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Salir de la rutina es complicado. Vivir en las ciudades hace que el día a día se cierre en un círculo del que difícilmente se puede escapar. Hay momentos que uno tiene que tomar decisiones y trazar una línea fuera de esa circunferencia para percibir ... nuevas sensaciones. Ahí entra en juego la montaña. Ella te enseñará a vivir de otra manera, a tener otro punto de vista.
Una conversación con Paco hace que mi rutina cambie de rumbo, y empiezo a trazar esa línea recta que te da libertad y te libera de las obligaciones diarias. La propuesta es hacer una vía clásica en Horcados Rojos, en Picos de Europa. El nerviosismo se apodera de mí y las ganas que siento son infinitas.
Empieza la jornada. Carretera hacia Fuente Dé. Viernes, 15.30 horas. Por el camino una llamada de un compañero que se suma a la fiesta: Uriel. Conocedor de la zona y también amante de las escapadas a la montaña. Ahora la cordada de dos se convierte en una de tres, lo que proporciona un poco mas de entretenimiento en las reuniones.
Llegamos al teleférico que da acceso a Picos de Europa salvando un desnivel de 753 metros. Nos encontramos a 1.823 metros de altitud. Organizamos mochilas y preparamos el material antes de montar en la cabina.
La idea es subir y hacer noche arriba para madrugar y escalar la vía la mañana del sábado. Comienza la aventura con los petates cargados y con unas ganas inmensas de escalar. Uriel nos propone una actividad interesante para disfrutar por la tarde. Dentro del gran ambiente de roca caliza, ponemos dirección hacia las Agujas de Tajahierro, para escalar una de pequeño tamaño en la que existen varias vías equipadas. Así 'echaremos' la tarde.
Realizamos una primera ascensión entre un caos de bloques para ubicarnos al pie de la vía 'Sin nombre', que comienza con un largo de V+, seguido de un segundo largo de 6a+. Una vez en la cima de esta aguja, se puede hacer un rapel de unos 25 metros a una repisa, donde encontramos un largo de 6c equipado llamado 'Nene quiere Nena'. Terminamos bien a gusto.
La tarde se nos echa encima y decidimos dirigirnos a una zona llana de prados con alguna construcción de pequeños muros de piedra para pasar la noche, un mar de nubes nos deja una estampa perfecta para sentir esa deseada desconexión de la aburrida rutina.
Es una de las fantásticas noches de vivac con el hornillo, la esterilla, el saco de dormir y las amenas conversaciones. Por suerte o casualidad, la fecha es la idónea para ver 'Las Perseidas', también llamadas 'Lágrimas de San Lorenzo'. Un regalo mágico. El sueño se apodera de nosotros y poco a poco el silencio se adueña de la noche.
Madrugamos para escalar, que no nos cuesta demasiado, preparamos el material, tomamos un desayuno potente y nos ponemos en marcha. Tras una buena caminata con el aire fresco de la mañana, acompañados de varios rebecos, nos acercamos a nuestro objetivo del día: la vía 'Maraya' de Horcados Rojos.
Comienza Uriel el primer largo de V+. De pronto se mete en un primer diedro algo incómodo, pero lo resuelve con destreza y consigue salvar la primera parte donde se concentra el grado. A partir de aquí las cuerdas corren y el ascenso es veloz, monta la primera reunión y de seguido salimos nosotros recorriendo la línea y recuperando el material.
Segundo largo V+. La primera parte es un muro de buena calidad hasta un diedro algo más cómodo que el primero, hasta que llegamos a la reunión que queda a la izquierda de un techo que tendremos que superar luego.
Reunidos de nuevo, nos enfrentamos a uno de los largos quizás más comprometidos de esta vía. Hay que superar un resalte que, aunque tiene buenos agarres, hay que tirar mucho y de seguido aparece una travesía hacia la izquierda con algún 'pasito'. Este tercer largo es muy entretenido y muy bueno.
Ya sólo quedan dos largos, uno de IV grado, muy asequible para relajar un poco el cuerpo y disfrutar de las maravillosas vistas. Y para salir victoriosos, un último largo donde uno no se puede relajar, ya que tiene un diedro algo apretado, manteniendo un grado de V+/6a.
Después de esta escalada bonita entre diedros y travesías con una roca excelente, sólo nos queda buscar la línea de rapel y descender hasta un collado que se encuentra entre Horcados Rojos y los contrafuertes de Santa Ana. En dos bonitos rapeles nos plantamos de nuevo en la base del Farallón para recoger las mochilas y descender hasta el Cable para tomar el teleférico y completar una jornada exitosa.
En resumen. Veinticuatro horas intensas, en las que hemos conseguido escapar de la rutina, el ruido y la contaminación. Una vez más, la montaña es un regalo para los sentidos. Gracias a Paco y Uriel por vuestra gran compañía.
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