Un recorrido por el Camino artístico

Entre todas las rutas con destino en Compostela reina el Camino Francés, el itinerario clásico del siglo XII, un recorrido descrito en la primera guía existente al uso, el Códice Calixtino, escrito por el clérigo Aymeric Picaud por encargo del Papa Calixto II. Una ruta que arranca en la navarra Roncesvalles, atraviesa La Rioja, Castilla y León y llega a Santiago. Un recorrido de 750 kilómetros de largo de los que unos 450 transcurren por tierras burgalesas, palentinas y leonesas. Un paisaje mesetario unas veces, montañoso otras, en el que se sucede tanto arte románico, gótico y renacentista que esta parte de la ruta es la que concentra mayor número de Bienes de Interés Cultural.

Las etapas del Camino se distribuyen con una media aproximada de 20 kilómetros al día a ritmo de paseo, con lo que se requieren unos veintidós días y medio para completar el Camino Francés que atraviesa Castilla y León. Kilómetros que pasan por Atapuerca, Burgos, Frómista, Carrión de los Condes, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada y Villafranca del Bierzo, entre otras muchas localidades. Los peregrinos, los viajeros, los turistas que recorren estas etapas castellanas y leonesas del Camino Francés, provistos de su reglamentaria credencial, lo que en el medievo era una suerte de salvoconducto, que posibilita que, a la llegada a la Puerta Santa de Santiago se les conceda la denominada «Compostela», documento con el que se les reconoce la realización del camino y la llegada a esa Ítaca gallega que es Santiago, se adentran en un paisaje rectilíneo, de horizonte inalcanzable donde el Sol se esconde regalando esperanzadores atardeceres. Etapas que son una obra de arte.

Los campos feraces de la 'Riojilla burgalesa' y los Montes de Oca es lo primero que se encuentran quienes se disponen a realizar el Camino Francés a su paso por Castilla y León. A continuación se sucede el monasterio de San Juan de Ortega, Atapuerca y Burgos. A partir de aquí uno se adentra en Palencia, la provincia que el románico ha convertido en su hogar. Se cruza el río Pisuerga, uno de tantos que se cruzan, se atraviesan las esclusas del Canal de Castilla, se pasa por Carrión de los Condes, localidad ligada a episodios épicos y legendarios que narran bodas de infantes locales con las hijas del Cid Campeador. Después de las tierras palentinas vienen las leonesas: Sahagún, los ríos Cea y Órbigo y los puentes que los cruzan, que los salvan, páramos y vegas que se convierten en miradores naturales desde los que contemplar una puesta de sol y/o una noche estrellada real y no como la que se inventó Vincent van Gogh. Tras recorrer muchos kilómetros en los que se suceden caminos, trochas y vericuetos se alcanza la ciudad de León, que junto con Burgos son las capitales jacobeas castellanas y leonesas. En tierras leonesas se suceden Astorga y el mítico Monte Teleno, orlado con la Cruz de Ferro, un hito jacobeo y un mojón que avisa al caminante que se dispone a entrar al Bierzo, tierra reivindicativa a las puertas de Galicia, donde el Camino Francés entra en su recta final, donde el peregrino, el viajero y/o el turista está más cerca de conseguir la 'Compostela'.

Del 10 de febrero al 25 de septiembre la localidad palentina de Carrión de los Condes y la leonesa de Sahagún serán las sedes de la XXV edición de Las Edades del Hombre, con el título de 'Ecce Mater Tua'. Las exposiciones se pueden ver en la iglesia de Santa María del Camino y de Santiago en Carrión de los Condes y en el Santuario de la Peregrina y la iglesia de San Tirso de Sahagún, respectivamente. Ambas vertebran una ruta en torno al patrimonio religioso castellano y leonés.