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Las cigüeñas de Bolmir han regresado a su hogar: el campanario de la iglesia románica de San Cipriano donde la pareja lleva instalada, sacando adelante sus polluelos, cuatro temporadas. Cabe recordar que en 2023, las zancudas protagonizaron una historia de resistencia con el apoyo ... de los vecinos, cuando a petición del párroco local el Ayuntamiento de Campoo de Enmedio retiró su nido de la espadaña, debido a un desprendimiento de piedras por el peso del mismo. Al final, ellas se salieron con la suya.
Los habitantes del pueblo siguen de cerca la evolución de la pareja y están muy implicados en la observación de su rutina, tanto que saben hasta quién llegó primero al nido para criar este año, y fue el macho. Uno de esos vecinos de Bolmir enamorados de esta especie es David González, quién tiene claro que el asentamiento de las cigüeñas en el pueblo «no es coincidencia», ya que ellos las han cuidado siempre para que se queden. «Hemos trabajado muchos años para que al menos una pareja se instale aquí», afirmaba González.
David González Romero
Vecino de Bolmir
Y es que la férrea defensa de la pareja por parte del pueblo de Bolmir cobró cierto protagonismo el pasado invierno, a causa del revuelo que causó entre los vecinos la retirada del gran nido que las aves tenían en el campanario de la iglesia. En ese momento podía parecer una decisión acertada, ya que el templo románico mostraba algún síntoma de deterioro debido al peso acumulado en el Espadañal. No obstante, pesó más la empatía y lástima que sentían los vecinos al ver que, durante los días siguientes, las cigüeñas deambulaban por los alrededores de la iglesia sin rumbo fijo, mostrando signos de desorientación ante la falta de su habitual morada. Estos animales tienen un sentido del apego muy curioso hacia las zonas donde anidan, así que de nada sirvió la plataforma elevada que el Ayuntamiento facilitó a las cigüeñas una vez retirado el nido. De hecho, gracias al empuje de los habitantes de Bolmir se consiguió recuperar su antiguo hogar, donde ya habían sacado adelante tres polluelos el año anterior, y donde conseguirían criar después otros dos terminado este conflicto.
En cuanto al deterioro del campanario, se decidió apostar por el mantenimiento progresivo, haciendo pequeñas intervenciones según fuera siendo necesario, para que tanto el nido de las cigüeñas como la infraestructura del campanario se encuentren a día de hoy en estado óptimo.
Este año, la pareja de «buenos padres», cómo se conoce ya en el pueblo a las persistentes zancudas, se ha encontrado con competencia. «Han tenido que pelear contra otras parejas por su hogar», relata con cierto orgullo por ellas González Romero. Una muy buena noticia para el pueblo, ya que además de poder disfrutar de un «espectáculo visual», es señal de que otros ejemplares están interesados en instalarse en Bolmir.
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