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Marco G. Vidart
Brenes
Jueves, 25 de julio 2024, 16:24
Cuenta la leyenda que un toro, escarbando en el suelo con sus astas, descubrió en la tierra una imagen de la virgen. Las gentes de Arenas de Iguña la bajaron al valle, pero la imagen se volvió por sí sola, y por tres veces, a esa braña solitaria desde la que contemplar los valles de Cabuérniga e Iguña. Sea como fuere, bien por ese toro que descubrió la talla de la virgen de El Moral. Porque pocos lugares hay en el Parque Natural Saja-Besaya en el que se tenga tal sensación de paz y tranquilidad. Si se va en uno de esos días de cielo azul y temperatura agradable, es de esos lugares en los que tras reponer fuerzas, da pereza ponerse otra vez la mochila. 'Qué bien se está aquí' es un pensamiento recurrente. No extraña que la virgen no quisiese ir a otro lado.
A la braña de El Moral se puede llegar desde varios sitios. El más cómodo es partiendo desde la braña de Brenes, a la que se puede acceder desde Arenas de Iguña, vía subir la Collada del mismo nombre, o bien desde Cieza.
Localización: Arenas de Iguña.
Duración total: 4.20 horas.
Longitud total: 15.2 kilómetros.
Nivel: Fácil.
El inicio del camino está a unos 750 metros de altitud. Y el final del mismo, la braña de El Moral, está en torno a los 1.000. Eso anticipa que en los 7,6 kilómetros de recorrido el desnivel va a ser de lo más llevadero, hasta el punto de que en muchos puntos, el trazado es plano.
Los primeros metros ya hacen apreciar una de las grandes virtudes de la senda. El firme está en un estado magnífico. De lo mejor que se puede ver por los montes de la región. Una primera curva, a izquierdas en el sentido de la subida, deja la primera postal, con vistas a todos los valles cercanos. Tras un tramo de bosque un poco más cerrado, a menos de dos kilómetros del inicio se llega al refugio de El Tornillo. El primer punto de referencia en la ruta y tras el eque se dibuja un paisaje de braña a un lado y braña con bosque al otro. El lugar perfecto para que se pueda observar animales salvajes. La zona, además de estar en el Parque Natural, es lote de caza en la Reserva del Saja. Así que si se va al amanecer o al atardecer, o en épocas del año en las que no apriete mucho el calor, la posibilidad de ver algún 'bicho' es más que elevada. Venados, zorros, jabalíes... Y con más suerte, algún lobo.
*Consulta el punto de partida de la ruta. Inicio desde el aparcamiento donde puedes dejar el coche:
Desde ahí, predominan los paisajes abiertos, con laderas de fuerte pendiente con escajales primero y bosque después. Al llegar a la altura del Tordías, un pico de 967 metros de altura, aparce la primera bifurcación del camino. En el sentido de la marcha, hay que seguir a la izquierda. Desde la derecha, la pista viene desde Ucieda en la que es una de las considerables 'pateadas' de esa zona. En ese cruce de caminos aparece un primer hito de Los 10.000 del Soplao. Porque venir desde Ucieda hasta ahí es una de las partes imprescindibles de la prueba.
Un pequeño tramo de bajada anticipa la parte más exigente del recorrido. A primera vista ya se ve que la carretera se empina un poco. Pero para nada es un desnivel imposible. El tramo, en el que el firme se estropea un poco, se agarra más a las piernas. Pero no es un castigo excesivo. Al final de la subida aparece otra bifurcación. Y de nuevo hay que seguir a la izquierda. Hacia la derecha se baja, en una ruta con más desnivel, justo hasta la carretera de Bárcena Mayor.
Y a los pocos metros de iniciar la marcha tras ese desvío, aparece la braña de El Moral con la que se culmina una ruta de 7,6 kilómetros de recorrido. La ermita también cuenta con un refugio para senderistas. Y desde un ventanuco abierto, se puede apreciar el interior de la capilla. Un tubo de metal permite hacer un donativo. La braña de El Moral está en la divisoria de los municipios de Arenas de Iguña y Los Tojos. Aunque para nada es un lugar que divide nada. Es todo lo contrario. El primer sábado tras el 15 de agosto, se celebra la romería de la Virgen de El Moral, en la que se reúne gente de todos los valles circundantes. Sea en ese día o en cualquier otro del año, visitar la braña y la ermita de El Moral es algo casi obligado para un senderista que guste de las montañas. Para, quien sea creyente, pedirle a la virgen protección en todas su rutas o para, simplemente, disfrutar de un lugar de esos de los que da pena irse y al que se puede llegar por una ruta de lo más asequible.
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José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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