Los refugios de los Picos piden mejoras para afrontar un verano de «récord»

El nivel de actividad alcanzado en ese último periodo vacacional ha sido toda una sorpresa para el sector. «Hemos rozado el lleno varios días consecutivos», afirma Sergio González, guarda en el refugio de Vega de Urriellu. Tiene claro que ha tenido mucho que ver la meteorología. «La falta de nieve en las vegas ha animado a la gente a subir la montaña antes de lo previsto», puntualiza el guarda.

El refugio Jou de Los Cabrones ha permanecido cerrado durante Semana Santa por tratarse de un período fuera de la temporada. Para ellos, el calendario montañero comienza propiamente en primavera y el 1 de mayo abrirán sus puertas a los visitantes. Esperan, eso sí, que sea un verano «de récord». «Estamos teniendo una cantidad de reservas increíble, creo que van a ser unos meses de mucho trabajo», comenta Jorge González Bada, guarda del refugio de Jou de los Cabrones.

De cara a la temporada estival, los refugios cuentan con acometer obras para mejorar las instalaciones. Una carrera contra reloj en la que esperan obtener apoyos externos. Con vistas a este objetivo, el guarda del refugio de Vega Urriellu se reunirá el próximo mes en Cangas de Onís para cerrar detalles concernientes a la mejora de las infraestructuras. «Hay varias ideas sobre la mesa, pero todavía queda sentarse a hablar», aduce. Entre las posibilidades contempla, por ejemplo, una adecuación de los accesos o una apuesta decidida por la eficiencia energética del propio refugio. «Sería interesante modernizar el modelo del refugio para adaptarlo a las nuevas exigencias de sostenibilidad», plantea González.

En Jou de Los Cabrones la situación es un poco diferente. Hace años el Principado les prometió una subvención para mejorar las instalaciones. Unas obras que, sin embargo, nunca llegaron a rematar. «Es una pena», lamenta Jorge que descarta que las actuaciones necesarias vayan a poder realizarse en tiempo y forma.

En cualquier caso, las previsiones de afluencia de gente para este verano motivan y mucho a quienes eligen la alta montaña como modo de vida. Hacen, eso sí, un llamamiento a la cautela, conscientes de los riesgos que existen en estos parajes. El verano pasado los servicios de emergencia realizaron un total de 87 rescates, la mayoría en el entorno de los Picos de Europa.

Los guardas en Cabrales alertan del auge de un perfil muy específico, el de los montañeros principiantes que se aproximan a las cumbres con lo que se podría calificar de un exceso de optimismo. «Muchos suben con la ropa adecuada, pero no tantos con la formación y la experiencia. Y, si no conoces el medio, es muy complicado que sepas identificar los peligros», explica Jorge González.

El hecho de que cada vez sean más quienes apuestan por un turismo de estas características es positivo para el sector, pero piden a estas personas que mantengan la cautela y, en caso de desconocer los riesgos de la montaña, acudan a empresas especializadas para realizar las excursiones con ciertas garantías de seguridad. En cualquier caso, Jorge González, advierte de que los accidentes en alta montaña son más bien residuales si se cotejan los datos de los rescatados con el número de personas que entran en el parque natural cada verano. «No hay razón para temer a la montaña, pero los inexpertos deben buscar asesoramiento», añade. En Jou de los Cabrones solo un 20% de los visitantes son montañeros expertos, el resto, según González, son aficionados que han descubierto la disciplina hace poco tiempo.