![Marco Antonio Gándara: «Nadie de mi edad me puede seguir el ritmo»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202108/02/media/cortadas/66485120-kjOB-U150122696093PCE-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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«Mi mérito es la perseverancia, en ningún momento de mi vida he dejado de hacer deporte». Con esta frase explica Marco Antonio Gándara (Liérganes, 1946), galardonado en 2019 con el Premio a la Trayectoria Deportiva por el Ayuntamiento de Medio Cudeyo, y al que ... todo el mundo conoce como 'Tono', el por qué a sus setenta y cinco años tiene una fuerza y una vitalidad que bien podría envidiar gran parte de la juventud.
Se fue a estudiar a Bilbao, y aunque dice que escogió ingeniería industrial por «descarte», acabó convirtiéndose en uno de los ingenieros más prestigiosos de España. Allí aprendió euskera por su cuenta, lo que le hizo descubrir su otra gran pasión: la lingüística: «También aprendí catalán por trabajo y sé inglés e italiano».
En Liérganes dice no arrepentirse de nada –salvo de «no haber aprendido francés»–, pues ha hecho de su mayor pasión, el deporte, su modo de vida, la cual ha dedicado y dedicará a recorrer los caminos de Cantabria y del mundo.
–¿Qué deportes practica?
–Los que hago a diario y los que más me gustan son el senderismo y el ciclismo. También he jugado a los bolos, incluso era el presidente de la ya disuelta Peña Bolística de Liérganes. Además, cuando mi hijo hacía hípica, su entrenador me preguntó que por qué no me montaba yo al caballo, y eso hice durante un tiempo.
–¿La primera vez que se subió a una bicicleta?
–De niño iba todos los días con mis hermanos en bicicleta a la escuela, que estaba en La Cavada. Íbamos por la mañana, volvíamos a casa a comer, luego marchábamos otra vez por la tarde y regresábamos a Liérganes de nuevo. Veinte kilómetros por día en una bici con llanta de madera y sin cambios.
–¿Cómo se define?
–Mi mérito es la perseverancia, nunca he dejado de hacer deporte. Hace un mes me fui de Liérganes a Barcelona en bicicleta a visitar a mi hijo, que vive allí. Ahora tengo que hacer reposo porque me caí al poco de volver y me rompí tres costillas, pero ya estoy casi recuperado y en tres días me voy pedaleando hasta Gijón a ver a mi otra hija.
–Enumere sus hazañas deportivas.
–No creo que sean hazañas (ríe). Pero bueno, he descendido en bici los ríos más grandes de España, el primero de ellos el Tajo, en los años ochenta, que no había sendero e iba con planos del ejército; el último el Ebro, hace cuatro años, que lo bajé y lo volví a subir. Luego, he ascendido seismiles en el Himalaya, el Musala en Bulgaria, casi todas las montañas españolas y he hecho el Camino de Santiago y la Ruta de la Plata en dos ocasiones.
orígenes
–¿El viaje que más le marcó?
–En 1985 fui a Pakistán, donde escalé hasta el campo base del K2. Me llamó la atención Karachi, ese tipo de ciudad oriental con tanta gente y barullo, con carros de caballos y sin televisión ni electricidad. También Perú y Bolivia, ya que uno de sus ríos parece tan grande cómo todos los de España juntos y está la Cordillera de los Andes, que tiene la extensión de un tercio de Europa.
–¿Qué se siente a seis mil metros de altura?
–Ganas de bajar (ríe). En la montaña, y más a esa altitud, el tiempo es muy cambiante y hay que ser precavidos. Siempre he sido muy prudente.
–Un recuerdo en las alturas.
–Las rutas de Nepal son maravillosas, porque ves unos glaciares inmensos y a cinco mil metros de altura se esconden unos poblados y una etnias que no hay en ningún otro sitio.
–¿El monte que más le ha costado ascender?
–Ahora, con esta edad, me cuestan todos, antes ninguno.
–¿Conoce todas las rutas de Cantabria?
–Y las de toda España, son muchos años. Sobre todo, conozco la zona del Miera, donde hasta he diseñado tres rutas, posteriormente homologadas por la Federación Cántabra de Montaña: una que rodea los Picos de Busampiro (15 km), otra de Liérganes a los Pozos de Valcaba (19 km) y una de Liérganes a los Pozos de Noja (17 km).
secreto
–¿Cúal es su favorita?
–La de Castro Valnera. Porque es la que tenemos en la cuenca del Miera, el monte más emblemático de la zona pasiega. Por su ladera subió Unamuno, como gran amante de la montaña que era, y Gerardo Diego le dedicó unos versos.
–¿Es más de hacer deporte solo o acompañado?
–Casi siempre solo. Es muy difícil hacer un plan concreto, un día determinado y que pueda todo el mundo. Además, así no tengo que aguantar a nadie.
–¿Y cuando lo hace acompañado, lo hace con gente de su edad?
–Con los que suelo salir son todos más jóvenes que yo. Nadie de mi edad me puede seguir el ritmo porque llevo toda la vida haciendo deporte.
–¿Después de una buena caminata o ruta, qué le gusta hacer?
–En las rutas como de bocadillo, pero por la noche me gusta cenar una buena chuleta.
–Muy deportista, pero se comenta que no dice que no a un buen vino.
–El vino para mí es sagrado. Todos los días me tomo una copa con cada comida. Además, me gusta variar, y por supuesto, que sean relativamente buenos. Me gustan de uva mencía, que es la uva del norte de España y nunca digo que no a un buen Rioja.
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