Secciones
Servicios
Destacamos
Muchas personas han disfrutado de un plan distinto este fin de semana en plena naturaleza. Uno con muchas alternativas, como pasar apenas unas pocas horas intentando contemplar el espectáculo, o bien para estar todo el día en el monte. Habrá quien haya contratado los ... servicios de un guía y haya ido a sitios en los que verlo está asegurado. O los habrá que, simplemente, hayan parado unos cuantos minutos en un apartadero en una carretera de montaña a ver si tenían suerte. La berrea, la época de celo de los ciervos, ha llegado este fin de semana a su punto álgido.
Desde primeros de mes, en los valles más bajos ya se oye el inconfundible sonido de la berrea. Los venados, bichos bastante esquivos y difíciles de ver a lo largo del año, se muestran en estos días en todo su esplendor. A mediados de mes, por las zonas más altas ya se escuchaba berrar con más o menos intensidad.
Ropa Variada. Ya es otoño. La ropa de abrigo es necesaria a ciertas horas del día.
Prismáticos Esenciales. Por un precio razonable hay marcas y modelos interesantes.
Precauciones Silencio. Si el venado está cerca, no hablar y estarse quieto es clave para ver la escena.
Los 'frikis' del asunto, esos seres embozados en ropas oscuras o de camuflaje y que tienen las llaves del monte al abrirlo al alba y cerrarlo al anochecer, andan con el comillo afilado desde hace unos cuantos días. Hay 'venaos'. Y buenos. A la tradicional corpulencia de los venados de la región -los montes cántabros rebosan de comida- acompañan cuernas más que imponentes. Los que más son, a buen seguro, esos reyes engendrados en la berrea de 2016. La que se recordará siempre. Pocos animales pero excepcionales. Sus hijos, nacidos entre mayo y junio de 2017, tienen ya unos respetables siete años y ya están en el último tramo de sus vidas. Con muchas batallas a sus espaldas, tendrán difícil retener la corona ante machos más jóvenes que ellos y que están llenos de energía.
El espectáculo en la naturaleza, no por repetido cada año, pierde un ápice de encanto. Animales imponentes a bramido limpio, intentando que las hembras, las grandes protagonistas silenciosas de esta historia, se fijen en ellos. Berridos que sirven como carta de presentación ante ellas y como elemento de disuasión para la competencia. Mejor decirse las cosas a grito limpio que optar por la violencia. Las peleas son bastante raras de ver, como si los venados supiesen lo que hay en juego. Porque suelen ser bastante violentas y una herida fea en el monte suele ser una condena a muerte.
Una ladera que dé a un pequeño valle es un lugar inmejorable para ver la berrea. Con unos prismáticos o mejor aún, un telescopio terrestre, se puede ver a los animales sin más precaución que no alzar mucho la voz. Esas vienen si al caminar por una pista o por el monte, los venados están cerca. Ahí el silencio y el no moverse son esenciales. Porque los venados no están tan 'atontaos' estos días pensando sólo en sexo. No dejan de ser animales de lo más recelosos y asustadizos. Una palabra de más, un movimiento... Y fin de la escena. La cosa se complica si junto al macho hay hembras. Ellas siempre son un radar con patas y si la que manda el clan da la voz de alarma, carrera y a otro sitio.
Un pequeño equipo con casi de todo, desde crema solar a ropa de abrigo; unos prismáticos; ganas de pasarlo bien en plena naturaleza y unas buenas dosis de silencio, paciencia y respeto son los elementos básicos para estos días de berrea. A nada que acompañe la suerte, el espectáculo está garantizado. El ruido de los venados está en todo lo alto estos días en los montes cántabros, antes de que a principios de octubre, todo quede en silencio hasta finales de agosto o principios de septiembre del año que viene.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.