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Marco G. Vidart
Santoña
Jueves, 13 de junio 2024
La sensación, por extraña e inusual, es de lo más agradable. Caminar por un monte con el sonido del mar de fondo. Porque no es algo muy habitual que una mole de tierra y roca se eleve justo al lado de la costa. Es lo que sucede en Santoña con el monte Buciero. Mar y montaña a partes iguales y en el mismo sitio.
Varias sendas –cinco en total– tienen al Buciero como protagonista, totalmente o en parte. La más larga es la 1, la denominada 'Faros y Acantilados', que recorre todo su perímetro. Con el Fuerte de San Martín, una antigua fortificación militar que vigila la entrada por mar a Santoña, como inicio del camino, hasta llegar a ese punto hay que andar un pequeño tramo de calle, ya que no se permite acceder con el coche hasta sus inmediaciones más que a vehículos de residentes y autorizados. Una vez llegado al fuerte, otro tramo de asfalto, siempre en un suave ascenso, inicia la ruta.
Unas grandes piedras indican el fin de la carretera y el comienzo del camino por el monte. El firme es, durante buena parte de este primer tramo, piedra suelta. De más o menos calibre, por lo que no está de más extremar un poco más de lo habitual la precaución para no torcerse un pie.
La vegetación envuelve casi literalmente al caminante. Encinas –la especie más abundante–, madroño, el labiérnago, el aladierno y el laurel forman durante gran parte del recorrido un túnel que hace que el camino esté permanentemente en sombra. Aunque tampoco permite ver las imponentes vistas que se intuyen.
Localización: Santoña.
Duración total: 3.15 horas.
Longitud total: 9,5 kilómetros.
Nivel: Fácil.
Tras algo menos de dos kilómetros de recorrido, llega el primer gran claro. Laredo, toda la costa oriental de Cantabria, montañas del interior... Y si el tiempo acompaña y no hay bruma, parte de la costa vizcaína. Merece la pena pararse un buen rato para contemplar el paisaje.
La pendiente, constante en la subida aunque sin porcentajes imposibles, suaviza mientras el camino vuelve a adentrarse en un túnel de vegetación. Una desviación en el camino lleva al famoso Faro del Caballo y añade más distancia a la ruta. Y también bastante más dificultad, porque son unos imponentes 763 escalones. Primero para abajo, y luego, todos para arriba. Buena parte de los senderistas que transitan por la ruta eligen la opción de llegar hasta ese faro que casi toca el mar y luego, volverse a Santoña. Esa 'trisca' de bajar y luego subir el equivalente a más o menos 40 pisos también es considerable.
*Consulta el punto de partida de la ruta. Inicio desde el aparcamiento donde puedes dejar el coche:
La Senda 1 inicia desde ahí un sendero en varias partes llano y en otras tantas, en descenso. Las piedras de antes en el camino dan paso a suelo de monte propiamente dicho. Impone durante el camino que los acantilados están cerca de la ruta, con el fragor de las olas estampanándose contra las rocas como música de fondo.
El camino parece interrumpirse. Un cartel clavado en un árbol indica que se va en la dirección correcta. Ahí empieza el único tramo delicado de la ruta. Primero un ascenso entre rocas, en el que una cuerda a la que asirse ayuda a que la subida sea más segura. Y luego, el descenso. Conviene agarrarse a la cuerda. Da un poco de respeto ver el mar tan cerca. Como siempre, la precaución es una buena compañera de viaje.
El camino vuelve a ser más amable y el faro del Pescador se divisa cerca. Y tras superarlo, todo cambia. El asfalto vuelve a tomar protagonismo, para no abandonarlo ya casi nunca. Una estrecha carretera sigue circunvalando el monte y al poco devuelve la vista de la localidad, con las casas situadas junto a la playa de Berria.
Tras sobrepasar el penal de El Dueso, una señal indica que hay que seguir una pista de cemento, que vuelve a subir hacia arriba. El mar de fondo se entremezcla esta vez con prados, en los que unas cuantas vacas pastan con su habitual desdén por lo que les rodea. Al iniciar el descenso, la vista de Santoña, a la derecha, indica que la Senda 1 empieza a llegar a su fin.
Así, tras unos 9,5 kilómetros de recorrido –sin ese descenso y posterior ascenso al faro del Caballo– que se hacen en algo más de tres horas, el Fuerte de San Martín marca el final de la Senda 1. 'Faros y Acantilados' por el monte Buciero. En Santoña se puede transitar por la montaña justo al lado del mar. Y por inusual, la experiencia es de lo más interesante. Si en otras rutas se puede ver el mar a lo lejos desde las montañas, en esta es el mar el que acompaña durante todo el camino.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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