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Silvia G. Rojo
Miércoles, 10 de junio 2020
Las definiciones pueden ser varias pero siempre llegan a la misma conclusión: Un 'baño de bosque' no es otra cosa que «una inmersión sensorial en un entorno boscoso a través de los sentidos y mediante varias actividades». Así resume Alex Gesse, promotor del ... Instituto de Baños de Bosque, esta técnica surgida en Japón en los años ochenta bajo el nombre 'shinrinyoku', (bañarse en el bosque).
La idea ha ido calando en otros países como Estados Unidos, Centroeuropa y también España. En el caso de Castilla y León son varias las iniciativas que ya se llevan a cabo y otras a las que se intenta dar forma.
El punto de partida es la ciencia, en eso coinciden todas las personas consultadas. La propia Consejería de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León remite a un estudio del Observatorio de Salud y Medio Ambiente del Instituto DKV de la Vida Saludable en colaboración con el ISGlobal, en el que se recoge que «el contacto con los espacios verdes disminuyen los niveles de estrés, ansiedad, insomnio y estado depresivo como beneficios en el plano psicológico. En el físico, también reducen la obesidad, la diabetes y la presión arterial, ayuda a prevenir algunas enfermedades y mejorar el sistema inmunitario».
«Mi intuición me dice que ahora la gente lo que va a querer es salir y buscar en la naturaleza experiencias que aporten cosas diferentes y bienestar», comenta María Galán, que es guía de baños de bosque. María desarrolla su actividad en Zamora y junto con la Concejalía de Turismo de esta ciudad persiguen «revitalizar Zamora dentro del turismo de la naturaleza». Una vez al mes y durante unas tres horas, lleva a cabo esa inmersión en un lugar tan emblemático de la capital como es el Bosque Valorio. «Invitamos a los habitantes a que vayan, lo valoren y lo disfruten de una manera diferente a las que suelen ser habituales como pasear al perro, jugar al fútbol o en los columpios». «El paseo es tranquilo, llevas a los participantes a que bajen el ritmo, se relajen y puedan conectar con la naturaleza a través de los sentidos, que lo aprecien de una forma más consciente». Para lograr ese objetivo, María va proponiendo actividades relacionadas con algún sentido que tienen que ver con buscar sonidos u observar el movimiento a su alrededor. María deja claro que «esto es diferente a hacer senderismo, es un paseo diferente».
En Burgos se encuentra la segunda de las guías de baños de bosque con las que cuenta la región, Noemí Hortigüela, de la empresa Sylvatia Educación Ambiental. Sus rutas están centrados en los parques periurbanos en colaboración con la Oficina Verde de la Universidad de Burgos, pero también extiende la experiencia a otros puntos de la provincia de forma más abierta al público. «Solo con ver la cara de las personas no hace falta que me digan más sobre cómo se sienten antes y después del baño».
Noemí reconoce que todavía «es algo muy pionero, falta mucho recorrido» pero se queda con todas esas palabras que utilizan los participantes para definir la experiencia: «Solemos decir alguna palabra al acabar y todos hablan de relajación, bienestar, descanso».
Esta guía burgalesa piensa que esta actividad «se puede utilizar en muchos pueblos como herramienta de desarrollo, un recurso más del bosque».
La propia Junta de Castilla y León se ha adherido a un proyecto de DKV y Europarc, al que han incorporado 12 senderos saludables en distintas áreas naturales protegidas repartidas por la comunidad autónoma. David Cubero, Jefe de Servicio de Espacio Naturales de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, comenta que se está en una fase inicial pero aclara que efectivamente esas rutas, «permiten el desarrollo de esos baños de bosque porque la filosofía es la misma, utilizar los espacios naturales, el medio natural a través de rodales saludables».
Olga González, gerente de la Federación de Asociaciones Forestales de Castilla y León (Fafcyle) adelanta que ya trabajan en la creación de un proyecto experimental porque «el bosque es otro bien social que podemos aportar a la sociedad». La pandemia ha paralizado el desarrollo de una jornada en la que iban a dar a conocer la idea pero tienen claro que «queremos poner en valor estos bosques y ayudar a crear ese vínculo entre la ciudad y el bosque, estamos muy separados y todo esto de la covid nos sirve para darnos cuenta de que el mundo rural está ahí».
Los expertos aclaran que vivir en un entorno rural tiene ciertos beneficios para la salud y el bienestar pero «vivir en una zona boscosa no quiere decir que estés conectado, hay cinco formas de conectar con el entorno, entre ellas los sentidos», concluye Alex Gesse.
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