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El cántabro Pepín Román ha hecho de su pasión por el esquí de montaña una forma de vida que le ha llevado a deslizarse desde seis miles de todo el planeta y disfrutar de descensos verticales por Japón, el Himalaya y Alaska.
De ... la conocida como 'La Gran Tierra' ha regresado hace unos días, en el que ha sido su primer viaje a las montañas del estado más septentrional de los Estados Unidos. «Es una región muy especial, el turismo de esquí es vanguardista allí y aprovechamos para ver ballenas, focas y el McKinley en avioneta», relata el joven, quien ejerce de guía en los viajes contratados por expertos esquiadores.
Antes de Alaska, la aventura sobre esquís les llevó a la zona canadiense de la Columbia Británica, que Román ha recorrido ya en tres ocasiones. «Es una zona peculiar porque hay muchos bosques», explicó el esquiador, al que cada rincón del planeta le ha supuesto nuevos desafíos.
La ruta por el continente americano le ha llevado también a la Cordillera Real de Bolivia y a Perú, de donde destaca la influencia de la corriente del Niño. La vuelta al mundo sobre esquís continúa por Dolomitas, Nepal, Japón y la India. «En el esquí de montaña se hace casi todo por fuera de pista, los recorridos son más difíciles y hay que tener mucho autocontrol, conocer bien la montaña», detalla sobre esta práctica, de la que percibe un progresivo auge. No obstante, recomienda, el primer paso antes de lanzarse a la aventura es iniciarse en las estaciones de esquí.
En su caso, su idilio con los esquís comenzó a la edad de tres años, en Pirineos, donde vivía por el trabajo de su padre. «Después de clase íbamos a esquiar», rememora el cántabro, quien a los 17 años subió al Thorung Peak, en los Annapurnas, y a los 18 comenzó a ejercer como guía.
Siempre detaca que la cercanía a los Picos de Europa le ha influido de forma definitiva. «Me encantan, somos muy afortunados de tener un sitio así. Sin Picos mi evolución no hubiera sido la misma», cuenta Román.
En sus cumbres, esquiando en solitario, fluyen las ideas y los nuevos retos. Entre ellos, para este 2019, un recorrido en velero por Noruega, que documentará en un proyecto audiovisual, así como expediciones por Siberia y, en noviembre, el ascenso al campo base del Everest junto a su amigo sherpa, Pemba Tenjin . Precisamente Pemba estuvo en Santander el verano pasado donde, por primera vez en su vida, se bañó en el mar.
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