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Jesús García-Prieto
Santander
Viernes, 7 de febrero 2025, 15:15
Begoña Almeida es una de las personas que mejor conoce la Montaña Palentina y, en especial, una de sus grandes joyas, su población de osos, a la que dedica su vida. Trabajadora de la Fundación Oso Pardo, esta naturalista vocacional mantiene vivo un compromiso personal por conservar la naturaleza como un legado para próximas generaciones.
Una mujer que ha luchado contra viento y marea para alcanzar, fruto de esa lucha, el que considera el trabajo de sus sueños. No fue fácil, ya que fue la única mujer de su promoción en la Escuela de Capacitación Forestal de Coca, en 1988. «La mujeres no teníamos cabida y no nos dejaban estudiar, pero con el paso de los años todo fue cambiando. Al final yo me siento una privilegiada por haber podido estudiar lo que me gustaba y estar trabajando de lo que he estudiado. Me dan mucha pena esas mujeres que lo intentaron antes que yo y no lo consiguieron», reconoce.
«Mi día a día es maravilloso», dice con tono entusiasta esta apasionada por los plantígrados que reconoce que cuando empieza a trabajar, es cuando de verdad comienza a conocer a los animales que tiene que proteger y estudiar. «Comenzamos prácticamente al amanecer y acabamos casi al anochecer», asegura. «Muchas veces tienes que quedarte quieta en un punto estratégico en el que pienso, deseo y espero ver osos y osas con crías, las primeras de la primavera. La verdad es que muchos días no tienes suerte, pero a mí se me siguen poniendo los pelos de punta como el primer día. Llevo desde 1995 y sigo tan ilusionada como el primer día», señala Begoña.
El estudio de los animales mediante la técnica de rastreo a través de las huellas, los excrementos o los pelos de los osos y la protección de los animales durante las 24 horas del día son funciones fundamentales que se suman al desarrollo de los proyectos en los que están trabajando desde la Fundación. Merced a ese trabajo, la población de osos se ha visto aumentada en estos últimos años. En el último censo que se realizó en el año 2020 hay cerca de 370 osos en toda la Cordillera Cantábrica. «Antes había muy pocos ejemplares, pero con el tiempo ha ido aumentando la población que ahora está en toda la Cordillera Cantábrica, no hablamos de las poblaciones de la suboriental y suboccidental», explica Begoña.
Todo hace esperar que a estas alturas del año los osos permanezcan hibernando, pero el cambio climático también está siendo el responsable de que una gran parte de la población no la haga. «Le está afectando», reconoce Begoña. «Llevamos varios años en los que hemos descubierto que las osas que tienen las crías con un año no hibernan, es decir, siguen activas durante todo el invierno, tienen más desgaste energético con las crías y quizás solo descansan uno o dos días si el clima o las grandes nevadas influyen en ese momento, pero no autoregulan el cuerpo para la hibernación. Los animales tienen comida en el monte, por lo que siguen activos».
Para que pueda darse una coexistencia entre humanos y osos, Begoña sugiere que se tengan diferentes precauciones e incluso evitar encuentros con estos animales. «No debemos adentrarnos en vegetación cerrada, si llevamos perros debemos llevarles atados, no debemos abandonar las rutas o los senderos, no acercarnos a las carroñas porque puede haber animales custodiándolas y puede sentirse amenazado o no seguir sus huellas, las disfrutamos, pero nos damos la vuelta», explica la experta en estos animales, que sugiere que tampoco dejemos rastros de comida. «Los metemos en una bolsa o en la mochila y luego los tiramos al contenedor porque podemos atraer a osos, pero también a zorros o jabalíes».
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Para Begoña el 2024 ha sido muy positivo ya que ha habido muchos trabajos de sensibilización con diferentes asociaciones, tanto micología, como apicultores o asociaciones culturales. «En la zona del occidente se han plantado más de 150.000 frutales o 25.000 castaños que es algo muy positivo ya que va acompañado de la creación de empleo local. Muchas veces en las zonas rurales estamos con pocos recursos y actividades como estas son muy importantes para estas zonas», asegura.
En la actualidad también se está llevando a cabo un estudio con las universidades de León, Santiago de Compostela y Oviedo «para conocer como va a influir el cambio climático en estas especies de frutales que estamos que estamos plantando y que interesa tanto a los osos», asegura esta trabajadora de la Fundación Oso Pardo en la Montaña de Palencia, un paraíso en el que día tras día, sin apenas descanso, sigue disfrutando de la compañía de estos plantígrados como en su momento luchaban y defendían la naturaleza dos de sus referentes como eran Félix Rodríguez de la Fuente o Dian Fossey, la gran estudiosa y defensora de los gorilas asesinada en Ruanda en 1985.
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