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Mazcuerras -bautizada Luzmela en honor a una novela que Concha Espina ambientó allí-, es tierra de foramontanos que durante la Reconquista partían Saja arriba para repoblar Castilla y, más recientemente, cuna o residencia de escritores, como Víctor de la Serna, Josefina Aldecoa ... o la citada Concha Espina.
Hacia allí encaminamos nuestros pasos esta semana para afrontar una marcha que no defrauda, al del alto del Toral, pues una vez arriba las vistas son incomparables: Peña Sagra, Picos de Europa, Peña Labra, Sierra del Cordel, Castro Valnera. Incluso el mar.
Ficha técnica
Cómo llegar: Mazcuerras se puede alcanzar desde la salida de la A-8 hacia Virgen de la Peña, Cabrojo y Cabezón de la Sal; se toma luego la N-634 y enseguida la CA-812 que lleva a Villanueva de la Peña y, posteriormente, a nuestro destino.
Horario: Entre 5,30 y 6,30 horas
Desnivel: Alrededor de 850 metros acumulados.
Recorrido aproximado: 15 kms. y 5 más si alargamos la marcha hasta el Mozagro y Acebo.
Punto de partida: Mazcuerras, 135 msnm.
Cota más elevada: Alto del Toral, 898 msnm
Dificultad: Ninguna.
Grado de dureza: media por la longitud.
Cartografía: Hojas 57-II y 58_I a 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional (MTN).
Época recomendable: Todo el año.
Ubicación: Municipio de Mazcuerras.
Tipo de ruta: Ida y vuelta.
Paso a paso
Iniciamos la ruta junto al monumento a Concha Espina, en dirección sur, a la izquierda de los viveros, y seguimos hasta donde termina la calle y las casas y nos adentramos por un bonito camino.
Pronto nos encontraremos con un desvío a la izquierda, que ignoramos, para seguir la pista principal que a los 900 metros cruza un puente sobre el río Pulero. Seguimos esta pista que vuelve a atravesar el río un par de veces más hasta que llegamos a una hermosa fuente a la derecha.
Poco después cruzamos una portilla canadiense, seguimos de frente, sin atravesar el río, hasta una nueva bifurcación a unos 200 metros en la que hay una cuadra. Seguimos la pista de la izquierda, por la izquierda de dicha cuadra. La pista comienza a empinarse un poco y no la dejaremos hasta su fin en unas brañas a cuatro kilómetros, poco antes del Castro Cerezo.
Pero retrocedamos un poco: a unos 450 metros después de la cuadra mencionada, ignoraremos el camino que sale a la izquierda en una curva, seguiremos la pista principal. A los cinco kilómetros de la salida, cuando damos vista a la sierra del Escudo, Peña Sagra y Picos, hay una curva cerrada que nos hace seguir hacia el este durante un ratito. Enseguida finaliza la pista en unas brañas.
Seguimos las huellas de los senderos y unos 600 metros más adelante iremos dejando un cierro a nuestra izquierda; poco después el camino sigue entre dos cierros. Cuando el de la izquierda hace un ángulo recto hacia el este tomamos la sendita de la izquierda para ascender al inmediato cueto. Estamos en el alto de Castro Cerezo, lo descendemos hacia el sur y ya seguimos todo hacia arriba por sendas bien marcadas y dejando el cierro a nuestra derecha. Ascendemos al cueto del Arenal y Cotero Lobo, descendemos unos metros y pronto alcanzaremos la alomada cima del alto del Toral.
Quien desee alargar unos cinco kilómetros más hasta los cuetos Mozagro y Acebo sólo tiene que seguir hacia el este, descendiendo hasta las brañas de Entramboscuetos para, a continuación, ascender al Mozagro, descender otro poco y ascender de nuevo al Acebo.
Regresamos por el mismo itinerario hasta un poco antes de Cotero Lobo. Sin ascenderle nos vamos hacia la derecha en diagonal para enlazar con un camino que poco después se convertirá en pista. Todo en descenso durante un poco más de dos kilómetros hasta la primera bifurcación en una curva; iremos a la izquierda haciendo una curva pronunciada. Cuando llegamos al sierro, por encima de una finca, torcemos al suroeste. Ya no dejaremos esta pista principal que nos llevará a cruzar el río Pulero, y desde aquí, por el camino de subida, hasta Mazcuerras.
«Estamos en Malacoria, uno de esos valles incontaminados del sarraceno, que cobijaron a los labriegos, a los monjes y a los artesanos visigóticos, al amparo de las 'cueras', 'corias' o 'escudos' de la orografía cántabra». Víctor de la Serna.
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