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FERMÍN GARCÍA
Campoo de Yuso
Viernes, 13 de diciembre 2019, 15:30
«La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte corre diez pasos más allá. ¿Entonces, para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar». Eduardo Galeano.
Acceso: Desde Reinosa tomamos la carretera CA-171 en dirección Corconte; nada más atravesar el pueblo de Orzales nos desviamos a la derecha para llegar al puente que une Orzales con la península de La Lastra. Atravesamos el puente y al final del mismo se puede dejar el vehículo.
Horario: Entre 4 y 4,30 horas.
Desnivel: Alrededor de 180 metros acumulados.
Recorrido aproximado: Unos 14 kilómetros.
Punto de partida: Junto al puente que une Orzales y la península de La Lastra, 830 msnm.
Cota más elevada: La Lastra, 943 msnm.
Dificultad: Ninguna.
Grado de dureza: Suave.
Cartografía: Hojas 83-III, 83-IV, 108-I y 108-II a 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional.
Época recomendable: Todo el año.
Ubicación: Municipios de Campoo de Yuso y las Rozas de Valdearroyo.
Tipo de ruta: Circular.
Por cualquier lado que rodeemos el pantano del Ebro ... por carretera la lengua de tierra que desde Villayuso y Bustamante se adentra en la lámina de agua parece una isla; esa península va a ser el objetivo de esta marcha sencilla, agradecida y didáctica. Sencilla por su escasa dificultad; agradecida, porque es territorio de aves -el área pertenece a la Red de Natura 2000, es lugar de importancia comunitaria, zona de especial protección para las aves y refugio nacional de aves acuáticas-, y didáctica pues la excursión nos da pie a hacer memoria y recordar que hasta 1921 todo aquello, y lo que se sumerge, era tierra firme, tierras de labrantío.
Arrancamos la marcha desde el otro lado del puente de Orzales, yendo al sur por un buen camino que no dejamos durante unos 20/25 minutos hasta llegar a un portillo que da acceso a unas brañas; desde allí proseguimos hacia el sureste campo a través hasta llegar a un cierro que seguiremos hacia el pantano hasta que encontremos un hueco para cruzar. Una vez franqueado continuamos hacia el este y en cuatro minutos alcanzamos otro cierro, junto al que también seguimos, hacia el sur, hasta llegar a la orilla del embalse, donde encontramos el paso. Para entonces llevamos caminados unos 3 kilómetros.
Nada más cruzar este paso junto al embalse caminamos unos dos minutos por un sendero casi invisible y buscamos en una pequeña colita del embalse un puentuco de madera para pasar (ojo por si alguna tabla no está en buen estado); lo cruzamos, ascendemos unos diez metros y nos topamos con un camino que viene bordeando el pantano. Lo seguimos hacia la derecha muy cerca del embalse y enseguida nos encontramos con una pequeña braña y una caseta de madera a la izquierda del camino. Continuamos hacia el este por ese camino que pronto se convierte en senda; caminamos en todo momento casi al lado de la alambrada que bordea el pantano y buscando la mejor senda, a veces un poco perdida, pero sin excesivas dificultades. En todo momento sin distanciarnos de la alambrada que tenemos a nuestra derecha.
Continuamos hacia adelante, cruzando por otros dos pasos junto a la alambrada del embalse con las que vienen verticales a la misma. Seguimos hasta encontrarnos con una gran valla que no tiene paso y ahí nos iremos hacia el norte en dirección a unos peñascos calizos y en el momento que encontremos un hueco en la valla, cruzamos. Seguimos hacia el este o bien ascendemos un poco hasta la cima de estos peñascos, para volver a descender un poco y buscar el mejor paso para cruzar un pequeño arroyo y pasar a las brañas más al este. Una vez en las mismas, enseguida encontramos una buena cambera y vamos girando al norte, ya que nos encontramos al este de la península, en la zona que llaman el Corral de los Moros.
Seguimos y llegamos al edificio de la infraestructura que en 1982 el MOPU construyó para la Regulación de la Cuenca Alta del Besaya; llevamos caminados nueve kilómetros en poco más de dos horas. A partir de aquí ya tenemos una buena pista asfaltada. A los pocos minutos dejamos a la izquierda otras dos grandes naves que albergan maquinaria para el bombeo del trasvase del Ebro al Besaya. Ya sin dejar la carretera llegamos al pueblo de Bustamante.
Desde allí seguimos hacia Villasuso que está a unos 200 metros; a la entrada de ese pueblo giramos a la izquierda para, al cabo de un kilómetro, seguir al oeste. Ya sin dejar la pista hormigonada que pronto se convierte en camino, en unos tres kilómetros más se llega al punto de partida.
Esta ruta es muy cómoda si exceptuamos algunos pequeños tramos en que las sendas de ganado están un poco cerradas. En el primer tramo del recorrido, por la parte sur de la península, tenemos enfrente los pueblos de Arroyo, Las Rozas, Villanueva y Renedo; si miramos hacia el oeste, nos queda al fondo toda la zona de Brañavieja con las cimas del Tresmares, Cuchillón, Cordel...
El embalse se inauguró en 1952. Riega las tierras del valle del Ebro en las comunidades de Aragón y Cataluña, aunque esto supuso la desaparición de las mejores tierras de cultivo de los municipios de las Rozas de Valdearroyo y Campoo de Yuso, y zonas de Arija y aledaños en la vecina Burgos. Sepultó bajo sus aguas los pueblos de Quintanilla de Bustamante, La Magdalena, Medianedo y Quintanilla. Y como en la construcción de cualquier embalse, también supuso el éxodo de muchos campesinos ante la desaparición de sus pueblos o la anegación por las aguas, de sus mejores tierras de cultivo.
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