Con el mar a los pies

Comenzamos a caminar en el aparcamiento y una vez allí se nos presentan dos opciones: o bien, seguir un par de centenar de metros por la playa hacia el este ya teniendo de frente la isla de Santa Marina, o salirnos de la playa por una senda tras bordear el camping y seguirla, siempre hacia el este, senda que discurre un rato por entre pinos. Ignoraremos cualquier desvío. Pronto llegaremos a un pequeño aparcamiento y mirador con unos bancos de madera;desde aquí tenemos una hermosa vista sobre Santander e isla de Santa Marina y la Canaluca. Proseguimos por la senda hacia el este, camino que ya no dejaremos en los cinco kilómetros que nos quedan hasta la Punta de la Canaluca.

Caminaremos por el borde de los acantilados. Pronto bordearemos una gran finca hasta que, al cabo de unos cuatro kilómetros, llegamos al cabo Galizano, desde donde tenemos una magnífica vista tanto hacia el oeste, hacia Santander, como hacia la playa de Langre, a nuestros pies.

Ahora descendemos un poco hasta el pequeño aparcamiento de la playa; lo atravesamos y seguimos la senda litoral bordeando por el sur la playa desde el acantilado hasta llegar a las inmediaciones de la punta de Rodico; aquí veremos un camino a la derecha que conviene seguir porque la alambrada de los prados está tan arrimada a los acantilados que, en algunos sitios, es peligroso seguir la senda por lo expuesta en que está. Después llegamos a una pequeña casa que está a la izquierda; una vez rebasada, nos volvemos a meter en la costa para seguir hasta la punta de la Canaluca, al lado de un regato que desemboca allí.

Desde aquí podemos iniciar el regreso, pero si deseamos llegar hasta la playa de Galizano, la playa de la Canal, tendremos que salir a la urbanización y dar un rodeo para llegar hasta la misma. El camino de vuelta lo haremos por el mismo itinerario.

Desde que comenzamos a caminar en Loredo hasta la playa de Galizano vamos teniendo en todo momento el mar a nuestros pies. Al inicio, al norte y noroeste toda la ciudad de Santander, península de La Magdalena, isla de Mouro y toda la bocana de la bahía. La playa de Langre es una coqueta playita que casi desaparece cuando sube la marea, si bien en marea baja es un placer acudir a este arenal.

Antes o después de terminar la marcha merece la pena acercarnos a la ermita de Ntra. Sra. de Latas. Este santuario es del siglo XVI, aunque según Carmen González Echegaray ya existía un santuario a mediados del siglo IX, aludiendo a un texto de mayo del 857 durante el reinado de Ordoño I. Y en un manuscrito de la biblioteca Menéndez Pelayo se dice que dicho monasterio ya estaba en pie en el siglo VIII. Goza de gran devoción en toda la zona de Ribamontán al Mar, Marina de Cudeyo y demás pueblos de toda esa comarca. Su festividad tiene lugar el 8 de septiembre.