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Jaime Bautista, durante el sector de esquí a finales de los noventa. Peñarroya
En Reinosa se celebra la prueba de Bauti

En Reinosa se celebra la prueba de Bauti

Sin una falta ·

El incombustible Jaime Bautista ha participado en las 35 ediciones del Triatlón Blanco de invierno que se han disputado entre 1987 y 2022

Marcos Menocal

Santander

Martes, 8 de febrero 2022, 14:59

Es mucho tiempo. 35 años es mucho tiempo. O no, según se mire. Depende para qué dirá alguno. Por ejemplo, ¿para correr un triatlón de invierno? ¿Qué les parece? 35 años del tirón. «No me he perdido ni uno», dice con una sonrisa socarrona Bauti, porque por Jaime Bautista (Cabuérniga, 1958) le conocen en casa y «cuatro más». En 1987, Reinosa se inventó una locura que en aquellos tiempos se escapaba de madre. Corre a pie, luego coger la bicicleta y subir a una estación de invernal a esquiar... «Nos llamaban locos», recuerda Bauti, que añade que en aquella época se extrañaban «cuando veían corriendo en pantalón corto a alguno cuando llovía».

Ahora la cosa ha cambiado, el raro es el que no se disfraza de 'runner' en su urbanización. «Le señalan con el dedo», sonríe el protagonista de esta historia de constancia y empeño. Bauti participó en aquella edición del Triatlón Blanco de Reinosa, la primera de las 35 en las que estaba predestinado que se pondría el dorsal. «Siempre. No he fallado. Las he corrido con muchísimo frío, con calor; lo he pasado bien, mal, regular... De todo». Como para no. En 1987 ganó Peio Ruiz Cabestany, que como Bauti hacía de todo; lo mismo corría el Tour de Francia que presentaba un programa en televisión o disputaba triatlones de invierno. «Peio esquiaba, hacía esquí de travesía así que en Reinosa ganó fácil. En bicicleta, imagínate, y luego se puso los esquís y no paró», señala este incombustible personaje santo y seña del deporte cántabro. Y al año siguiente, en 1988, allí que estaba Bauti también. «Fue el año que vino Perico Delgado. La expectación fue total. Era el ciclista del momento. Estuvo también Marino Lejarreta. Perico era más suyo, pero Lejarreta estuvo allí con todos como uno más. Muy majo, sencillo y divertido». Bauti activa la memoria y empieza a soltar de corrido. «También corrieron, no me acuerdo que años; los hermanos Zabala (Pedro y Hermi), Fernando Escartín, Julián Gorospe, Rodríguez Magro, José Luis Laguía»... Y Bauti nunca falló. Tampoco lo hizo hace una semana cuando se disputó la 35ª edición de esta pionera prueba que abrió el circuito de triatlones de invierno en España y Europa.

«¿Correr, bicicleta y esquiar? ¿Todo seguido? Nos llamaban locos en aquella época

Bauti nació en Cabuérniga y pronto sintió una especial atracción por las tablas de esquí. «Empezamos a hacer travesías de 50 o 60 kilómetros. Íbamos a correr a todos los sitios». Siempre ha sido un tanto atrevido, quizás por eso en primeros años ochenta, cuando el triatlón se trasladó de EE UU a Europa, el cántabro fue el primero en probarlo. «Nadie tenía tritrajes cuando aquello, nos los cambiamos entre nosotros. En las transiciones nos vestíamos de arriba a abajo. Tardábamos lo que fuera», recuerda Bauti que incluso cuenta una anécdota de un 'Home de Ferro', una prueba que se disputa en Ibiza -sin nieve, lógicamente- y que prueba la inconfundible naturaleza del personaje. «Iba muerto, me dolía el estómago y todo. Así que pasé por al lado del hotel y me subí a la habitación, me di una ducha, comí bien y luego iba como un tiro». Genio y figura.

Sobre la bicicleta en la última edición delTriatlón de Alto Campoo.

Una relación especial

Pero aunque haya competido mundiales, europeos, duatlones, travesías e incluso en los 100 kilómetros de Santander, lo de Bauti con el Triatlón Blanco es una relación que ha pasado por la vicaría. «Sí. Es algo especial. El ambiente. Hace años Reinosa se volcaba. Era un espectáculo. Y luego el frío. No sé porqué pero yo el frío siempre lo he aguantado bien y quizás por eso siempre se me dio bien». Cuando por edad competía en categoría absoluta, peleaba se codeaba con los veinte primeros y luego cuando empezó a sumar abriles al calendario pasó a ser indestructible. «Acabé entre los tres primeros en mi categoría cuando pasé a veteranos. Pero realmente lo que más me importa es disfrutar de la prueba. Para mí es estar en casa», explica Bauti, que después «de correr detrás de las vacas» en su Cabuérniga natal, y de sacar tiempo entre los turnos en los Astilleros del Atlántico logró hacer de su pasión su obligación. «Entré a trabajar en Brañavieja, en la estación, y allí ya pude compaginar mejor todo. Vivía con los esquíes puestos», reconoce con nostalgia.

35 años todos seguidos, como el pasodoble. «Y lo que haga falta. Mientras el cuerpo aguante», señala Bauti, que está dispuesto a jubilar a todos los nuevos gurús del deporte. «Nunca he tenido un entrenador, ni un nutricionista. No me he lesionado nunca. Alguna sobrecarga, pero nada. Como lo que quiero, hago lo que me apetece y sigo». Inconfundible. ¿Y en casa? «Bien. Me dejan un poco a mi aire. Si no puedo entrenar ya saben que me pongo inaguantable, así que me dejan y luego ya se puede hablar conmigo», añade este 'conejito' al que las pilas le duran y duran y duran...

No tiene pensado cambiar su rutina. «Hay veces que corro a pie, luego voy a nadar y luego en bicicleta. Hago todo el mismo día». Lo dicho, que ahora que todo se mide y se estudia en el deporte, con Bauti tendrían que hacer un anexo.

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