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Suelo llegar al verano cansado de tantos viajes, frío y actividad por medio mundo. Para mí, es una época de recuperación física y mental antes de que llegue el otoño y entre el nuevo juego que es el invierno. En el calendario de final de ... este año tenía varias semanas destacadas en rojo: Nepal con esquís, trekking al Campo Base del Everest y japón en diciembre como inicio de temporada. Luego vendría el frenético ritmo de viajes de esquí por el hemisferio norte (Canadá, Alpes, Svalbard, Kamchatka...).
Pero en un chiscar de dedos, todo se estropeó. Una caída entrenando en bici hace que mi calcáneo se rompa. Sí, ese hueso del talón del pie del que nunca nos acordamos, pero que a partir de ese día iba a ser clave para mí. Ocho meses de descanso que se me venían encima. Tenía que reducir el tiempo al máximo, no me quedaba otra opción. Aun así, estaba tranquilo. Junto a mí estaban los que siempre me han cuidado y preparado para que mi cuerpo funcione en todo tipo de situaciones: Camilo Sánchez y Roberto San Emeterio, de Regenera Fisioterapia. Debíamos recuperar cuanto antes la lesión y, a la vez, preparar en tiempo récord la temporada. No estábamos dispuestos a renunciar a ella: el cronómetro empezaba a correr…
«La recuperación de la fractura del calcáneo tiene que pasar necesariamente por tres fases: la cirugía con su inmovilización durante seis semanas, la adaptación de los tejidos a la carga y, por último, la reincorporación a la actividad física para dejarlo al cien por cien de cara a la actividad invernal. Todo esto, en el menor tiempo posible para evitar que toda la temporada y los viajes se fueran al traste», me explicó Camilo Sánchez, de Regenera.
«Durante una reunión inicial tomamos conciencia de la lesión y de los pasos que íbamos a seguir. Charlamos sobre la cirugía, la inmovilización y los tiempos de curación de los tejidos. Nos planteamos un único objetivo: disminuir al máximo los tiempos, pero evitando a nuestro peor enemigo, el estrés de las fechas», me insistió Roberto San Emeterio.
Después de varias lesiones he entendido que lo mejor para el cuerpo es el reposo activo, ya que intentar curarte más rápido no significa que vaya a cambiar la evolución natural de la lesión. Pero lo más importante es estar en buenas manos y confiar en el criterio de Camilo y Roberto. Con las medidas de seguridad necesarias, los tiempos de curación se pueden acortar mucho. Los tres apostamos por la constancia y el esfuerzo para rebajar el máximo posible los ocho meses de recuperación que auguraba el diagnóstico.
«La primera fase comenzó con la cirugía que se basó en la fijación del calcáneo con unos tornillos que atraviesan todo el hueso. Aquí es donde se inserta el tendón de Aquiles y es capaz de hacer una fuerza al menos igual a la de mi peso para poder andar o correr. Además de soportar toda la carga de impacto cuando andas, corres o esquías, el calcáneo forma parte de la base de sustentación del cuerpo», relata Camilo. «Decidimos comenzar el tratamiento de fisioterapia el mismo dia de la retirada de los puntos y la férula de yeso. El primer objetivo se centró en disminuir la inflamación posquirúrgica usando diferentes técnicas como la 'diatermia' y el trabajo muscular isométrico. Un punto importante fue la electroestimulación para evitar la atrofia muscular de la extremidad inferior, mejorando la coordinación intramuscular y aumentando la movilidad de todas las articulaciones relacionadas con el pie. Hicimos hincapié en la recuperación de la flexión dorsal del tobillo. Debemos entender que tenemos más de veinte articulaciones en el tobillo. Es como un puente romano, cada hueso es una piedra angular en la amortiguación y estabilidad del tobillo y el pie. Es importante entender que el pie de Pepín debía adaptarse a una bota de esquí, con las singularidades de dureza y flexión que tiene en muy poco tiempo, ya que se genera mucha fuerza en cada giro o movimiento, por lo que este trabajo es fundamental», añade Roberto.
«La segunda fase se centró en comenzar a caminar con una férula funcional denominada 'Walker', que da estabilidad a la fractura. En la clínica continuamos con el tratamiento ortopédico, la mejora de la movilidad articular y comenzamos con ejercicios selectivos para ganar fuerza en el tobillo. Nosotros empleamos una electroestimulación selectiva a través de electrodos introducidos sobre el músculo o el nervio. esta técnica se denomina 'neuromodulación percutánea' y se realiza guiada por un ecógrafo, ya que al ser tan específica necesitamos reconocer la diana con imagen ecográfica. Este periodo abarca unas 5-6 semanas y lo vamos aplicando de forma progresiva en función de las sensaciones que Pepín tenía en cuanto a dolor y estabilidad. H de reconocer que no tenemos a ningún paciente que se adapte mejor a las cargas que él: su capacidad de sacrificio y comprensión en lo que le pedimos es perfecta», reconoce Camilo.
«La tercera fase es la que más le gustó a Pepín: la readaptación. Ya hemos vivido juntos varias... Analizamos al milímetro la actividad del esquí, con sus gestos técnicos y las necesidades físicas que requiere. Teniendo en cuenta las deficiencias que tenía (fuerza, rango de movimiento, estabilidad, coordinación, etc.) comenzamos a trabajar en camilla pasando en pocos días al gimnasio. Nosotros tenemos la suerte de contar con unas instalaciones diseñadas expresamente para ello, por lo que la evolución fue más rápida», cuenta Roberto.
«Todo el programa de ejercicios se diseñó personalmente, con especial ojo a los déficits. En el esquí necesitamos dos pilares fundamentales de trabajo: el fortalecimiento del 'core' (estabilidad lumbo-pélvica) y de la extremidad inferior. Principalmente, trabajo en los isquiotibiales y cuádriceps. En el caso de la lesión del calcáneo, potenciación de gemelos y soleo. Para ello programamos sesiones de trabajo en gimnasio (3 semanales) y una en la clínica», describe Camilo.
«Semanalmente evaluamos las sensaciones de Pepín y cómo asimilaba las cargas. El requisito imprescindible era que, por cuestión de tiempo, no podíamos dar un paso para atrás, pero tampoco podíamos correr más de lo que ya hacíamos. Era un trabajo de equilibristas. Necesitábamos estar listos para la primera quincena de diciembre al 80%, así en el inicio de 2020 comenzaríamos el programa de actividades establecido, con el mismo nivel de esquí de siempre. El objetivo que se volviera a subir en los esquís dos meses y medio después de la operación, rebajando a menos de la mitad el tiempo de recuperación», explica Roberto.
A los 2 meses y 15 días de la operación decidí calzarme las botas y probar las sensaciones sobre los esquís. Lo conseguimos (hablo en plural porque el trabajo es de los tres), nos estamos adaptando rápido y, a cada paso, giro o gesto, mi pie, ya fuera con molestia, dolor o placer, me recordaba todo lo que debo a Camilo, Roberto y Regenera Fisioterapia. Ellos han sido los protagonistas de esta recuperación. sus conocimientos y ganas de ser cada dia mejores, son los responsables de que haya podido recuperar mi nivel de siempre. De una larga travesía por el desierto, al final mi lesión apenas ha sido un breve viaje de menos de tres meses. Todo problema tiene solución, sobre todo si estás en manos de los mejores.
Gracias por tanto, ¡la próxima toma de cantos va por vosotros, como la primera!
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