Monte Hijedo: una ruta para andar entre dos comunidades

Quien guste de un paseo por una de esas 'catedrales' que forma la naturaleza, con los árboles convertidos en unas columnas de mil tonos de marrones y verdes, tiene un lugar imprescindible que visitar en Cantabria: el Monte Hijedo. Aunque otro de los aspectos interesantes de esta ruta es que no es solo por Cantabria. Quien quiera presumir un poco, puede decir que se va a andar hasta Castilla y León. Porque parte de la ruta por el Hijedo transita por la provincia de Burgos. Uno de los bosques más espectaculares de toda España pertenece geográficamente a las dos comunidades. Merece muchísimo la pena dedicar una jornada a uno de esos parajes que deja sin habla en muchos de sus tramos.

Riopanero, uno de los pueblos del municipio de Valderredible, es el punto de partido más accesible desde Cantabria a la ruta del Monte Hijedo. Sin entrar en el pequeño núcleo de población –en el que hay un centro de interpretación del Hijedo–, hay un espacio en el que dejar el coche justo al lado del comienzo del sendero. Aunque también se puede ir en coche hasta unos dos kilómetros por la ruta. A partir de ahí, solo pueden acceder, como en la mayoría de las pistas, los vehículos autorizados.

Desde el inicio, el paisaje empieza a preparar para lo que viene. Aunque en la primera parte del recorrido, el bosque, más cerrado, queda a la izquierda y el paraje se alterna con vistas más amplias de los montes. Es al llegar a la zona de la cabaña de La Corva cuando el caminante se adentra en un cuento. La pista comienza a cambiar y el paisaje también.

El arroyo de Hijedo acompaña en todo momento. El camino empieza a empinarse, pero es una subida de lo más tendida, de esas que no hace enterarse demasiado a las 'patas'. La estampa sobrecoge. Hayas, avellanos... Pero sobre todo, robles. Todos conforman un espectáculo para dejar con la boca abierta al más pintado. El arroyo forma a veces pequeñas cascadas. En un entorno natural así, también hay que estar atento la posibillidad de ver a los animales salvajes que pueblan los montes. Corzos, venados, jabalíes, lobos... La pureza del arroyo invita también a soñar con la posibilidad de ver a ese animal tan esquivo que es la nutria.

*Consulta el punto de partida de la ruta. Inicio desde el aparcamiento donde puedes dejar el coche:

Un cartel avisa de una bifurcación. Se puede bajar hasta el arroyo o seguir un poco por el bosque, ya que la senda se recupera, siempre a los pies del arroyo del Hijedo, en pocos metros. El camino pasa a ir paralelo a ese curso de agua. Varios pequeños puentes ayudan a ir cruzando de una orilla a otra. La sensación de estar metido en plena naturaleza es sobrecogedora.

Tras algo más de seis kilómetros desde Riopanero, se llega a una bifuración bien señalizada. Hacia la cabaña del Hijedo, indica. Quienes estén menos en forma y crean que hasta ahí ya ha estado bien para completar doce kilómetros, a emprender el camino de regreso. Y quien no, a seguir caminando. En ese cartel ya hay dos letras que indican que se está en otro sitio. 'BU'. Ya se está en Burgos. En otra comunidad autónoma.

Los dos senderos posibles llevan al mismo sitio. Si se coge el camino de la derecha, continúa esa subida tendida. Al rato, otro desvío sigue indicando el camino hacia la cabaña. El paisaje se vuelve mucho más abierto. Incluso se intuye una carretera al fondo. En un camino de grava e incluso arena, otra señal indica que hay que seguir a la izquierda. El bosque queda a los pies del caminante.

A los pocos metros es cuando aparece la única precaución. Una bifurcación no está señalizada. La única que no lo está en el trazado. Hay que coger el camino de la derecha, porque el de la izquierda lleva a una pista de aprovechamiento forestal sin salida. Al seguir la senda correcta, aparecen las marcas de pintura, los hitos que indican que se va bien... Bosque a través por un sendero estrecho, pero que se sigue sin problemas. En un recodo del camino se advierte de que hay un mirador. Merece la pena pararse unos minutos para tener todo el bosque a los pies.

El camino lleva a la cabaña del Hijedo. De nuevo, otra señal indica que hay que ir a la izquierda para adentrarse otra vez dentro del monte y así llegar a ese desvío que ofrecía la posibilidad de ir la cabaña. Desde ahí, esos seis kilómetros hacia Riopanero para, con un paisaje distinto debido a la luz, llegar a esa pequeña localidad tras algo más de 20 kilómetros de recorrido. Una buena 'pateada', pero de esas que merecen mucho la pena. El Monte Hijedo tien fama de ser uno de los bosques más espectaculares de España. Y al conocerlo no se puede estar más de acuerdo. Un espectáculo de la naturaleza que, además, permite caminar entre dos comunidades autónomas.

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