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Viernes, 10 de enero 2020, 18:29
Somos entes sin comunicación en uno de los lugares más inóspitos de la tierra. Apenas han llegado nuestras noticias desde aquí, así que vamos a comenzar a contaros lo vivido. ¿Desde dónde? Desde el estrecho de Drake donde sentimos el mar con toda su energía
Tras unos días de travesía, vemos los primeros icebergs junto a las Islas Melchior. Atracamos y con los trastos de escalada nos dedicamos a visitar azules bloques de hielo. Es Nochebuena y la Antártida está hermosísima. Ya no hay noches.
Las formas del hielo son increíbles.
Las cámaras se empeñan en captar las formas geométricas del hielo. Nuestros ojos hacen los mismo con todo el paisaje. Esta foto corresponde al día de Navidad. ¿Llegará el Olentzero hasta aquí?
Estamos en camino a la bahía de Orna, donde aparecen las ballenas, con sus largas formas cortando la superficie. Nuestra alegría es tan grande como sus cuerpos gigantes. Subimos a Spigot Peak, un prominente afloramiento rocoso que nos acerca aún más al increíble espectáculo de la Antártida
Por primera vez tenemos que escapar de la amenaza del mal tiempo, con enormes icebergs que amenazan con golpear el barco. Sufrimos un frío antártico
No sabemos si es realmente una ruta nueva, pero para nosotros es fascinante. La montaña se llama Wild Spur. Hemos completado en 18 horas una actividad épica para nosotros. Excelente escalada, de esas que satisfacen a cualquier alpinista. El nombre de la nueva vía, Lorezuri.
La vida al sur del sur es dura. Como en un ochomil, pero por eso es más bella y viva que en ningún otro sitio. Una lección de adaptación de la que todos deberíamos aprender.
¡Sanos y salvos en tierra firme!
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