La rutina diaria por Cantabria del último milano negro geolocalizado

La única superviviente de estas rapaces -una se ahogó al cruzar el Estrecho en 2021, la segundo desapareció en el desierto del Sáhara el mismo año y a la tercera se le perdió el rastro cuando regresaba en 2022- es de costumbres fijas. «Son aves oportunistas. Buscan entre los residuos cualquier cosa que les sirva para alimentarse», explica Felipe González, delegado territorial de SEO/Birdlife. Eso explicaría los continuos viajes a la estación de tratamiento de residuos de Meruelo. También al matadero de Guarnizo, donde rapiña cualquier desperdicio. A Cabárceno, en cambio, acude porque sabe que allí alimentan a muchos animales; y, además, todos los días. La finca de los osos pardos es una buena despensa para ella, pues aprovecha los restos que dejan o se le caen a estos plantígrados.

«Pero los milanos no sólo hacen esto, también se les puede ver en zonas amplias de prados y campos donde siguen muy de cerca a los ganaderos y agricultores. Cuando siegan las fincas, los topillos, las culebras, los ratones y los pequeños reptiles son su fuente de alimentación», añade. Otra de sus habilidades es la de cazar en pleno vuelo hormigas voladoras, y si bajan a las marismas pescan pequeños peces en las orillas.

«Son aves muy abundantes. Su incremento en esta zona del país comenzó en la década de los años noventa. Antes no había tantas, eran más propias del interior y del sur del país. Ahora se puede ver muchos milanos negros en todo lo que es la zona costera de Cantabria. Además, son muy coloniales, les gusta criar junto a otros milanos», subraya.

Los avances tecnológicos han permitido el desarrollo de sistemas de localización cada vez más pequeños. Los cuatro milanos cántabros, de los veinte que anilló en toda España la asociación conservacionista hace tres años, portan una pequeña mochila en la espalda especialmente diseñada para que no les moleste. Ahí se ubica tanto el GPS como la tarjeta telefónica que permite el envío de los datos recopilados.

Como mucho, les queda un mes y medio más en Cantabria. A finales del mes de julio o principios de agosto emprenderán el vuelo rumbo a África. Allí pasarán todo el invierno para regresar otra vez a la región en el mes de marzo.

Los milanos negros son capaces de recorrer los 3.200 kilómetros que hay hasta la frontera entre Mauritania y Mali en sólo 26 días. En apenas tres cruzan la Península y atraviesan el Estrecho de Gibraltar. Y eso que suele descansar en alguno de los vertederos de Cádiz para coger fuerzas antes de cambiar de continente. Este ave -no confundir con el milano real, que llega aquí en octubre procedente, principalmente, de Centroeuropa y se marcha en marzo- es muy numeroso en España, donde hay censadas entre 11.000 y 13.000 parejas, 280 de ellas en Cantabria.