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Decía el escritor y montañero Luis Pedro Peña Santiago que cuando el cielo está raso, es el mejor día para ir las alturas. Lo saben bien todos los amantes de la montaña, que disfrutan sobremanera en los fríos días de otoño y de invierno. ¿Por qué? Porque se suele producir un fenómeno muy fotogénico, que son los mar de nubes.
Es decir, pese a que en los valles los amaneceres son fríos debido a que la niebla está instalada, y de hecho muchas veces no levanta, arriba en las alturas reina el sol. Y cuando el montañero va ganando metros en su ruta, hay un momento mágico que es cuando se supera la barra de nubes. Eso, que se va intuyendo poco a poco, se transforma de repente en un azul intenso en el cielo y el mar de nubes, como si fuera una masa de algodón, justo por debajo de ti. Eso es lo que ha captado en Valderredible Carlos López Saiz en el vídeo que acompaña esta información.
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