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pilar gimeno
Palencia
Miércoles, 7 de abril 2021, 15:06
Según los últimos datos del Observatorio de Ecoturismo en España, el turismo activo y de naturaleza experimentaba, hasta la llegada de la pandemia, una tendencia ininterrumpida y al alza. Su impacto, destacan los expertos, será clave para el desarrollo en las áreas rurales más ... afectadas por la despoblación. Es el caso de la Montaña Palentina, donde la observación de especies como el lobo ibérico o el oso pardopuede suponer una oportunidad para generar empleo, fijar población o diversificar la economía local.
Las actividades de avistamiento de fauna salvaje, las rutas guiadas, el turismo micológico y la fotografía de naturaleza han crecido de forma exponencial en la última década y dan oxígeno a otros sectores auxiliares, como la hostelería, la restauración o las tiendas especializadas en equipaciones para la práctica del senderismo y trekking.
Para los amantes de la naturaleza hay pocas experiencias tan emocionantes como disfrutar de la berrea, descubrir las variedades de orquídeas que pueblan algunos parajes de la comarca o ver un ejemplar de oso pardo por vez primera en su hábitat natural. Es también cada vez más frecuente toparse, a las primeras luces del alba, con algunos aficionados provistos de prismáticos o teleobjetivos ascendiendo a las sierras que dibujan el Alto Carrión, Valle Estrecho, Resoba o el Alto de la Varga. Estos hábitats concentran una importante población de oso, lobo y gato montés y dan refugio también a otras especies tan singulares como el águila real, el treparriscos o el pito negro. La provincia cobija, además, a 167 de las 233 especies de mariposas censadas en España, entre ellas la mariposa hormiguera oscura, una de las especies de invertebrados más amenazadas de Europa.
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Alrededor de 300 empresas operan en Castilla y León y ofrecen productos de turismo activo u observación de la naturaleza. Algunas de ellas tienen su sede en la Montaña Palentina. Minerva Archaga, ingeniera, educadora ambiental y guía de montaña en Gea Forestal Ecoturismo, reconoce que los servicios que prestan estas empresas van al alza entre nuevos perfiles de usuarios.
«Por un lado, tenemos a familias con niños pequeños, para los que diseñamos actividades de educación ambiental, como el rastreo de huellas. Los más jóvenes tiran hacia un ecoturismo más deportivo». Para Archaga, nuestros vecinos europeos tienen una conciencia mayor. «Los europeos están mucho más sensibilizados con el conocimiento y el respeto a la naturaleza. Cualquier inglés en su mini jardín –añade– tiene perfectamente catalogadas las aves que vienen a comer a sus comederos, los insectos, las mariposas o las florecitas que crecen. Lo tienen como más interiorizado que los españoles, pero poquito a poquito va creciendo el interés», apunta.
Manuel Vázquez fundó Valles y Cumbres en 2016. Hace ya tres años reside en Loma de Castrejón. «Tenemos una clientela importante que viene de Valladolid, gente de Palencia capital y también de Cantabria y del País Vasco», explica. Está especializado en actividades de montañismo invernal, rutas con raqueta y trekking, pero es consciente del potencial que tiene la fauna de la comarca para el turismo, en especial para el mercado inglés. «La berrea es una actividad estrella, cuenta con mucha demanda. El avistamiento de aves también crece y especializarse en ello es una alternativa», agrega.
La ornitología y los turistas extranjeros han sido la apuesta de Tino García Cayón, responsable de Dos Aves, con sede en Cordovilla de Aguilar. «El 98 % de los turistas que recibo es extranjero. Mayoritariamente inglés, pero puede venir de cualquier parte del mundo. Tengo alemanes, escandinavos, estadounidenses o austriacos», comenta. Cuando Tino comenzó a trabajar en este ámbito en 1998 el turismo de observación, recuerda, era algo «totalmente desconocido». De hecho, añade, «estamos todavía muy verdes». Su calendario de trabajo da respuesta a intereses diversos: «Empiezo la temporada en el mes de abril con grupos de botánicos, sobre todo alemanes, interesados en la floración de especies como las orquídeas. Luego pasamos a la flora alpina. A partir de junio empezamos con la observación de aves, mamíferos y mariposas».
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Natalia Magdalena González-Cuevas
La berrea, sin ninguna duda, es uno de los fenómenos más deslumbrantes que ofrece la naturaleza en la zona. «Es nuestro plato fuerte», admite Mario Lalanda, guía en Pnta (Promoción Natural y Turismo Activo), con sede en Ventanilla. «Llevamos 12 años trabajando y los que vienen se asombran de lo que encuentran aquí. Les parece mentira que no se conozca», explica. Muchos de sus clientes se hospedan en el Parador o en otros alojamientos del municipio de Cervera. Proceden, comenta, de Madrid, Burgos, Valladolid, Bilbao y Santander y algunos suelen repetir con cierta frecuencia.
Los informes editados por el Observatorio del Ecoturismo dan una idea del perfil del ecoturista. Tiene entre 39-65 años, cuenta con estudios superiores, su poder adquisitivo es medio-alto y viaja con frecuencia a espacios naturales, pernoctando entre 3 y 4 noches en casas rurales de alquiler íntegro o compartido. Un perfil que se aproxima al cliente con el que trabaja Iñaki Reyero, cofundador de Wild Watching Spain, una de las empresas líderes del sector. Recientemente, han ofertado salidas para el avistamiento al oso pardo y el lobo ibérico en la Montaña Palentina. «Hasta ahora, antes de la pandemia, teníamos prácticamente un 50 % de turistas extranjeros, fundamentalmente británicos, franceses, belgas y alemanes, y un 50% de nacionales. Estos buscan más salidas cortas, de uno o dos días, pero los extranjeros prolongan más sus estancias, entre 3 y 5 días», expone Reyero, quien destaca el potencial de esta clase de turismo.
«Hay una demanda creciente. De un tiempo a esta parte, desde hace siete u ocho años, hay un reconocimiento de la zona de Riaño y la Montaña Palentina como puntos de interés para la observación de la naturaleza. Se les ha puesto en el mapa, antes se conocía Andújar o Monfragüe. Ahora todo el mundo sabe dónde está la Montaña, incluso muchos especialistas extranjeros», señala.
Las restricciones a la movilidad que impone la pandemia no auguran las mejores perspectivas para el periodo vacacional de la Semana Santa. «La gente tiene miedo, los confinamientos perimetrales de las comunidades nos están afectando bastante. Nosotros nos nutrimos de gente de fuera de Castilla y León y estamos notando que el nivel de reserva ha bajado», explica Mario Lalanda. Una opinión que comparte Minerva Archaga. «Este año no podemos lanzar actividades a largo plazo porque las restricciones nos obligarían a cambiarlas o anularlas».
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