Los científicos buscan voluntarios para medir el espesor de la nieve en Picos de Europa

Dentro de este programa nacional llamado ERHIN (Evaluación de los Recursos Hídricos procedentes de Innivación), en los años noventa se creó un registro del espesor de la nieve gracias a unas pértigas de colores que se observaban desde un helicóptero y se tomaban los datos. Sin embargo, con la crisis económica de 2008, algunos vuelos se redujeron e incluso se interrumpieron.

Con el objetivo de mantener la continuidad de estos registros de interés científico, el IGME-CSIC propone ahora una actividad de Ciencia Ciudadana. Esta iniciativa pretende aprovechar la infraestructura existente de dichas pértigas e involucrar a voluntarios que se las encuentren en sus rutas cuando haya nieve.

La idea es tan sencilla como hacerles una foto y enviarlas por WhatsApp (629938144) o por correo electrónico a seguimientodenieve@gmail.com. La actividad se plantea además como un reto deportivo, con rankings y premios para los participantes más activos con el objetivo de incentivar la participación. «Dichas pértigas tienen una pegatina identificativa que muestra un motivo geométrico con patrón y color específico para cada una de ellas, de modo que aunque el autor de la fotografía no sepa o se confunda de localización, nosotros podremos identificarla sin ninguna duda», explica Nemesio Heredia Carballo, científico Titular (IGME-Oviedo).

En el marco de este proyecto, dirigido por el Dr. David Pulido (IGME-Granada), se coordina la actividad de seguimiento en el Parque Nacional de los Picos de Europa y su entorno, con la supervisión de 17 pértigas. Estas pértigas se distribuyen en el Parque Nacional (10 pértigas) y en espacios naturales protegidos de Castilla y León (3) y Asturias (4), como el Parque Regional de la Montaña de Riaño y Mampodre, los parques naturales de la Montaña Palentina, Ponga y Redes.

En los Picos de Europa y su entorno existen ya un total de 17 pértigas, localizables a través de Wikiloc y que puedes consultar en el mapa que verás a continuación. En el parque nacional se ubican por ejemplo en Vega Redonda, Verdilluenga, Jou de Agua, Peña Maín, Andara, Tiro Navarro, Liordes o Frade. Otras están instaladas en más espacios naturales protegidos de Castilla y León y Asturias, como el Parque Regional de la Montaña de Riaño y Mampodre y los parques naturales de la Montaña Palentina, Ponga y Redes. Heredia explica que la decisión de ampliar el ámbito de estudio se fundamenta en que «algunos accesos a los Picos son difíciles en invierno».

Más allá de las fotos remitidas por ciudadanos, desde el IGME tratarán además de instalar sensores, y aunque su coste es elevado, en los Pirineos ya tienen medidores automatizados. «Para estudiar el clima hacen falta muchos datos», recuerda Heredia. Los registros, además de abundantes, deben ser continuados, por lo que la investigación se plantea a más de una década vista. «Tener datos es fundamental para saber cuánto menos está nevando», subraya Heredia.

«Colaborar en el proyecto es una forma de conocer de primera mano las consecuencias del cambio climático y de visitar de forma responsable los Parques Nacionales», asegura Pulido. Sin embargo, desde el proyecto piden precaución ya que «la montaña invernal es un medio complejo y hostil, por lo que en todo momento hay que tener precaución, consultar el parte del tiempo meteorológico y de riesgo de avalanchas y llevar una equipación adecuada».