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Algunos trabajadores realizando labores de mantenimiento, seis coches en el aparcamiento y la mayoría de los edificios cerrados a cal y canto. A estas alturas, en 2017, la estación de esquí de Alto Campoo llevaba ya 20 días abierta. El problema no es sólo ... que ahora ni siquiera esté cerca la fecha de inauguración de la temporada a causa de la falta de nieve, es que el calendario ya ha dejado atrás dos de los momentos de más afluencia de usuarios del año. El puente de la Constitución y todas las fiestas navideñas.
Los partes meteorológicos más halagüeños hablan de que podría llegar una borrasca lo suficientemente potente como para pintar de blanco las pistas a partir del 4 de enero. Es decir, que con un poco de suerte todavía podría salvarse la jornada de Reyes. Hasta entonces, los hosteleros y comerciantes de la comarca acumulan ya «grandes pérdidas» por la ausencia de turistas. Incluso algunos empresarios han tenido que cambiar sus planes de realizar contrataciones para las fechas invernales. La cara contraria de la moneda son los ganaderos y los vecinos de las zonas altas de Campoo que no viven del sector servicios. Ellos están encantados. Menos trastornos y complicaciones.
A medida que uno se acerca desde Reinosa hacia las inmediaciones de la estación de esquí los testimonios de los afectados por esta situación meteorológica se vuelven más catastrofistas. Un ejemplo es Carlos Yolito, propietario del complejo (hotel, apartamentos y cabañas) Puente Romano de Riaño: «Aquí vivimos de la gente que viene a esquiar, y si no hay nieva te puedes imaginar lo que pasa». Eso se traduce en que el año pasado tenía el negocio al 100% de ocupación y ahora no llega al 20%. La cosa no pintaba mal, pero en los últimos días se han sucedido las cancelaciones. Todo eso repercute también en el número de menús del día que da en el restaurante. Una cadena que impide que este año pueda contratar más personal. En cualquier caso, prefiere ser positivo y pensar que las temperaturas bajarán y los cañones podrán empezar a funcionar aunque no haya precipitaciones. «Hace dos años, cuando se inauguraron, pasó algo similar y al final empezamos a funcionar en febrero pero pudimos salvar la temporada gracias a la nieve fabricada artificialmente», recuerda.
Manuel Morante, de La Cotera –un albergue con restaurante– del pueblo de Abiada, tiene una visión más pesimista. «¿Cómo no se va a notar? Una diferente con el año anterior como del agua al vino. Es como si en un chiringuito de la playa le viene un verano con todos los días de lluvia», comenta. De momento no ha tenido ningún lleno, algo extraño a estas alturas del invierno. Tampoco en el puente de diciembre, el 'agosto' de los hosteleros de las zonas cercanas a Alto Campoo. Y de nuevo se repite la situación: tenía pensado meter una camarera y ha dado marcha atrás. Y lo peor no es sólo que no venga gente de Bilbao, Palencia o Valladolid, los lugares de procedencia más comunes, también que los que buscaban nieve y no la han encontrado se han ido con mal sabor de boca. «Es una catástrofe. El Gobierno nos debería dar ayudas como cuando ocurre alguna catástrofe y se destrozan negocios. O por lo menos, si no nos dan, que no nos ahoguen tanto con los impuestos y pagos...», propone.
.Valentín Seco, Sergio Seco y Laura Sainz son ganaderos y están «encantados» de que aún no haya nieve. Reconocen que aunque tienen que comprar el mismo alimento que si estuviera todo blanco, el trabajo para llevárselo a sus animales con estas condiciones es más sencillo. «Tengo más de 70 años y todos los inviernos ha nevado. Ya llegará...», avanza Valentín.
En las casas rurales, la incidencia de esta circunstancia sobrevenida es algo inferior. La de El Balcón de La Lomba la regenta Pedro Gutiérrez con su hijo. Por el momento, los turistas no han dejado de llenar las habitaciones los fines de semana. La diferencia es que hace doce meses eso ocurría también de lunes a viernes. «Nosotros no nos quejamos. Viene gente a andar y a hacer rutas, pero es verdad que de la otra forma habría más actividad», dice.
Ellos tienen la alternativa de los domingueros, pero las escuelas de esquí no. Nuria Noriega es la directora de SkiCampoo: «Ahora mismo nuestra actividad es nula y claro que estamos teniendo pérdidas, sobre todo vamos a tener durante la Navidad». Están sin ingresar ni un euro y tampoco los monitores que contratan para instruir a los chavales. Tiene la esperanza de que esto sirva para que los aficionados a la nieve acumulen las ganas por no poder esquiar estos días y vengan en aluvión a partir de enero.
Si Nuria, Manuel y Carlos son una cara de la moneda, los ganaderos son la otra. Aunque a estas alturas hay que llevar comida a los animales porque apenas hay pasto y el gasto es el mismo con o sin nieve, el trabajo es mucho más fácil cuando las carreteras y caminos están despejados. Sergio Seco recuerda que en la gran nevada de 2015 tuvo que subir a pie durante 15 días para alimentar a más de 400 vacas y caballos. «¿Quién quiere nieve? Los que vienen a disfrutar. Los turistas y los bares», insiste Laura Sainz, quien recuerda que en esa zona hay mucha gente mayor que apenas puede salir de casa cuando todo se tiñe de blanco. Tampoco le hace gracia a los trabajadores de la fábrica que entran a las seis de la mañana y que tienen que levantarse una hora antes de lo normal para limpiar las entradas. «Lo que es seguro es que llegar va a llegar, aunque tarde más. Tengo más de 70 años y no ha habido un invierno en el que no haya caído», remarca Valentín Seco.
Carlos Yolito asegura que la ocupación en su complejo de Riaño está al 20%, frente al 100%de hace un año. «Había reservas, pero la gente ha llamado para cancelar».
Manuel Morante, de La Cotera de Abiada, dice que la diferencia respecto al año pasado es «como del agua al vino». Esta temporada aún no ha habido ningún lleno, algo poco habitual.
Desde la cabecera de comarca, el alcalde de Reinosa, José Miguel Barrio, confirma que la no apertura de la estación de esquí está causando perjuicios económicos. Menos ventas, menos reservas de habitaciones, menos comidas y menos empleo, a pesar de que Alto Campoo sí ha realizado las contrataciones habituales para acondicionar las pistas y realizar labores de mantenimiento. «Lo que hay que hacer es transmitir a los turistas es que aunque no haya nieve aquí hay muchas opciones cuando hace buen tiempo. Por ejemplo la gastronomía. Los postres de invierno o la carne de Campoo», concluye.
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