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Mara Llamedo
SAntander
Viernes, 7 de octubre 2022, 19:41
8 de septiembre de 2022. Amanece en los Picos de Europa y la silueta del Naranjo de Bulnes -también conocido como el Urriellu- destaca vestido de estrías naranjas que pintan los primeros rayos de sol y que, lentamente, van borrando las huellas heladas que ... la noche ha impreso en sus paredes.
Hace frío. A pesar de que el nuevo día se ha llevado las nubes densas cargadas de agua y el viento helado de las jornadas anteriores. Repentino, un otoño adelantado disfrazado de temprano invierno baña el ambiente, dejando una sensación térmica que ha cambiado de forma radical en tan sólo una semana.
A pesar de todo ello, en la lisa pared de la cara oeste del 'Picu' se distinguen dos pequeñas sombras. Son Javi Guzmán y Saúl Marcos. Toman en silencio sorbos de un café tan frío como la mañana, meditando y mentalizándose acerca del camino que tienen que emprender. Llevan cinco días escalando y saben que hoy es el definitivo.
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Tienen que deshacerse de todos los pesos, arrojar al vacío las cuerdas y la hamaca que ha sido su cama durante las últimas noches, ignorar el cansancio que hace mella y comenzar un trayecto para el que sólo hay salida por la cumbre. Los nervios, las ganas, el miedo y la emoción se abrazan en cada silencio de estos dos compañeros: están a punto de culminar 'Sueños de Invierno', una imponente y peligrosa vía por la que han subido muy pocas personas antes que ellos.
«Todo empezó en el año 2016. En una de mis visitas al Urriellu coincidí con Alex Huber y Fabian Buhl, que planeaban la hazaña de liberar esta vía. Días más tarde, cuando lo consiguieron, la idea de seguirlos se instaló en mi cabeza y se hizo cada vez más pesada, como un canto de sirena imposible de ignorar». El que habla es Javi Gúzmán, principal 'culpable' de que Saúl y él estén colgados del vacío desde hace 120 horas.
La fascinación que siente por la escalada, por la roca que le acoge y por la hazaña de los alemanes son como vitamina para su alma: «La escalada que llevaron a cabo Buhl y Huber aúna todos los valores que yo más respeto del alpinismo: audacia, compromiso, preparación técnica, física y psicológica… capacidad logística, predisposición a la incertidumbre… quedó cautiva en mis sueños más ambiciosos».
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No es para menos. Considerada como «extremadamente difícil», la vía denominada 'Sueños de Invierno' es una de las más míticas de estos lares: para abrirla hicieron falta 69 días. Todo un récord de estancia en pared y una hazaña épica que –allá por 1983- llevaron a cabo dos murcianos (García Gallego y Miguel Ángel Díez), encaramados a la oeste durante dos meses y una semana.
Desde entonces, menos de una decena de expediciones han repetido sus pasos, que ascienden a través de 15 largos por una pared casi lisa y muy desplomada en sus primeros tramos. «Es una pared hostil, muy complicada, que asciende a la cumbre por el peor camino del Urriellu», especifica Javi, recordando a los aperturistas y siendo muy consciente de que transita por un camino que, en cuatro décadas, muy pocos se han atrevido a seguir.
«A pesar de que veníamos mentalizados, entrenados y preparados para vencer las presiones inherentes a esta vía, desde el primer día nos lo puso difícil. En la primera cordada, me caí porque se soltó un gran bloque. Volé unos siete metros, me hice una herida y la piedra partió de cuajo una de las cuerdas…Luego, el segundo día, un clavo salió disparado y alcanzó a nuestra compañera Sophie en un ojo. El percance fue grave, con mucha sangre y dolor, así que nos bajamos y la acompañé al médico, que aconsejó que se retirara y nos anunció que por muy poco no se había quedado ciega…», explica Javi, corroborando que el aura oscura que planea sobre esta vía pesa tanto como el material que hay que acarrear pared arriba para conquistarla.
Aún con todo, Javi y Saúl decidieron continuar. «No quisimos dejar que el miedo nos echase. A pesar de la incertidumbre y de la pena por la ausencia de Sophie,decidimos seguir y esperar a que nos echara la montaña, sin achicarnos por los percances».
De esta forma, llegaron al punto en el que empieza este relato, el pasado 8 de septiembre. Tras 120 horas en la pared ganando metros, largo a largo, comprometidos con la vía, durmiendo en la hamaca zarandeados por viento helado y con el deseo de superación bien atado al corazón. Escalaron con lluvia, niebla, bajas temperaturas y miedo, motivándose en cada nuevo avance hasta que, por fin, llegó el último día:
«Nos sentíamos capaces de hacer los siete largos que faltaban del tirón, así que, armados con dos juegos de friends, descolgamos todo el material y nos pusimos a ello. Sufrimos bastante en un par de largos, estuvimos tentados de escaquearnos por otras vías cercanas… pero fuimos firmes y, con gran alegría, llegamos a la cumbre. La satisfacción que se siente al coronar una vía así es difícil de describir con palabras».
Así, sin bombo, patrocinadores ni apenas repercusión, Javi y Saúl se convirtieron en los primeros madrileños en coronar el Urriellu por la 'Sueños de Invierno', dejando su nombre escrito para siempre en la historia de esta vía.
Ahora planean repetir la hazaña, pero escalando en libre y armados de cámaras, con la intención de grabar un documental que deje constancia de ese aura, mágica y peligrosa, que tiene la vía más difícil para subir al Naranjo de Bulnes. «Cuando consigues una cumbre así el subidón es importante y es inevitable pensar en la siguiente. Este intento pretendía ser una aproximación a 'Sueños de Invierno' , para conocerla y abordarla en libre más adelante. Tal vez no lo logremos, pero hemos venido aquí a cumplir sueños y los que no se consigan no serán por no intentarlo», explican con emoción.
De momento, el sueño que comenzó a fraguarse en 2016, tras el avance en libre de los alpinistas alemanes, es ya una realidad y también un revulsivo para las siguientes conquistas. 'Sueños de Invierno' es una vía única y la hazaña de estos dos amigos es ya parte de la esencia de esta roca. Sin duda, su relato y experiencia en esta difícil escalada será para siempre ejemplo de que, con cabeza, preparación y un poco de valentía, hasta las ascensiones más complicadas y los sueños más entornados pueden convertirse en alegrías inmensas, orgullo y gestas eternas.
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