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Una de las duras rampas del Negreo.
Una de las duras rampas del Negreo. M. G. V.
DMontaña

Duras rampas hacia buenas vistas

La subida al Negreo, por su parte Cabuérniga, exige en su primera mitad. A cambio permite disfrutar del paisaje de la zona

Marco García Vidart

Renedo de Cabuérniga

Viernes, 14 de marzo 2025, 19:58

Se ha convertido en uno de los nombres más temidos para los participantes en Los 10.000 del Soplao. Y de un tiempo a esta parte, por partida doble. La palabra 'Negreo' hace torcer el gesto. Porque esta subida que comunica el valle de Cabuérniga con el del Nansa aparece en la prueba tras 84 kilómetros de trayecto en bici. Con la trisca que llevan en las 'patas', bien les puede parecer un puerto que lleve hasta la mismísima luna.

Descubra la ruta a través de este vídeo. Marco G. Vidart

Justo al lado de la señal que indica que se acaba Renedo de Cabuérniga, hay un desviación a la derecha. Por los aledaños, o bien en Renedo, hay muchos lugares en los que dejar el coche. Al punto, y tras franquear un paso canadiense, el primer metro avisa. Todo para arriba. En ese comienzo acompaña el cemento rayado, propio de muchas pistas de montaña para ayudar a los vehículos a traccionar mejor, El Soplao mima todo su recorrido y más a uno de sus santuarios, así que las indicaciones de la prueba ayudan a seguir el camino correcto. En la primera desviación, de frente.

La ruta

La ruta
  • Localización: Renedo de Cabuérniga.

  • Duración total: 3.30 horas.

  • Longitud total: 12,2 kilómetros.

  • Nivel: Fácil.

La pista se alterna entre la típica de monte y ese cemento rayado. Algún afable mastín se alegra de la visita mientras vigila a unas yeguas. El camino comienza a ganar altura y las vistas de gran parte de Cabuérniga y los montes que la circundan son espectaculares. Y la pista sigue hacia arriba. Hasta el punto de que en algún tramo, el caminante se sorprende de andar con las punteras de las botas. Aunque corto, hay algún 'muro' más propio de una clásica ciclista belga o neerlandesa. Se siente una piedad infinita por esos adeptos al 'Infierno Cántabro'.

Con algún pequeño tramo de descanso, en el que el camino transita entre árboles, el ascenso sigue hasta otra bifurcación. La señal del Soplao indica que hay que seguir el ramal de la izquierda –a la derecha se va a una propiedad particular–. Justo ahí la pista, hasta entonces perfecta, se rompe. El camino pasa a ser mucho más irregular. Pero a cambio, la pendiente suaviza mucho. La mayor parte del sufrimiento ya ha terminado.

*Consulta la ruta en Wikiloc:

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El paisaje se abre. Entre pendientes, pasto de montaña, escajales bajos, rocas... Un cielo nubladete y con una temperatura perfecta acompañan la excursión. Y entre el silencio, apenas roto por los campanos lejanos de algunas yeguas, aparece una sensación que no es desconocida entre muchos caminantes y usuarios del monte. Al punto, la respiración se acelera. Y la cabeza va girando en una y otra dirección. Los ojos intentan escudriñar ese paisaje que el 'nublao' convierte casi en monocromático. Marrón, con apenas variaciones en sus tonos. Al punto, un pensamiento cruza la mente. Las mismas palabras de siempre en esa situación. 'Tengo la sensación de que alguien me está mirando'.

Y ese 'alguien' casi siempre se refiere al mismo. A los pocos metros, un tramo de tierra, más arenoso, muestra la evidencia. Una huella nítida de un lobo. Más adelante, otra, y un reguero de ellas más allá... La cada vez mayor presencia del cánido en la región, inmerso en el imaginario colectivo de la zona hasta el punto de que una parte de esta ruta transita por un paraje llamado El Callejón de los Lobos, hace que la posibilidad de un encuentro, aunque sea a deshoras –a media mañana– aumente. La intriga dura un rato, mitigada por otro pensamiento. 'Encuentra aquí a un perro marrón'. Podría estar a 20 metros, partiéndose de la risa, y no verle.

Esa sensación de ser observado cesa camino ya del punto más alto del Negreo. Al aproximarse a él, ya se ve por dónde hay que regresar. En unos seis kilómetros de recorrido, se salvan más de 550 metros de desnivel. Desde ese punto más alto las vistas son de cuento. Ya se divisan los Picos de Europa, el valle del Nansa... De la zona arrancan varias pistas con las que ampliar la excursión para uno u otro lado.

Al girar a la derecha y llegar a la encrucijada de caminos, hay que salirse de la pista y dejar un cercado a la derecha. En las desviaciones que pronto se encuentran en el camino, siempre a la derecha. Hasta subir una pequeña loma y dejar el pinar que hay en la zona siempre a la izquierda. Comienza un descenso hacia Cabuérniga, sin más precaución que tener cuidado –si ha llovido los días previos– con alguna pendiente algo más pindia. El camino parece que se pierde en una braña, pero se sigue bien hasta llegar a otro desvío, este ya sin señalizar. Hacia la derecha, enseguida se recupera la pista que lleva de nuevo hasta Renedo para completar algo más de 12 kilómetros de un recorrido de lo más entretenido en el que comprobar que la fama del Negreo es más que merecida.

1. El comienzo

El inicio de la ruta está justo al final del pueblo de Renedo de Cabuérniga, junto a la carretera. Marco G. Vidart

2. Indicaciones

Las señales blancas y rectangulares de Los 10.000 del Soplao ayudan a seguir el camino correcto.

3. Menos desnivel

En esta bifurcación, donde hay que seguir hacia la izquierda, la pista se rompe. A cambio, la pendiente suaviza mucho.

4. El descenso

Camino de vuelta a Renedo, hay que dejar el pinar a la izquierda.

5. Giro hacia la llegada

Al llegar a este eucaliptal, hay que seguir hacia la derecha. Tras haber caminado un rato por el monte, enseguida se recupera la pista que lleva hacia Renedo.

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