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Dos peregrinos tras completar el Camino Lebaniego. dm
El Camino Lebaniego, un disfrute para los sentidos de San Vicente a Santo Toribio

El Camino Lebaniego, un disfrute para los sentidos de San Vicente a Santo Toribio

Con la denominación de 'Acontecimiento de Excepcional Interés Público -Camino Lebaniego-', esta ruta no sólo es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco , sino que también es patrimonio colectivo de las raíces e historia de Cantabria

Jueves, 13 de octubre 2022, 15:12

El 16 de abril de 2023 comenzará el 74 Jubileo Lebaniego con la apertura de la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, un evento que consolida su trascendencia e importancia ya plasmada en las ediciones de 2006 y 2017. A través de las numerosas iniciativas que se llevaron a cabo desde diferentes ámbitos (religioso, cultural, ambiental...), ganó la denominación de 'Acontecimiento de Excepcional Interés Público -Camino Lebaniego-'. Este camino de peregrinación hacia el Monasterio no sólo es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sino que también es patrimonio colectivo, actuando como reservorio de las raíces e historia de Cantabria.

Más allá del carácter festivo, el Año Santo Lebaniego supone un enaltecimiento de los valores humanos, de la cultura y, sobre todo, de las personas, de los peregrinos y de todos aquellos que mantienen vivo el Camino y sus tradiciones milenarias.

En cuanto al sector del turismo sostenible, y el lema 'Cantabria, lugar de peregrinación', el Año Santo Lebaniego de 2023 consolidará los caminos a Santo Toribio de Liébana como ejes culturales y naturales. Este valor ha propiciado que el Camino Lebaniego despierte el interés de los 'crucenos' o 'cruceros' -nombre con el que se conocía a los peregrinos- que, desde tiempos inmemoriales, caminaban hasta el Monasterio de Santo Toribio para venerar la reliquia del trozo más grande de la Cruz de Cristo que se conserva en la actualidad, el 'Lignum Crucis'.

Los 'crucenos' o 'cruceros' es el nombre con el que se conocía a los peregrinos que, desde tiempos inmemoriales caminaban hasta el Monasterio de Santo Toribio para venerar el 'Lignum Crucis'

El fenómeno de las peregrinaciones ligadas a hechos religiosos no es nuevo. Siglos atrás cobró gran importancia a lo largo de toda Europa, ya que se convirtió en un canal de desarrollo económico y social de la región al convertise en el lugar que abarca tanto el Camino Norte de Santiago como el Camino Lebaniego, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2015.

El Lignum Crucis y la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana. DM
Imagen secundaria 1 - El Lignum Crucis y la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Imagen secundaria 2 - El Lignum Crucis y la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

Los caminos a Santo Toribio de Liébana

Patrimonio cultural y natural para el peregrino

Hay un denominador común a los caminos que llegan al Monasterio de Santo Toribio de Liébana, el santuario que se encuentra a las faldas del monte La Viorna y al abrigo de los imponentes Picos de Europa. El rico patrimonio cultural y natural de los caminos lebaniegos arrancam en la villa marinera de San Vicente de la Barquera. Estos caminos transcurren por pequeñas zonas rurales, que albergan etnografía y tradición, además de joyas culturales como ermitas, iglesias, bienes de interés cultural y local…

Si comenzamos el Camino en San Vicente de la Barquera podemos encontrar, entre muchos otros activos culturales, la iglesia de Santa María de los Ángeles y el castillo de San Vicente de la Barquera. A continuación la Ferrería de Cades y hórreos como el de esta última localidad. La iglesia de Santa Juliana, en Lafuente; la iglesia de Santa María de Lebeña, en Lebeña; la villa de potes, con su iglesia gótica de San Vicente o la Torre del Infantado.

La recta final, de Potes a Santo Toribio de Liébana, nos lleva al Monasterio de Santo Toribio donde los franciscanos custodian los restos de Santo Toribio y el Lignum Crucis. En este lugar se puede visitar el claustro y la capilla del Lignum Crucis. La escasa decoración se concentra en los capiteles.

Así, los del ábside mayor llevan decoración figurada de cabezas humanas y de animales, el toro y el oso, que según la leyenda ayudaron a Santo Toribio a construir la iglesia. En el ábside central se venera un icono de factura reciente cuyo autor es Tomino Conti; en el ábside de la derecha la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles (s XVI) y en ábside del Evangelio la imagen yacente de Santo Toribio de Liébana (s XIV).

Una vez salimos del Monasterio, podemos hacer el pequeño recorrido de la llamada ruta de las ermitas. Este paseo consciente a lo largo de la historia, con la estampa pétrea de los Picos de Europa, es un disfrute que nos traslada a esos retiros que los monjes realizaban.

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