirma emocionado.
Bernal tampoco rehúye las críticas que ha recibido desde algunos sectores, en los que se le tacha de «imprudente» y se le recrimina haber precisado de fondos públicos para costear su rescate. «Es absolutamente falso. Mi rescate no le ha supuesto ni un solo euro al Estado español. Ha sido cubierto íntegramente por el potente seguro que llevaba contratado», responde contundente.
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