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DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO
Santander
Jueves, 15 de diciembre 2022, 12:58
Parece sacado de un posible guión para una secuela de 'Desafío Total', aquella película noventera de Arnold Schwartzenegger en la que el aire respirable era un producto de lujo en Marte, pero es real: se vende aire embotellado. Una empresa andorrana ha decidido aprovechar la ... pureza de su ecosistema para sacar un rédito económico y por un precio de 100 euros el pack de dos se puede obtener un 'chute' de aire de las montañas del Principado de Andorra.
'Essential Air' ofrece botellas de aire que proporciona entre 130 y 160 respiraciones de aire de la reserva mundial de la biosfera en los Pirineos. El recurso natural más inesperado de Andorra ya se puede comprar en algunas tiendas de recuerdos, gasolineras o centros comerciales y se ha convertido en un producto de lujo muy demandado especialmente en el mercado asiático.
El eslógan de este producto es «dar un respiro a tus pulmones de inhalar aire contaminado» y proporcionar «aire puro a las personas que viven en las ciudades más contaminadas a nivel global y carecen de un aire de calidad». La obtención de ese aire se ha logrado en zonas supuestamente protegidas por la Unesco (aunque en sus botellas no aparece ni su nombre ni su logo), mediante una suerte de aspiradores.
El método de 'cosecha' es relativamente sencillo: un grupo de personas viaja a las montañas andorranas, mide la calidad del aire y en el punto donde determinan que cumple sus estándares (proporción de CO2, fundamentalmente), lo extraen y lo embotellan.
Andorra no es el primer país que ha aprovechado la calidad de su aire para sacarle rédito económico. Canadá, Francia, Suiza o Nueva Zelanda tienen sus propias empresas de botellas de aire puro, sacado de las Montañas rocosas, de la campiña francesa o de los Alpes. Con precios entre los 85 euros por botella hasta los 140 aproximadamente, los países con mejores condiciones medioambientales pueden haber encontrado un nuevo recurso natural con el que convertirse en exportadores únicos.
Quién sabe si, como le ocurría a Douglas Quaid, el personaje que interpretaba Schwartzenegger, en un futuro no muy lejano las grandes corporaciones y los ricachones presuman de tener botellas de aire en su escritorio. En este caso, parece que no habrá que viajar a Marte para comprobarlo.
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