Juanito Oiarzabal renuncia a seguir conquistando ochomiles

Después de haber sido el sexto alpinista en lograr las catorce cumbres de 8.000 o más metros, ha decidido no intentar repetir el reto por segunda vez debido a los problemas físicos que arrastra después de casi 50 cimas.

La charla estuvo moderada por el director de la revista Desnivel, Darío Rodríguez, con momentos especialmente dolorosos como el relato del fallecimiento de algunos compañeros en las cimas, bajadas muy peligrosas e incluso de los problemas, tanto físicos como personales, que han sufrido los protagonistas del foro durante sus vidas.

Tres generaciones de alpinistas se juntaron en el escenario para hablar de cómo ha cambiado el «himalayismo» y cómo, por ejemplo, en la época de Carlos Soria se entregaba una carta a un sherpa para que bajase a enviarla y hoy en día gracias a los avances tecnológicos internet llega incluso a las cimas de los grandes picos.

Edurne Pasabán también ha relatado cómo comenzó muy joven «aprendiendo de maestros como Carlos y Juanito, en un mundo donde había muy pocas mujeres «pero en el que sus compañeros siempre la trataron como una igual, porque la montaña no entiende de hombres y mujeres, solo de alpinistas».

También se ha abordado la buena relación de estos montañeros en los campos base, la convivencia y las anécdotas más curiosas como las supersticiones de Pasabán, el orden extremo de Juanito en sus tiendas o las aventuras de Carlos Soria con sus hijas.

La primera charla de la cuarta edición del FID, plagada de emotividad, estuvo marcada por las medidas restrictivas obligadas por la pandemia, con tan solo 210 personas presentes en el Auditorio Ciudad de León y las casi 4.000 que se conectaron vía streaming.

Juanito Oiarzábal destacó la «enorme evolución» que ha vivido este deporte, especialmente a nivel tecnológico con las nuevas vías para realizar comunicaciones desde la expedición o para atinar con los partes meteorológicos.

Respecto a la situación actual de la pandemia, Soria señaló que «lo menos importante es no poder subir montañas» y pide «medidas lógicas» para salir adelante. Por su parte, Oiarzábal reconoció que varias ascensiones que tenía programadas en los Cárpatos o en el Himalaya han tenido que ser canceladas.

Ambos coincidieron en que su actividad deportiva les ha ayudado para superar el confinamiento ya que «hemos entrenado la capacidad de aguante piscológico con situaciones en las que hemos estado una semana sin poder salir de una tienda». «Pero eso lo habíamos elegido nosotros, es muy distinto a lo que hay ahora. En mi vida, he vivido situaciones peores pero no tan peligrosas», sostiene Soria.