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Resulta difícil que en la estación de Alto Campoo se den a la vez, como ayer y estos últimos días, los tres condicionantes que hacen perfecta e inolvidable una jornada de esquí: nieve en cantidad y de calidad, cielos completamente despejados y ni una ... gota de aire. El paraíso. Así lleva la estación cántabra desde el pasado martes, una vez superada la concatenación de averías mecánicas del lunes que han lastrado, en parte, el tardío arranque de temporada. Sin embargo, todo se vio empañado ayer para muchos usuarios nada más dejar aparcados su vehículos. «Esto es el día mundial de las colas», se quejaban mientras aguardaban pacientemente su turno para obtener la tarjeta de acceso -el famoso 'forfait'-.
Uno de los objetivos de Cantur de este año para descongestionar el fin de semana, donde el recinto en muchas ocasiones se queda pequeño, es potenciar la afluencia entre semana. Y lo han conseguido. Ayer se volvió a colgar el cartel de completo en la zona de estacionamiento de Calgosa: las 1.050 plazas ocupadas, incluidas las 200 del área de pago. Al final del día, 2.967 personas pasaron por los tornos. Algo que era complicado ver otras temporadas, especialmente las últimas afectadas por las restricciones de la pandemia. «Lo que no han tenido en cuenta es que hoy (por ayer) era festivo en Palencia capital. Celebramos Las Candelas, la fiesta de nuestra patrona, y nos hemos venido media ciudad para acá», explicaba Laura Burón.
Laura Burón
Usuaria
Las colas fueron el denominador común durante las primeras horas de la mañana. «Estaba aquí a las ocho y media, he esperado una hora en la taquilla para coger la tarjeta del 'forfait' y, cuando me ha tocado el turno, me han dicho que tenía que ir a la cola de información. Son casi las once de la mañana y aún me queda un rato», se lamentaba José Luis Córdoba.
Rebeca González
Usuaria
Aunque la operación se puede realizar por internet, los usuarios que no tienen la tarjeta física deben pasar por las instalaciones para retirarla. De las diez taquillas, sólo estaban abiertas dos; la de información no daba abasto, y de las cinco máquinas automáticas del edificio multiusos, sólo funcionaba una -cuatro se encontraban fuera de servicio-. «Es que todo es un desastre. Es más barato esquiar en Suiza que aquí. Allí si pagas, al menos te aseguras que esquías. Aquí, no», sentenciaba Miguel Ángel Carpintero mientras esperaba de pie.
Alto Campoo abrió ayer 21 de sus 23 pistas, lo que en kilómetros supone casi 21 de sus 24. Una jornada más estuvo cerrada la de Los Castros (I y II), una de las más demandadas por los esquiadores por la calidad de su nieve. En Cantur esperan resolver hoy mismo este problema. Tampoco entró en servicio la zona de Toboganes. Ni tampoco el telesilla de El Chivo, por lo que para subir hasta la zona superior de la estación no había más remedio que hacerlo en la silla del Tres Mares. La empresa pública explicó que no la usan entre semana «por motivos organizativos», algo habitual otras temporadas. «Es para ahorrar energía eléctrica y también para que no se vaya la nieve de El Chivo, que no nos mientan», afirmó Saúl González, practicante de snowboard. «Si bajas la calidad entre semana, también tienes que bajar el precio. Sería lo justo. Porque cuesta lo mismo esquiar un jueves que un domingo», respondía Rebeca González. «Además, publicitan que tienen un 'snowpark' y ni siquiera han echado los cajones. Y este año no será por falta de nieve...», puntualizaba, a su lado, Alicia Martínez.
Miguel Martínez
Usuario
El panorama en los servicios de restauración dependientes de Cantur no era mejor. Sólo una persona tras la barra en la cafetería del edificio multiusos y otra en la barra de la de El Chivo para poner cafés, infusiones y repartir bocadillos de tortilla y sandwiches. «El problema de falta de personal es evidente. No lo pueden tapar aunque quieran. Si la estación se llena, como ha sucedido hoy (por ayer), y tienes trabajando a la mitad de trabajadores que el fin de semana, siempre va haber colas», señalaba Miguel Martínez. «Lo que no podemos es interiorizar ese mantra de que no nos tenemos que quejar porque somos unos privilegiados al tener una estación de esquí al lado de casa», concluía Ramón González.
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